Thursday, May 8, 2014

Librería Isla Invita a Presentación de Libro





Presentación  del libro Respeto, Justicia y Dignidad:
Historia laboral del Parque de la Cavernas del Río Camuy
Nelson Arnaldo Vera Hernández
 
            La historia del movimiento  obrero puertorriqueño comienza con los trabajos historiográficos de Salvador Brau, Labor Gómez Acevedo y Luis M. Díaz Soler con su historia de la esclavitud. No debemos olvidar que la clase trabajadora puertorriqueña tiene sus raíces en los esclavos negros y en los semiesclavos jornaleros del siglo XIX. 
            La nueva historia de los años de 1970 retoma el tema de la historia del movimiento obrero con trabajos novedosos como los de Ángel G. Quintero, Gervasio L. García, Miles Galvin, en cierta medida algunos trabajos de Fernando Picó.   Desde las filas del propio movimiento obrero también se habían escrito algunas historias como las César Andreu Iglesias y Juan A. Silen.  Luego con la hegemonía en el campo de la historia y las ciencias sociales de las teorías del giro lingüístico, el posmodernismo y el fin de la historia el tema se deja a un lado.  La historia como disciplina comienza a centrarse en temas a mi entender un tanto abstractos e irrelevantes para el país.   Claro en toda generalización siempre hay márgenes de error. 
            No obstante, siempre hay historiadores como el autor del libro del cual hoy voy a hablarles, que llenan de esperanza a la historiografía puertorriqueña. Nelson A. Vera Hernández nos relata la épica colectiva de un grupo de trabajadores de la Administración de Terrenos, específicamente los trabajadores de las Cavernas de Camuy, en su lucha por organizarse y constituir un sindicato o unión.  En su libro Respeto, Justicia y Dignidad: Historia laboral del Parque de las Cavernas de Camuy publicado por Isla Negra Editores.
            En el primer capítulo, Vera Hernández nos ofrece una introducción general sobre la historia del movimiento obrero puertorriqueño hasta la Confederación General de Trabajadores y las acciones sindicales de la UTIER a finales de la década de 1970.  La introducción es pertinente para ver en perspectiva y en continuidad  la lucha que los trabajadores de la Administración de Terrenos y del Parque de las Cavernas de Camuy llevaron a cabo por organizarse sindicalmente entre finales de la década de 1980 y principios de la década de los noventa. 
            En los capítulos 2 y 3, Vera nos relata de forma pormenorizada y con fuentes primarias, el compromiso de los trabajadores para con sus centro de trabajo y sus labores en el Parque de la Cavernas de Camuy, y los inicios de la organización sindical.  Al principio, la Unión fue derrotada por los trabajadores en las primeras elecciones con la indebida intromisión del patrono.  Sin embargo, la consistencia, perseverancia y disciplina sumado a la prepotencia y arrogancia de las acciones patronales llevaron a que la mayoría de los trabajadores apoyaran a la Unión.  Cabe destacar la solidaridad de otros sectores del movimiento sindical como la Confederación Puertorriqueña de Trabajadores y la UTIER.
            También, se relata de forma detallada las acciones del patrono, y de los trabajadores aliados al mismo, por evitar la organización de la Unión Independiente de Empleados de la Administración de Terrenos, UIEAT.  La organización de los trabajadores en sus centros de trabajo es una de la manifestaciones de liberación más importantes que evidencia la lucha de clases.  La jornada de trabajo es un tiempo en donde el trabajador, obrero u empleado no dispone de su libertad de pensamiento ni de movimiento.  En ese tiempo de trabajo, el obrero pertenece de forma total al patrono, está sujeto a la dictadura del  capital como nos enseñara Carlos Marx en El Capital o como expresara Pedro Albizu Campos a la plutocracia extranjera, recordando que el gobierno patrono de nuestro país es extranjero.  Marx  en el capítulo 8 del primer volumen de El Capital titulado, La Jornada de Trabajo nos dice al respecto:

Nos encontramos, …, con la verdad, harto fácil de comprender, de que el obrero no es, desde que nace hasta que muere, más que fuerza de trabajo; por tanto, todo su tiempo disponible es, por obra de la naturaleza y por obra del derecho, tiempo de trabajo y pertenece, como lógico, al capital para su incrementación.   Timepo para formarse una cultura humana, para perfeccionarse espiritualmente, para cumplir las funciones sociales del hombre, de la vida humana …. ¡todo una pura pamema!  En su impulso ciego y desmedido, en su hambre canina devoradora de trabajo excedente, el capital no sólo derrriba las barreras morales, sino que derriba también las barreras puramente físicas de la jornada de trabajo. (207)

Partiendo de la comprensión de ese poder es que debemos entender las acciones violentas del patrono contra los empleados de la Administración de Terrenos.   El patrono no quiere ceder su poder ante la organización sindical colectiva de sus trabajadores.  De ahí, que la organización sindical constituya un acto de liberación individual y colectiva de los trabajadores.  Como nos dice Vera Hernández en su historia: 

El proceso organizativo que realizó la UIEAT fue realizado dentro de un marco de apoderamiento social que enfrentó el poder político, social y económico de la época. Resultó en ofrecer el apoderamiento del pueblo trabajador a través de la UIEAT en momentos que el discurso general hablaba del decrecimiento en ideas laborales.  La voz del movimiento obrero a finales del siglo XX fue escuchada a través de la UIEAT.  Esta sindical utilizó muy bien el vehículo de reconocimiento que brindaba la Central Puertorriqueña de Trabajadores, para apoderar a unos trabajadores con herramientas oficiales en lo económico y político en la década del 80. (163)

Una de las acciones más violentas del patrono de la AT fue el despido de 18 empleados  que conformaron parte de las acciones sindicales en el Parque de la Cavernas.  El despido, el dejar sin trabajo a un empleado o trabajador es una de las acciones más violentas pues condenas al ser humano al hambre y a la desesperación.  La UIEAT luchó por la reposición de sus empleados pero aún así la huella de la violencia patronal no se borra de la vida concreta material tan fácilmente. 
En el capítulo 4, el autor nos presenta de forma detallada a sus compañeros de lucha sindical.  Recordando que la historia material la hacen hombres y mujeres de piel y esqueleto.
Hace bien el historiador al plantear la importancia de la organización de la UIEAT.  El contexto histórico en que se organiza esta unión no era el más propicio no solo por que las ideas laborales y sindicales no estaban de moda si no por varias razones que apuntaré: 

1.      Caída de la Unión Soviética
2.      El auge de las ideas neoliberales en el contexto del gobierno y la academia puertorriqueña.
3.      El auge de ideas como el fin de la historia y el giro lingüístico en donde se daba como ganador absoluto de la humanidad a la economía de mercado capitalista.
4.      Y la saña que los dos partidos coloniales principales de nuestro país han tenido siempre con la organización colectiva de los trabajadores.

Otro aspecto que merece ser anotado es que la UIEAT se organiza como unión independiente antes de la tercera embestida de la AFL-CIO y su sindicalismo corporativo que se generalizó en las uniones de los empleados públicos con la aprobación de la Ley 45.  La UIEAT es una de las últimas gestas sindicales heredera del sindicalismo independiente que forjaran líderes sindicales como Pedro Grant desde las décadas de 1960 y 1970.
Invito a la lectura y estudio de este excelente trabajo sobre la organización sindical de los empleados de la Administración de Terrenos, específicamente la lucha de los trabajadores del Parque de las Cavernas de Camuy.   Antes de terminar mis breves palabras, la historia que leemos en el texto de Nelson Arnaldo Vera Hernández no es solo una reconstrucción histórica académica si no que forma parte de su experiencia vital,  estoy seguro que ayudó en la formación del ser humano que hoy se gana la vida en un salón de clases de nuestra Universidad de Puerto Rico.  Gracias Nelson, por esta historia.

              Raúl Guadalupe de Jesús, Ph.D.
              Librería Isla, 10 de mayo de 2014





Respeto, justicia y dignidad: historia laboral del
Parque de las Cavernas del Río Camuy
de Nelson Vera Hernández, Isla Negra, 2014 

            Este libro presenta una detallada cronología de la formación de primer sindicato de los empleados del Parque de las Cavernas del Río Camuy. Divido en dos partes la primera, a manera de introducción, refleja el marco teórico e historiográfico utilizado por el autor.  Resalta de esta parte, el dominio del tema y trae ecos de la generación de la nueva historia puertorriqueña, contrastando con las tendencias fundamentadas en el uso extenso de  la teoría,  tan de moda en la academia actualmente, particularmente desde la década del noventa. La contextualización del tema y sus antecedentes, tanto en el caso de  la isla como en otros lugares, sirve de punto de partida, para, en la segunda parte exponer el tema central del libro con la creación de un nuevo sindicato. 
Este trabajo representa un estudio detallado de un proceso sindicalista en el momento histórico, (fines de los años 80 y principios de la década del 90) cuando es el último término de Rafael Hernández Colón en la gobernación y es el momento final del turnismo político del binomio PNP/PPD o Romero/RHC.  Es también la época de la hegemonía republicana en los EE UU y del tatcherismo en Gran Bretaña, regímenes bajo los cuales comenzó la prédica de la receta neoliberal teorizada originalmente por Friedrich Von Hayek como antítesis del keynesianismo new dealer,  y reciclada por Milton Friedman y los “muchachos” de la escuela de Chicago, fue  ensayada  entre otros, tanto en los mineros británicos, como los controladores de tráfico aéreo estadounidense, y además, en la  Latinoamérica de la década perdida. También fue la ideología du jour del miterandismo, que le quitó lo de Socialista al Partido francés, e inició el proceso de renuncia a reclamos históricos de la social democracia internacional. Eran los inicios de la fiesta de las privatizaciones y desregulaciones que nos han llevado a la catástrofe actual. 
            En el espacio criollo, los intentos de incorporar las nuevas corrientes de los aprendices de brujos de la economía apenas se estaba ensayando con el intento de la venta de la Compañía Telefónica a intereses españoles.  Era la campaña de la no tan afortunada vaca Fortunata, y el jingle de Danny Rivera, que sus lp's quemados le costó ( o le ganó?).  También fue la era de la venta de Puerto Rico al mundo. Viajes oficiales a Japón, Inglaterra y sobre todo a España. Pabellones y quintos centenarios servían de fondo a la última recesión económica, que se manifestaba en la isla en medio de las diferentes amenazas a  la existencia de las 936 y con el abandono del barco del gobernador y la subsiguiente  campaña electoral entre una incierta heredera del muñocismo desfasado y el médico cirujano presuntamente anti-político y cara nueva del Gran Periódico de entonces y ahora.  Un fantasma además recorría la farándula electoral insular: la independencia, luego travestida en el engendro de República Asociada, profetizada por Juanma García Passalacqua en el 1987,  a manera de inexplicable homenaje del departamento de Estado en Washington a los 500 años de la celebrada visita española. La larga noche de los quinientos años, cuya festejo no evitó que los electores boricuas, siempre prestos a encontrar cualquier excusa para votar por lo mismo, derrotaran en años consecutivos  los  alegados “derechos democráticos”  de un referendo que más que de derechos democráticos era un sí o no a Hernández Colón, y, en las elecciones generales del '92, a la hija del prócer convertido en aeropuerto.  Puerto Rico era entonces, como sigue siendo ahora, un país colmado hasta el agotamiento de ideas, de ideólogos y de ideologías legitimadoras de un poder caduco. 
            Tratar de construir un sindicato, en las Carvernas de Camuy, representó un gran reto, considerando los vientos que soplaban en el momento.  En la interesante crónica de este proceso, el autor y testigo relata lo que resulta ser la obstinación gubernamental, con su mezcla de apatía y mezquindad en un esfuerzo inútil por  tratar de evitar lo inevitable.  Es de notar que en aquel momento todavía existiese algún grado de institucionalidad en las instrumentalidades gubernamentales (Junta de Relaciones del Trabajo, el Juez Hermida desde el tribunal) como para que los obreros tuviesen al menos dónde llevar sus agravios con el proceso contaminado por  violaciones del patrono a las propias leyes laborales del estado.    La toma de conciencia y la persistencia de los trabajadores ante el reto de la constante negativa, y sobre todo el espíritu democrático y participativo que se relatan en el texto, fueron claves ante una actitud de atropello y persecución que en última instancia perjudicó los intereses de mismo gobierno. Resulta  irónico que finalmente la paz se lograra en el contexto de la transición política del PPD al PNP, de RHC a Rosselló.  Irónico que fuera así, viniendo de una administración que en los años noventa se caracterizaría, con la venta nebulosa de la Compañía Telefónica a la GTE,  por haberle asestado el golpe más severo a la clase obrera en la historia del posmuñocismo laboral.  Golpe este, del cual, ésta todavía no se ha recuperado.  Sirva pues, este trabajo para difundir a través de la micro historia este particular proceso y para además estimular la investigación histórica, tanto en este caso como en otros similares.  Sería interesante ver lo acontecido a partir de los eventos relatados en el libro.
            En este momento en el que se siguen predicando loas privatizaciones como cura pretendida de los males que el capitalismo nos causa, vale la pena echar una mirada a la lucha de los trabajadores por los derechos que se regalan a través de las mismas.

Dr. Anthony Fernández
Librería Isla, 10 de mayo de 2014                  



Respeto, justicia y dignidad: historia laboral del
Parque de las Cavernas del Río Camuy
de Nelson Vera Hernández, Isla Negra, 2013
 
Estimado Dr. Vera:

He leído su libro unas veces con la curiosidad de conocer que va a pasar después y otras identificándome con los que luchaban y aún luchan por defender sus ideas y sus posturas. Procurar las más justas condiciones de trabajo y el mejor estar de los suyos es un derecho de todo individuo. Es evidente que la intención primaria del autor es centrarse en el esfuerzo de la organización colectiva de los empleados del Parque de las Cavernas del Río Camuy y la certificación de la UIEAT. Sin embargo, para darle solidez y perspectiva al tema, se ocupa cuidadosamente de presentar un trasfondo de lo que ha sido el afán y la causa del movimiento obrero en Puerto Rico, desde luego, sin eludir las corrientes externas que lo influenciaron. Ciertamente, ese marco de referencia es esencial para dar énfasis y vida propia al recuento del conflicto que se propone traer a la atención del lector. Puede colegirse que las vicisitudes que sufrieron para organizarse los empleados del Parque de las Cavernas son típicas de los escollos que, con algunas variantes, ha tenido que superar el movimiento laboral del país.

La curiosidad excedió mis expectativas al descubrir que el autor es uno de los actores principales en el transcurso del conflicto enfrentado. Ni remota idea tenía de que hubiera estado activo usted en el movimiento laboral del país y menos presidir una unión a los veintisiete años. Dudo que haya habido otro presidente igual o más joven desde entonces.

Los dos últimos capítulos me parecieron la lectura de una novela, pero no con una trama producto de la imaginación, sino de la vida real auténtica. Los hechos fielmente presentados invitan a leer sin interrupción. Así lo hice y, a la vez, esperando y anticipando el desenlace. Como era de esperarse la unión se certificó. Erré parcialmente en mi juicio, sólo dos trabajadores fueron restituidos y uno, como ocurre siempre que la justicia es vaga, no alcanzó a enterarse de la reintegración. Los otros, incluyendo al autor tomaron otros rumbos como es de anticiparse cuando ocurren estas coyunturas. Seguramente el episodio sirvió para reorientar el norte de los que anidaban metas en su interior. Esta vez la mayoría aprovechó para voltear sus perspectivas y probablemente terminó beneficiándose.

Concurro con el prologuista en que este libro en torno a la Unión Independiente de Empleados de la Administración de Terrenos insta a continuar develando la historia laboral contemporánea del país. Creo que no es mucho lo que se ha escrito sobre el tema. Su libro abre la puerta para que otros abunden sobre el particular. Confío en que su valiosa contribución reciba el mérito que ella encierra, particularmente para los que tienen interés especial en la materia.

Lo felicito por haber tenido el tesón y la perseverancia para escribir esta obra, tarea nada sencilla. Publicar en Puerto Rico es una faena titánica mayormente para el que se inicia en estos menesteres. Aprovecho para agradecerla gentileza de regalarme un ejemplar de su libro y de imprimir de su puño y letra la dedicatoria a este servidor en una de sus páginas. Mis parabienes.

PRR
Mayagüez, Puerto Rico



Domingo 06 de Julio de 2014 08:49 Daniel Nina  clics: 17  Sección: Página 0 - critica literaria

Hay una hermosa película española que se titula Los lunes al sol (Dir. Fernando de León Aranoa, España, 2002) que cuenta la historia de unos obreros del puerto de Vigo, España, que se quedan sin trabajo cuando los astilleros cierran. Es sin lugar a dudas una historia triste, de vidas tristes y de un futuro lleno de tristeza. ¿Por qué? Porque en la gran lucha histórica entre el capital y las formas múltiples de valor de cambio, el valor-trabajo, ese que se representa por una persona llamada obrero u obrera, siempre estos últimos tienen la peor parte en la conversación. En particular, porque el eslabón de las fuerzas sociales de producción, donde en la teoría clásica del marxismo, el hombre y la mujer se ven obligados a vender su fuerza de trabajo, la relación con el comprador, sea el burgués o el capital corporativo, siempre es desproporcionada. En otras palabras, el capital siempre gana.

Ese final poco feliz donde el capital siempre gana, es el que se masifica diariamente, y el que nos lleva a tomar posiciones altamente patronales, corporativas y más que nada contrarias a los intereses de clase de nuestros iguales: los obreros y obreras, empleados asalariados, unionados o no. La película Los lunes al sol me lleva a pensar en Puerto Rico 2014, viviendo a través de una de las crisis socio-económicas más complejas que hayamos vivido en años, donde ante la incapacidad del gobierno de honrar sus obligaciones contractuales con los prestamistas del gobierno (los llamados bonistas) y la presión de las casas evaluadoras de la capacidad del gobierno de pagar (las llamadas casas acreditadoras) se impone como fiat político la destrucción de los convenios colectivos existentes, y la puesta sobre la mesa de la eliminación de sindicatos y otras formas de vida unionada en Puerto Rico. Lo cómico es que el discurso dominante hoy en Puerto Rico, ese que la prensa corporativa y los sistemas mediáticos de comunicación han asumido, es uno patronal y anti-sindical. ¿Pero cómo y por qué los boricuas se van del lado de los más fuertes?

Posiblemente la razón del sentimiento tan anti-sindical que vive hoy Puerto Rico se deba en parte, y digo en parte, a que vivimos el punto de la menor participación laboral en la historia formal del país. Con apenas un 39.2 por ciento de la fuerza laboral activa trabajando, y ante la pérdida poblacional de 100 mil personas en edades productivas, uno podría pensar que algo pasó en la psiquis local: se piensa como patrono y no como asalariado u obrero, pues casi no quedan de estos últimos. Por otro lado, posiblemente se desconoce la historia de los movimientos populares, de obreros y obreras, de sindicatos y de las luchas sociales en Puerto Rico. Es aquí donde la obra del Dr. Nelson Arnaldo Vera Hernández se hace monumental.

El Dr. Vera Hernández es un destacado historiador del movimiento obrero y formas populares de lucha en Puerto Rico. Catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Aguadilla, y más que nada hoy recomendado y confirmado para ocupar la silla de Rector de dicho recinto, el Dr. Vera Hernández se ha preocupado en el devenir de su trabajo académico, de contarnos la historia de los pequeños, de los poco significantes. Se trata de contar, a través de microhistoria, importantes relatos que se tornan en un eslabón de grandes luchas sociales.

Respeto, justicia, dignidad: historia laboral del parque de las cavernas del Rio Camuy (Isla Negra Editores, San Juan, 2013) es un importante y hoy sumamente relevante trabajo sobre la micro-historia del movimiento obrero unionado en Puerto Rico. El libro se concentra en las luchas sociales entre un parque recreativo de aguas subterráneas, llamado el Parque de las Cavernas de Río Camuy y la emergencia del primer sindicato de los empleados de dicha unidad laboral. Allí durante el periodo de 1986 a 1991, se desarrolló un activismo laboral que condujo eventualmente a la ratificación de la Unión Independiente de Empleados de la Administración de Terrenos (UIEAT) a certificarse como la unión representativa de los empleados. En segunda elección en el 1991, con 99 votos a favor y 50 en contra, se certificó a esta unión.

Pero para contarnos ese proceso que conduce en un periodo de cinco años de luchas sindicales a que se certifique a esta unión, el Dr. Vera Hernández nos lleva por un recuento inicial del movimiento obrero, campesino y popular de Puerto Rico durante el Siglo 19 y primera mitad del Siglo 20. Es en la segunda mitad del Siglo XX, donde el autor nos explica como las condiciones de vida en el país se van poniendo más difíciles, y esto nos lleva a un punto de antagonismo entre el capital, el gobierno que se convirtió en el principal patrono del país, y el movimiento obrero, sindicalizado o no. Es en la última etapa del Siglo XX (1980 a 2000), que sindicatos como la UIEAT entran en juego. El patrono principal, el gobierno, tiene múltiples instancias laborales, las cuales una a una se van organizando a través de sindicatos.

Luego de certificarse como la unión correspondiente al Parque de las Cavernas del Rio Camuy, la UIEAT se convierte en el gestor de la reincorporación de 18 empleados que a fines de la década de 1980, habían sido despedidos. Esto lo hicieron de forma exitosa y los empleados fueron reincorporados a su trabajo.

Lo bonito de la historia, más allá de la pasión y entusiasmo con que lo cuenta el Dr. Vera Hernández, es que se trata de la vida de gente “pequeña” metidas en un pueblo de isla del norte, que se dedican a un tipo de producción inusual: el entretenimiento ecológico. Para mí aquí yace la sabiduría de la historia, contada y vivida. El fuerte del libro es recopilar data de historias de la vida común que de ordinario pasarían de forma inadvertida. El Dr. Vera Hernández nos cuenta de forma exitosa, en una introducción, cinco capítulos y una conclusión, en un total de 180 páginas, la historia del movimiento obrero en Puerto Rico, el Parque de las Cavernas del Río Camuy y la UIEAT.

Pero, todo libro tiene un valor, no solo por su existencia sino por el contexto en que se publica. En esa medida, el libro del Dr. Vera Hernández es de suma importancia en el verano del 2014, cuando el puertorriqueño promedio habla y se expresa como si fuera un patrono. El libro nos recuerda que tenemos una larga historia de luchas sociales, donde el movimiento obrero unionado y no unionado, ha luchado por su respeto, justicia y dignidad.

Los lunes pueden ser al sol. Esperando que caiga algo, como en la película española. En las Cavernas de Camuy, los lunes son de lucha. ¡Adelante Dr. Vera Hernández que venga el próximo libro!