Sunday, January 3, 2016

Falta de Fondos en UPR retrata la crisis fiscal



La apretada situación presupuestaria que vive la Universidad de Puerto Rico es reflejo de la gravedad de la crisis fiscal del gobierno central y claro indicio del efecto que la sequía de las arcas gubernamentales puede tener sobre el funcionamiento y los servicios públicos.
 
Precisamente ante la grave escasez que padece el tesoro gubernamental, no sorprende que el Departamento de Hacienda haya retrasado desde julio las transferencias de fondos a la institución educativa, situación que puede empeorar en los próximos meses debido a la ausencia de soluciones al desplome económico de la endeudada Isla.
 
Como consecuencia, la presidencia del sistema universitario ordenó que los rectores de los once recintos del sistema frenen todos los pagos y requisiciones*, por lo menos hasta enero, para cumplir con el desembolso de la nómina de los trabajadores de la institución.
 
Este freno en los pagos ha sido una acertada medida de prudencia por parte de la Universidad que, ahora más que nunca, debe estar acompañada por decisiones presupuestarias sabias y de completa transparencia. Esa será la ruta, no solo para su propia sobrevivencia económica, sino para fortalecer su nivel de excelencia educativa.
 
Es un hecho que la UPR, igual que cada una de las demás entidades públicas, tiene que hacer más con menos, y para eso es preciso que el tema financiero se discuta abiertamente, con los datos objetivos sobre la mesa. Teniendo en cuenta la situación fiscal actual, los controles económicos se justifican y deben implementarse dentro de un plan de prioridades que considere las misiones esenciales del principal centro de educación postsecundaria del País: la enseñanza y la investigación.
 
Aunque en posición de desventaja, de esta crisis nace la oportunidad de evaluar con objetividad los once recintos de la UPR, en relación a la realidad demográfica de las distintas regiones en las que están ubicados y del País en general, las verdaderas necesidades de los mercados de trabajo disponibles para los egresados y cómo maximizar de forma justa las fuentes de ingresos propios. Todos los esfuerzos deben ir encaminados a preparar a la UPR para superar los retos que enfrenta, vadeando la crisis con el menor perjuicio posible.
 
En estas circunstancias, toca a las autoridades universitarias y a todos los sectores que forman parte del personal docente y no docente comprender la urgencia del momento y aligerar el paso para la búsqueda de soluciones.
 
Como en el resto del gobierno, la exagerada burocracia en la UPR interfiere con la discusión pragmática de los retos del centro educativo, muchas veces debido a la proliferación innecesaria de comités, informes, reuniones y posposiciones. En este tiempo de austeridad, corresponde a la comunidad universitaria mostrar al País su capacidad para ser modelo del desempeño de excelencia que se puede lograr aun en momentos de estrechez fiscal.
 
Ese es el mollero que el País necesita en esta hora crítica porque, después de todo, cualquier proyecto para la reconstrucción económica de Puerto Rico tiene que contar con el apoyo de los valiosos recursos de la Universidad.
 
Igual que las demás dependencias gubernamentales, la UPR está obligada a emprender ahora, en medio de la severidad de la crisis fiscal, lo que antes ha debido hacer: una seria evaluación de sus ingresos y gastos, y ajustar sabiamente sus recursos para cumplir con la importante responsabilidad de desarrollar a su gente, tarea que el pueblo de Puerto Rico le ha encomendado.

*Todos los hincapié en negritas forman parte de la edición a este espacio y fuera del escrito original.