Friday, December 14, 2012

Incontables actividades clandestinas: Se manifiesta en diversas clases sociales y en formas distintas

14 de diciembre de 2012
El reportaje en original se encuentra en la direccion electronica siguiente:
http://www.vocero.com/incontables-actividades-clandestinas/

Stephanie Gómez yYennifer Álvarez
EL VOCERO


Nota del Editor:
Esta es la primera entrega de una serie especial sobre las diversas actividades que se realizan en la Isla bajo el manto de la clandestinidad.

 
La clandestinidad en Puerto Rico se respira en cada rincón, desde las clases sociales acaudaladas, hasta los arrabales, manifestándose en distintas formas, unas más aceptadas que otras –unas ilegales y condenadas por el Sistema de Justicia, otras simplemente actividades que se realizan en forma secreta.Van desde las más aceptadas por la sociedad como el juego de la bolita, la piratería de música, películas y artículos, alambiques, carreras de autos clandestinas y evasión contributiva; hasta las más condenadas como el tráfico y uso de drogas ilegales, la prostitución y la corrupción.
 
El sociólogo Arnaldo Vera define la clandestinidad como el acto que se realiza fuera del ojo visor del Estado. “Las personas tienden a ejecutar distintos tipos de actividades que usualmente están fuera del alcance del sistema estructurado del Estado, pero contrario a lo que muchas personas piensan, para algunos es positiva y para otros es negativa. Para el Estado es algo totalmente negativo”, apuntó el profesor universitario.
 
Y es que algunas de estas actividades son consideradas hasta estampas culturales, como lo es la elaboración, venta y distribución del ron caña –también conocido como pitorro– específicamente en la época navideña. Tan clandestina es la acción del dueño del alambique como la del consumidor; y ahí recae uno de los mayores problemas que enfrenta esta práctica en la sociedad: cómo erradicar lo ilegal, cuando no se denuncia y se es partícipe.
 
En esa línea, el también sociólogo Jorge Benítez, expone que “uno de los problemas de Puerto Rico es que hay una puerta, de que si no me cogen no es trampa. Es un problema de juicio moral, ya que no se vincula con lo malo”. Benítez explicó que el Estudio de Valores Mundial, que recoge resultados de Puerto Rico, saca a la superficie la tolerancia de los puertorriqueños hacia las actividades delictivas.
 
Al abordar esta premisa, Vera indicó que con el caso del exlegislador José Luis Rivera Guerra –señalado por mantener conexiones ilegales de agua y energía eléctrica y violar la ley de permisos de construcción– se institucionalizó “el mientras no me cojan”. “Si vemos estas conductas en un representante en la Casa de las Leyes, qué podemos esperar del resto de la sociedad”, puntualizó, al opinar que en términos de política pública no hay un programa de concienciación.
 
Por su parte, el sociólogo César Rey, opinó que el apoyo generalizado a las actividades clandestinas es un fenómeno mundial. Sin embargo, a su juicio, “las dimensiones de isla magnifican la violencia ligada a la clandestinidad compitiendo con ciudades fronterizas como México”. Rey sostuvo que a nivel de política pública, el asunto de las actividades clandestinas amerita mayor estudio.“Hay que escuchar lo que dice la academia, la sociedad política quiere soluciones rápidas para las gradas, (pero) para estos temas elaborados no hay soluciones tan fáciles”, recalcó el exsecretario del Departamento de Educación.
 
Mientras, Vera aseguró que la impunidad hacia la clandestinidad tipificada en el Código Penal y la falta de valores juegan un rol importante en la sociedad a la hora de denunciarlas.El experto explicó, por otra parte, que la estructura social donde permea la desigualdad, provoca la clandestinidad. “Mientras haya un sistema que mida a base de condiciones materiales, de opulencia económica como el carro, la casa, dónde estudia, el celular, provoca que las personas estén interesadas en satisfacer esos deseos materiales”, manifestó. Basándose en la teoría de Anomía de Robert Merton, el sociólogo indicó que hay un desfase entre el sistema que llena de ilusiones pero “no nos dice qué medios utilizar”.
 
La presidenta electa de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, Sheila Rodríguez, indicó a su vez que la falta de apoyo socioestructural crea las condiciones para que los transgresores tengan que recurrir a este tipo de práctica.Para la también profesora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico, las políticas son protagonistas de la conducta clandestina. “Lo que tú prohíbes, lo que hace es crear mecanismos de subterfugios”, aseveró, ya que hay dos formas de ver el asunto: desde la perspectiva individualista y desde los factores macroestructurales.
 
Se puede ver “lo que el individuo está haciendo mal, y qué estás haciendo para mejorarlo y los otros elementos que conforman realidad de un individuo que son los elementos sociales políticos económicos y ambientales”. “Tenemos que enfocarnos en los determinantes sociales, no lo que el individuo hace o no hace porque esa es la punta del ‘iceberg’ (témpano). Y si nosotros bregamos con la punta del ‘iceberg’ no estamos abordando las causas y nunca vamos a encontrar la solución”, señaló, al abordar que el Estado debe reglamentar o legalizar algunas de estas prácticas como podría ser la prostitución y la marihuana. “La guerra contra las drogas y la prostitución está perdida; eso se sabe históricamente. Lo que un Estado elocuente debe decir es: ya que no voy a lograr nada a través de la prohibición, que no sea la violencia”, opinó la sicóloga clínica, al tiempo que recomendó reglamentar las prácticas para experimentar una reducción en los indicadores de violencia y los crímenes relacionados a la actividad clandestina.
 
El sociólogo Vera agregó, por su parte, que en países europeos y latinoamericanos ese tipo de reglamentación resultó en una disminución de criminalidad y la venta y consumo de drogas.
 
Los especialistas consultados coincidieron en que no existe un perfil o característica que permita saber si una persona vive la clandestinidad en cualquiera de sus vertientes, ya que el espectro que lo abarca es desmesurado.