Tuesday, October 20, 2020

Otra consecuencia de la educación remota

 

Publicado en el rotativo digital La Isla Oeste el 20 de octubre de 2020 disponible en su versión digital en el enlace siguiente https://laislaoeste.com/comentario-otra-consecuencia-de-la-educacion-remota/

 

Desde el mes de marzo de este año 2020, la educación en Puerto Rico pasó de una tradicional a una remota. Han sido varios los escritos en los cuales he focalizado sobre este asunto. Van desde los retos, la supervisión, la falta de preparación y el poco aprendizaje. Muchas alertas, poca acción gubernamental. No obstante, se considera abrir las clases presenciales. Estoy claro de la importancia de la socialización en el compartir presencial en las clases, pero debe ser de manera responsable.  

 

En sociología le prestamos mucha atención al concepto socialización. Este proceso mediante el cual se aprende la cultura y lo social. Esta puede ser formal (a través de un proceso estructurado y sistemático) o informal (mediante la práctica cotidiana del compartir con pares).

 

Teóricos y teóricas en sociología indican que el elemento de compartir para aprender es mucho más significativo si lo hacemos de manera presencial. Por algo Aristóteles decía que el humano es un “animal social”. Son experiencias vitales para su evolución al compartir con los demás integrantes sociales.

 

Todos los seres humanos necesitamos de un espacio donde podamos presentarnos como entes vivos que pensamos, sufrimos, creamos, entre otras. La escuela presencial permite ese espacio. Conocer las personas por su comportamiento representa la mejor forma de percatarnos que la vida es una difícil. Que encontraremos personas en todo nuestro devenir que nos apoyan y quienes no tanto.

 

Ya espero los comentarios de que en la escuela remota también existe socialización a través de los mecanismos sincrónicos. También que es un proceso de cambio hacia el futuro. Que lo único que diferencia es el contacto presencial. A estos comentarios les digo que en parte tienen razón. Pero un abrazo, un beso, una palmada en el hombro o la espalda, un buen apretón de manos jamás compara con solo ver de lejos. Por algo la preocupación de profesionales de la salud mental sobre lo que observan en tiempos de pandemia y confinamiento.

 

Por ello presento en este espacio varias preguntas para reflexión. ¿Cómo serán las personas en el futuro con la poca socialización asertiva que carecemos hoy? ¿Cómo sobrevivirán las futuras generaciones ante situaciones que llegarán sin el contacto presencial con otros y otras? ¿Se fortalecerán los valores de convivencia social? ¿Se evitará el egocentrismo y el etnocentrismo desmedido de ciertos grupos o individuos?

 

Honestamente, son preguntas que las futuras generaciones de estudiosos de la sociología deberían ir tomando en consideración al momento de presentar sus investigaciones de título. Los que hoy vemos lo que a simple vista no se puede ver en los demás, levantamos el sonido de las alarmas para que no digan: fuimos inadvertidos.

 

Es necesario pensar sobre las consecuencias a largo plazo de la poca socialización con la escuela remota. No obstante, las de corto plazo sobre la salud de menores y adolescentes, son de igual ante el aumento de casos en esta población. Esperemos se pongan en la balanza ambas.   

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