Publicado en el periódico La Isla Oeste el 1 de noviembre de 2020 y disponible en su enlace digital https://laislaoeste.com/cuando-la-ideologia-es-el-fin-no-el-medio/
Siendo
estudiante de bachillerato del Colegio de Mayagüez, en mi último año de estudio
tomé varias clases con un profesor que me marcó por siempre. El Dr. Richard
Straut brindaba cursos como el de derecho constitucional, teoría política y el
de ideología política. Tal vez algún lector le recuerda.
En
plena etapa de joven adulto y con la tradición política puertorriqueña en
nuestra espalda, muchos de los planteamientos le considerábamos incorrectos. Un
ejemplo de ello fue en la clase de ideología política donde comenzó indicando,
a su juicio, que las ideologías llegaban a unirse por más separadas que
estuvieran. Dibujó un diagrama circular en la pizarra de tiza donde comenzó a
escribir las diferentes ideologías siguiendo las manecillas del reloj. Una por
una de las ideologías marcadas, comenzando con el liberalismo hasta el
socialismo. En ese entonces eran las más cercanas porque utilizaban los mismos
mecanismos. Aún hoy día, sin ser científico político, en muchas ocasiones
observo elementos explicados por Straut. Con nostalgia recuerdo que mucho del
estudiantado en el programa decían que estaba un poco fuera de la realidad.
En
la última década del siglo XX conocí al distinguido Dr. Arturo Torrecilla, en
el programa de sociología del Recinto de Río Piedras. Fue en el curso de debates
teóricos de la sociología contemporánea. En el curso un día surgió el asunto de
las ideologías. Ahí nos explicó que el problema con las ideologías es que en
muchos casos se convierte en el fin y no el medio. Presentó varios ejemplos,
que aún conservan pertinencia en las cosas que ocurren a diario. Confieso que,
aunque sociólogo, es poco lo que trabajo con las ideologías y mucho menos de
tipo políticas.
En
los pasados días el debate político puertorriqueño se ha centrado en las
posiciones ideológicas de condición política. Quienes profesan que Puerto Rico
se convierta en el estado 51, indican que continuarán con los procesos
electorales, aunque no reciban el aval de quien tiene el poder decisional. Su argumento
va dirigido a que en algún momento se reconocerá ese estatus político.
Por
otro lado, están los que entienden que existe una diferencia marcada entre
soberanistas y estadolibristas. De hecho, el mecanismo para atraer votos se dirige
a la cercanía de unión permanente y quienes están un poco más alejado.
Interesante que estas posiciones provienen de un debate desde sus orígenes en
la institución que la profesa.
Por
último, vamos a encontrar los que desean separarse completamente. Esta posición
proviene desde el siglo XIX cuando surgieron los primeros fermentos de
liberación motivados por los movimientos libertadores de las antiguas colonias
españolas en el nuevo mundo.
Nos
ocupa que, en muchos casos, el debate entre estas tres posiciones va dirigido a
una posición ideológica. De hecho, cuando se trata de problemas, sin importar
el que sea (social, económico, religioso), dos de ellas se limitan a decir que
con este o cual estatus se resuelve la situación como por arte de magia. Una
insiste en que primero hay que trabajar estos problemas y luego sobre la
condición política.
Ya
veo los comentarios y críticas a estos párrafos. No obstante, lo aprendido me
hace pensar que existen docentes adelantados a su época y que observan muy bien
la sociedad puertorriqueña.
No comments:
Post a Comment