La reciente visita al Parque de las Cavernas del Río Camuy fue
suficiente para preguntarnos cómo se formó y desarrolló el mismo. En la
búsqueda inicial encontramos que el Parque abrió al público en diciembre 1986.
Su propietario original era la Administración de Terrenos[1].
Hoy día dicho Parque está bajo la estructura de la Oficina de Parques
Nacionales de Puerto Rico. No obstante, fue en marzo de 1986, que comenzó la
etapa de adiestramiento de los guías turísticos, bajo la tutela del Lcdo. José
Martínez Oquendo.
El adiestramiento de guías fue dirigido a brindar información al
público, primeros auxilios, relaciones humanas, expresión oral y no verbal,
conocimiento en espeleología y de Puerto Rico en general, entre otros. Iniciaba
la tarea a las 8:00 a.m. y terminaba cerca de las 3:00 p.m. dos días en la
semana y tres de práctica en la Cueva Clara de Empalme. Para cada una de las
tareas había que pasar una prueba que avaluara el trabajo. Quienes no aprobaran,
eran descartados. Se partía del supuesto que desposeían las cualidades
necesarias para la función a realizar. En septiembre de 1986 los guías
turísticos que aprobaron el curso, se les confirió un nombramiento como
empleados transitorios. De hecho, algunos guías recibieron órdenes de viaje con
el propósito de realizar trabajos de promoción y conferencias a todos los
pueblos de Puerto Rico.
En octubre de 1986, la AT decidió participar de la Convención de Dueños
de Cuevas y Cavernas en Saint Louis, Missouri. La AT deseaba mercadear las
Cavernas y presentar datos de las mismas. La agencia instruyó a Martínez
Oquendo para decidir cuáles guías turísticos harían el viaje. Entre los criterios
para la selección estaban: dominio del inglés, conocimiento de las cavernas,
calidad en expresión oral, dominio escénico y el resultado del adiestramiento.
El objetivo no escrito era seguir motivando a los guías para mantener un
trabajo soberbio.
La selección de Martínez Oquendo coincidía con observaciones de la prensa
nacional puertorriqueña y otros. La prensa resaltó la ejecutoria de los guías
turísticos desde el inicio de labores en las Cavernas y continuaban las
expresiones similares en comunicaciones posteriores. Un ejemplo de ello fue la
carta enviada Raúl Touzun Aguilera[2].
En la nota felicita al gobierno por el Parque de las Cavernas y hace hincapié a
todo el personal de las instalaciones “en especial a Nelson, nuestro guía”. Otra
comunicación que comprobaba la selección de Martínez fue la enviada por el
señor alcalde del municipio de Camuy, José Irizarry Rivera en 1987. En la comunicación
resaltó el alcalde la labor, experiencia, preparación académica y otros
atributos del personal.
El 1 de febrero de 1989, se recibía otra comunicación. Esta vez Wilma
Rosario, del municipio de Carolina, Puerto Rico. Rosario narró una situación
que le ocurrió en el recorrido a la Cueva Clara de Empalme[3].
Su suegro sufrió un percance y varios guías turísticos fueron quienes
atendieron con premura la urgencia. Estos guías fueron Janet González, Gladys
(Iris) Acevedo, Edgardo Ramos y Nelson Vera. Nuevamente se demostró la
responsabilidad y sentido de pertenencia con la que trabajaban los guías
turísticos.
El compromiso laboral de los guías turísticos con la agencia y las
Cavernas continuó a través de los años. Como ejemplo fue la serie de
recomendaciones que hicieron para las nuevas instalaciones del Sumidero Tres
Pueblos[4]
entre ellas la de agosto de 1989 sobre varias preocupaciones. La primera
relacionada a la seguridad entre las rampas de observación y el camino
entablado. La segunda fue dirigida a la falta de fuentes agua potable en las
rampas de acceso para el personal y el público visitante. Como tercera
preocupación fue sobre la logística a seguir una vez llegara el público.
Debemos aclarar que la logística de servicio, en la Cueva Clara, estuvo
definida con muchos meses de anticipación bajo las recomendaciones y
coordinación de Martínez Oquendo[5];
la forma de acceder de los choferes debidamente practicada en las curvas, casos
de emergencia y en la rampa de llegada; la comunicación con los operadores de
acceso; todo había sido parte del adiestramiento. No obstante, se desconocía
cómo operaría Tres Pueblos a sólo un mes de la fecha tentativa para abrir las
facilidades.
El 5 de septiembre de 1989 los guías enviaron otra comunicación. Esta
vez sobre un programa de promoción y problemas que se observan en las Cavernas.
Algunos de los temas presentes en la comunicación estaban: 1) “el poco
rendimiento en ciertas áreas de trabajo, que traen malestar y óseo constante
entre ciertos compañeros” y 2) “la merma en ingresos por venta de boletos en ciertas épocas del año”. Para ambas preocupaciones
se identifica la causal de “poca, pobre y deficiente comunicación pública”. Se
concibió hacer hincapié en un programa de promoción de las nuevas atracciones
del Parque. Por lo tanto, el área de mayor problema estaba en las relaciones
públicas.
sobre el Sumidero Tres Pueblos
Las comunicaciones demostraban el compromiso del personal con su labor[6].
Es por ello que en septiembre de 1989 se le brindó seguimiento a la
comunicación del 28 de agosto. En esta
ocasión se presentó un croquis sobre la logística para atender al público una
vez abrieran las nuevas atracciones de Tres Pueblos. El dibujo, hecho de manera
rústica y con la sola asesoría del buen deseo de cooperar, demostró la forma de
recibir al público y la logística al sumidero. Nótese que se había tomado en
consideración el nuevo edificio y sus diferentes espacios. Debemos aclarar que
la recomendación fue aceptada y las observaciones acertadas.
Hoy día, 25 años después, sólo unos cuatro guías turísticos realizan
labor en las instalaciones. Dos a tiempo parcial (que no contaron con el
adiestramiento original) y dos originales que continúan labores de llevar
público a la cueva[7]
pero, esta vez, con el servicio de “audioguías”. Todos ellos representan parte
del grupo que iniciara en 1986, el viaje de unas de las atracciones turísticas principales
en las décadas del 80 y 90 en Puerto Rico. Hoy el estado de las instalaciones y
la falta de reconocimiento de las sugerencias de empleados del Parque, hacen
que se olvide sus gestiones laborales iniciales.
[1]
Desde este momento en adelante utilizaré el concepto Cavernas para referirme al
Parque y las letras AT para la Administración de Terrenos.
[2]
Raúl Touzun Aguilera, El Nuevo Día,
14 de febrero de 1987.
[3]
La Cueva Clara de Empalme fue la primera atracción que se desarrolló para el público
general. Su recorrido estaba dentro de cuarenta minutos de travesía dentro de
la cueva y unos 15 minutos de viaje en trolley
hasta su entrada. Una vez en el interior todo se hacía caminando. La logística utilizada
en ese momento era que habían dos guías turísticos. Uno de los guías estaba al
frente del grupo presentando la información y contestando preguntas. El segundo
guía se mantenía en la retaguardia del grupo con el propósito de proteger tanto
a los visitantes como la cueva y de seguridad en caso de emergencia. Las instrucciones
en ese momento era que de haber una persona que no pudiera continuar el
recorrido, por cualquier situación el guía en la retaguardia buscaba ayuda de
los otros guías en la cueva y trasladaban a la persona en la situación fuera de
la cueva y de ahí en trolley hasta la
superficie. Fueron muchas las ocasiones que este trabajo hubo que realizarlo y
rindió mucho éxito. Hoy día este tipo de logística no se utiliza en las
Cavernas se ha cambiado el sistema a uno de tecnología llamado “audio guías”.
[4]
El Sumidero Tres Pueblos fue la segunda atracción al público general. El
proceso se inició con recorridos que iniciaban en la parte del frente del área
de recepción del público. Ahí se tomaba un trolley
que conducía hasta una de las plataformas donde el público disfrutaba de la
vista del impresionante sumidero. El recorrido mayor es en vehículo pero una
vez se llega a la entrada de las plataformas todo continúa caminando. Se
denomina Tres Pueblos pues en el lugar se unen los tres municipios donde está
localizado las Cavernas: Camuy, Hatillo y Lares.
[5]
Con algunas observaciones que le hicimos los guías para la bajada en trolley en específico lo relacionado al
diálogo con el público sobre la flora y fauna del lugar en la Hondonada, previo
a Cueva Clara, que surgió de las visitas de práctica.
[6]
Nos consta que este compromiso perdura hasta nuestros días a través de
conversaciones que hemos sostenido con trabajadores del Parque de las Cavernas.
[7]
Rafael, Kelly e Iris (en la actualidad como vendedora de taquillas) pertenecen
a la tercera generación de guías turísticos originales del 1988.