Thursday, April 12, 2007

Tiempo

Desde hace un tiempo he estado pasando por unas experiencias que me inspiran y a la vez me causan pesar. Entre los meses de junio y julio del 2005 estuve fuertemente inclinado a continuar estudios doctorales. Ya varios meses previos había salido mi publicación titulada Crisis Social Puertorriqueña a Inicios del Siglo XXI bajo el editorial de Publicaciones Puertorriqueñas. El éxito del libro fue tal que se tuvieron que realizar dos tiradas y ya se habían vendido en menos de seis meses. Recuerdo que esta experiencia provocó que varios compañeros y compañeras de la universidad me motivaran a terminar el grado doctoral. De hecho, mi hijo mayor, Nelson Esteban, fue la piedra angular en la decisión. Nelson me cuestionaba a menudo que él estaba a punto de terminar su bachillerato e iba a comenzar estudios graduados y me pasaría por la piedra. Honestamente no dudo que lo va a lograr.

Fue así que observé una promoción de la Universidad Interamericana Recinto Metro donde invitaba a una presentación de estudios graduados y post graduados. Recuerdo que me dije que iría a ver los programas sin compromiso alguno.

Llegué a la Inter Metro y allí me recibieron junto a un grupo no muy grande de personas muy interesadas en los programas doctorales. Procedí a registrarme para a orientación al programa doctoral en Psicología. La orientación que se ofreció me estimuló a solicitar. Así lo hice par de semanas posteriores.

Comencé sin decir nada en la UPR Aguadilla (CORA) ni a mis familiares de mis estudios. Primero tomé una clase y de ahí se convirtieron en 17 créditos, que aún poseo, y que con solo unos seis créditos más, estaría con una concentración menor en Psicología. Lo que sí pude observar era que mi comportamiento, mi léxico y hasta la forma de escuchar a la gente había cambiado. Tanto fue así que varios colegas en la universidad me decían que hablaba como psicólogo. De hecho, era observable en mis clases cómo la forma de expresarme había cambiado.

En una de mis clases una estudiante, a quien llamaré Nélida para mantener su anonimato como me lo había solicitado, deseaba platicar conmigo sobre una situación en su trabajo. Ella estaba dirigiendo la oficina de recursos humanos de una compañía recientemente. Deseaba consultarme sobre un caso que tenía en la cual un empleado de la compañía había cambiado totalmente su comportamiento. Todo este ocurrio luego de que otro empleado, de la misma compania, cercano a él se suicidara. El empleado había dejado de asearse, no lavaba su ropa, vivía como deambulante. En fin había perdido todo sentido de lucha y deseos de vida. A ella le preocupaba que el empleado cometiera suicidio por imitación. Le pedí algunos datos del empleado y, por las descripciones que me ofrecía, daba a entender que efectivamente podía estar con síntomas suicidas.

Le indiqué que no era psicólogo pero, de algo estaba muy seguro, la persona necesitaba de ayuda profesional. Es entonces que le recomendé varios nombres de profesionales en conducta humana que trabajan con casos organizacionales. Ella fue muy agradecida por la pobre orientación que le impartí. Dos semanas más tarde la estudiante solicitó nuevamente platicar para decirme que se estaba trabajando con el caso y que la orientación que le había dado fue suficiente para ayudar al empleado. Ese día quedé convencido que la plática, más que al empleado, había ayudado a una Directora de Recursos Humanos que estaba angustiada por desconocer los procesos y personas que pudieran contribuir asertivamente. Desde ese día Nélida quedó muy agradecida por siempre. Todavía platicamos y me siento muy bien por ella. Demás está decir que termina su bachillerato en servicios humanos psico sociales en mayo del 2007 y es excelente.

Otra experiencia que he vivido y que tiene relación a los estudios que comencé en psicología lo representa otra estudiante que se me ha acercado para orientación, pensando que soy psicólogo. Esta vez le llamaré Gisela para mantener la confidencialidad solicitada. Gisela es una estudiante brillantísima de psicología. De hecho, está a punto de terminar y también se gradúa en mayo del 2007. Ella estaba pasando por varios problemas con su novio. Me había percatado que algo le ocurría pues su comportamiento en el salón de clases cambió totalmente. Una muchacha muy atenta al momento de contestar y de las explicaciones que ofrecía. No obstante, su comportamineto cambio. Dejó de atender las explicaciones y estaba concentrada al celular. De hecho, salió varias veces del salón por llamadas.

Un día le escribí por la Internet, cosa de no interferir directamente, de si deseaba platicar y, de lo contrario, todo quedaba ahí. Me dijo que platicaríamos a la salida de la clase un día. Sin embargo, al terminar la clase me indicó que no podría. Yo tranquilo le dije que estaba a su disposición cuando ella quisiera. Sin embargo, por la Internet se comunicó y me solicitó platicar sobre la clase en otro momento. A lo cual accedí y pasó por mi oficina. Ella estaba muy angustiada y no hubo que mencionar nada. De inmediato, comenzó a explicarme lo que le ocurría: amaba a su novio pero él no estaba lo suficientemente maduro para comenzar una vida con ella.

Con deseos de platicar comenzó a explicarme muchas cosas. En algunas de ellas me parecía que no podía estar ocurriendo eso. Compartía con su novio por más de un año incluyendo la intimidad. Le pregunté por algunos datos de ellos. Ella 23 años recién cumplidos (como la edad de Nelson) y él 31, sin trabajo, sin deseos de progresar en la vida (todo eso lo dijo ella). Me dijo que podía romper con él de inmediato y comenzar una nueva vida. No le creí. Sus ojos decían que aún le amaba. Es entonces que hace la pregunta que ningún especialista en conducta humana desea contestar: ¿qué hago? Fuimos reflexionando todas las variantes. Al final ella decidió darle una oportunidad y tratar en los próximos meses ver si él realiza cambios asertivos hacia ella. De no observar los cambios optaría por irse de Puerto Rico y comenzar otra vida en los Estados Unidos. Yo entiendo que no lo debe hacer, pero es su “choice”, como ella dice. A través de una catarsis logró caer en tiempo. Recuerdo que le dije que no dejara pasar el tren que solo pasa una vez y que hay otras personas que le pueden reciprocar lo que desea y necesita.

El tiempo me ha dicho que no perdí esos 17 créditos en psicología. Es como si todo estuviera necesariamente aportando al momento. Lo curioso es que ambas jóvenes vinieron donde mí y lo mas que le pude dar fueron buenos deseos y mucho éxito en sus carreras. Solo espero que algún día recuerden a este humilde servidor que solo tuvo el tiempo de escucharles cuando más lo necesitaban.

Thursday, April 5, 2007

Febrero del 2007, Segunda Parte

Hace un par de semanas comenté sobre lo que significaba el mes de febrero del 2007. Mi vida se estaba transformando y comenzaba a observar mutaciones de comportamiento. Mencioné sobre lo ocurrido a mi padre durante el 2006 y cómo el evento me impactó. También indiqué que había sido invitado a unirme a un grupo de estudiosos de la sociología que irían a la India a realizar un estudio socio etnográfico sobre los cambios y transformación de la sociedad indú. De esto deseo escribir hoy.

Durante la tercera semana del mes de febrero del 2007 recibí una comunicación que parecía, como las diversas que me han llagado, de invitaciones a unirme a asociaciones profesionales y enviar escritos relacionados a las observaciones y estudios que realizo. Usualmente, cuando recibo este tipo de comunicaciones las rompo y no les hago caso pues me he frustrado al momento de enviarlos y nunca aparecen publicados. No obstante, en este caso me percaté que la correspondencia provenía del programa doctoral en sociología de la City University of New York. Decidí abrirla, ya que hacía como un año solicité información sobre su programa doctoral y pensé que tenía que ver con eso. Sin embargo, para mi sorpresa, la carta no estaba relacionada al programa. Mas bien era una invitacion a unirme a un grupo de profesionales en el campo de la sociología que realizarian un estudio en la India.

La comunicación venía de la directora del programa, la Dra. Cynthia F. Epstein. Ella había sido la pasada presidenta de la American Sociological Association (ASA) de Estados Unidos y de la cual soy miembro hace varios años. La carta indicaba en su primer párrafo que el ASA, junto al programa internacional People to People (PTP), estaban reuniendo a un grupo de profesionales del campo de la sociología para realizar un viaje y estudio en la India. Además mencionaba que se había evaluado mi preparación y área de peritaje en la sociología y entendían podía integrarme para contribuir al grupo.

Ya dicho párrafo me hacía sentir de una manera sensacional y privilegiada. Era un honor y un reconocimiento a un jíbaro del barrio de La Cuchilla de la Moca. Pensé en los años de sacrificio estudiando, tratando de llegar a la cúspide y se veía, por fin, la luz al final del túnel. Pero de algo estaba consciente, el honor y reconocimiento no era individual. Era de toda una familia de clase media baja que me brindó todo lo que pudo; de la UPR en Aguadilla (CORA) que me inició en las vías académicas; de unos(as) compañeros(as) del Departamento de Ciencias Sociales que también han luchado por mantener una calidad educativa e investigativa; una Facultad que siempre ha dado lo mejor de sí. Es un triunfo, como diría mi abuelo Nemesio, para toda la Universidad de Puerto Rico.

No era la primera vez en mi vida profesional que se me hacía una invitación a participar de investigaciones a nivel internacional. En el año 2002 recibí una invitación del Centro de Estudios de la Pobreza de la Universidad de Chicago para unirme a un estudio en las comunidades o guethos en dicha ciudad. En aquel momento la sorpresa era demasiado y comenzaba los trámites para iniciar estudios doctorales. Pensé que me iban aceptar de inmediato en el programa doctoral y decliné la invitación de la Universidad de Chicago. Pero no fui aceptado y perdí la oportunidad. Todo eso pasó por mi mente en cuestión de microsegundos.

No obstante, como no soy muy bueno en el inglés, traté de mantener la cordura y busqué a mi hijo Juan Arnaldo para que leyera la carta. El propósito era ver si en verdad lo que entendí era lo correcto. Me certifico que estaba en lo cierto y que, pasara lo que pasara, tenía que aceptar. Por el escepticismo que tenemos quienes estudian la ciencia, procedí a leer la carta como en cinco ocasiones. No había duda, era un tren que estaba pasando de frente y esperándome. Pero qué debía hacer, a quién acudir, de dónde saldría las cuotas a pagar y el viaje. Era mucho dinero. Qué pasaría con mis clases. Nuevamente la cordura llega y debo comenzar con mi supervisor inmediato, el Director del Departamento de Ciencias Sociales en la UPR Aguadilla, Prof. Ricardo Villalón.

Villalón había sido mi profesor cuando comencé mi carrera académica y luego formó parte del comité que me entrevistó para la posición que hoy tengo en la Universidad. Prácticamente conocía mi historia académica y profesional. Una semana después de recibir la carta le pedí una cita para dialogar en privado. Su rostro demostraba sorpresa pues no es común que pida pláticas en privado. Entonces acordamos que cuando saliera de clases a las cuatro y treinta, pasara. Me estaba esperando y pasé a dialogar en su oficina. Cerramos la puerta y le mencioné que había recibido una comunicación que consideraba importante. No le expliqué nada más; solo le entregué la carta y él la leyó. Su primera expresión verbal fue “diantre esto es grande Nelson” y su rostro de satisfacción me hizo ver que en realidad era importante. Indicó que la invitacion es un orgullo personal y del departamento. Que se sentía muy orgulloso por mí y que no podía rechazar la invitación. Le comenté que había que conseguir un dinero y de inmediato me dijo “así sea vendiendo chocolates en el departamento vamos a conseguir el dinero, pero tú tienes que aceptar esto”.

Entonces le comenté que estaba solicitando una cita con el señor Rector, Prof. José Arbona, para presentarle el documento y ver si CORA podía ayudarme con los gastos. Me dijo que fuera y que prepararía una comunicación indicando que estaba apoyando todas las gestiones. Dijo “si CORA no te ayuda, nosotros así haciendo recolectas vamos a conseguir el dinero”. Nuevamente me felicitó y su apretón de manos fue indiscutible, estaba muy orgulloso.

Es así como solicité la cita con el señor Rector, Prof. Arbona, y Mayra Hernández (secretaria del Rector) me reservó para el martes posterior. Dicho día era el destinado en calendario académico como Día de Desarrollo de Facultad. Al llegar en la mañana al área de registro me encuentro con el señor Rector y este me recordó que teníamos la cita en la tarde. Me sentí muy bien. El profesor Arbona estaba consciente de la cita y había reservado el tiempo y espacio para ello.

Al llegar la hora indicada pasé por Rectoría. Allí me recibió Mayra y me dijo que el Rector estaba un poco retrasado pero que ya mismo llegaba. Platicamos un rato y llegó el Rector.
Entramos en su oficina y le pedí si podía cerrar la puerta. El accedió. Entonces le hice un relato desde mi grado en sociología, las invitaciones a participar de estudios llegar a dicho día. Al igual que a Villalón le ofrecí a leer la carta. Su exclamación fue similar a la de Villalón, “esto es importantísimo”. El no dudó en que esta actividad era de mucha importancia para CORA y que contara con toda la ayuda del colegio. Me felicitó por este reconocimiento individual y profesional que enaltecía a toda la Facultad del CORA. De inmediato me indicó que procediera a solicitar los fondos con todos los documentos necesarios. Me planteó una condición, que al regreso del viaje hiciera una presentación a todo el colegio para conocer sobre lo vivido y estudiado. Mi respuesta obviamente fue que así se hará. En relidad sentí un apoyo honesto.

Ese día el señor Rector tenía una reunión con los(as) directores(as) de Departamentos Académicos. Villalón estaría en la misma. A eso de las cinco de la tarde me llama Villalón. Me dice que el Rector había mencionado lo del estudio en la India y que se había comprometido a ofrecer toda la ayuda necesaria para realizar el viaje. Eso confirmaba su genuino apoyo.

El día antes de la reunión en rectoría, participé con el compañero Dr. Julio Montalvo Del Valle, en una actividad en el Recinto de la UPR en Carolina. Pensé que solo iríamos Julio y yo ya que desconocía que teníamos al compañero chofer Yamil. No obstante, esperé hasta que terminó la actividad y luego del almuerzo le presenté a Julio la carta. Su reacción fue muy positiva y me felicitó de corazón. Entonces todo el camino de regreso estuvimos platicando sobre los pasos que debía hacer y Julio me ofreció toda la ayuda que necesitara. De hecho, la conversación estuvo dentro de un marco de bromas sobre las cosas que debía hacer o no en la India.

Dos días más tarde, el jueves, se había citado a una reunión de Facultad en CORA. Las reuniones de Facultad incluyen a todos los departamentos académicos y es una forma de informar y tomar decisiones. El Rector es el que preside la misma. Para mi sorpresa ese día, inmediato a iniciar los trabajos, el señor Rector informa sobre el honor que tenía esa facultad de tener entre sus miembros un profesor que había sido invitado a participar de un estudio en la India y me solicitó que pasara al frente para dar detalles. Toda la facultad me ofreció un aplauso masivo. Los rostros de la mayor parte de la audiencia demostraba el apoyo que me ofrecían. Expliqué y nuevamente el aplauso. Ya había un compromiso de toda CORA.

En dicha reunión no se hizo esperar aquellos y aquellas compañeros(as) que fueron de manera individual a felicitarme. Honestamente, me sentí parte de una comunidad académica que busca la calidad de sus compañeros(as). Ahora quedaba hacer las gestiones necesarias y podía informar a mis grupos del acontecimiento. Ya la Administración y la Facultad de CORA sabían.

Pero, y mis otras clases; mis relaciones con amistades y seres queridos. Bueno eso es tema de otro ensayo.

Tuesday, March 27, 2007

Febrero 2007

El pasado mes de febrero ha sido uno de grandes experiencias para mí. Desde hace varios años no había encontrado tantos elementos que pudieran hacer reaccionar tan asertiva y positivamente mi ser. Precísamente es de lo que deseo escribir; mis experiencias en el mes de febrero del 2007.

Estando como Decano de Asuntos Administrativos del UPR en Aguadilla por más de tres años, me encontraba en la disyuntiva de que deseaba regresar a continuar mis estudios doctorales. Ya había conversado con mis hijos al respecto y entendían que debía retomar los mismos. De hecho, Nelson Esteban en su tono muy particular persuasivo, me retó a que me iba a pasar por la piedra si no terminaba el grado. Se refería que ya estaba a punto de terminar sus estudios de bachiller y pronto estaría en graduados. Creo que esa fue la chispa que me convenció de que debía regresar a los estudios.

Fue interesante, pues después de haber compartido con el profesor Pablo Rodríguez Rosado como Rector de la Universidad, Don Pablo decidió retirarse y a mediados del mes de junio, reunió a su equipo de trabajo y nos indicó la decisión. Yo estimaba y estimo mucho a Don Pablo. Su experiencia administrativa fue de mucho sustento para mí. Diría que la confianza que me brindó, y nunca rechacé, hizo que nos comprendiéramos mejor y pudiéramos llevar una relación laboral de excelencia. De hecho, no está de más decir que también diferimos en varias ocasiones pero siempre se mantuvo la armonía y cordialidad.

No obstante, todo marchaba bastante bien cuando a mediados de junio a mi padre le dio el segundo ataque del corazón. Quedé destruido. Era el segundo ataque que le daba pues el primero fue en el 1997 y no estuve para ayudarlo a pesar que me había llamado al celular. Aquella vez me prometí que nunca volvería a fallarle y estaría a su lado cuando le ocurriera nuevamente. Lo que no imaginé fue que la invitación que le hice a ir a poner unos espeques en la finca de San Sebastián, sería la fecha que nadie desea que llegue.

Días previos Papi me indicó que tenía que resolver unos asuntos con mi tío Jorge Vera y un ingeniero que les estaba haciendo un trabajo en un terreno de la familia. Fue en ese momento que le dije que tenía que ir a poner los espeques en Salto y me dijo que si no tuviera el compromiso con Koky iba conmigo a ayudarme. De hecho, el viernes me dijo que podía ir conmigo y a qué hora salíamos para la finca. Así planificamos todo y el sábado en la mañana nos fuimos en dirección a Pepino.

El llevaba todo lo necesario. Papi siempre fue muy cuidadoso con sus herramientas y cuando se disponía hacer algo se preparaba muy bien. Me parece que los años como oficial de la policía le hicieron estar bien coordinado ante las eventualidades. Siempre he admirado eso de Papi. Su organización para todo. Me dijo que él llevaría la guagua suya por las cosas que tenía y le dijo a Nelson que se fuera con él. Salimos hacia Saltos.

Prácticamente llegamos y de inmediato papi nos ofreció las instrucciones de cómo íbamos a proceder. Recuerdo que nos indicó cómo hacer los boquetes para insertar los espeques y todo el proceso. De hecho, iba Nelson, Juan y Juhnnel y conmigo. Eramos cuatro para poner los 20 espeques. Papi solo puso el primero, como ejemplo del proceso. Entonces cada uno se fue a poner el suyo. Papi se pudo entonces a dar los toques finales del primer espeque cuando nos dijo que continuáramos y el descansaría.

Cuando los nenes y yo ya llevábamos rato poniendo espeques, Juhnnel me dice que abuelo estaba recostado en el suelo y con los ojos cerrados. Entonces le dije a Nelson que fuera a ver qué ocurría. Nelson regresa y me dice que abuelo estaba un poco mareado. Eso para mí era un poco normal en él. No obstante, al cabo de unos quince minutos le dije a Nelson que volviera a ver abuelo. Nelson regresa y me dice abuelo está en la guagua sigue mareado y prendió el aire acondicionado para poder respirar. En ese momento corrí a ver qué ocurría. Papi se veía muy mal. El prieto que yo conocía estaba blanco. Entonces le dije que deberíamos regresar a casa y le dije a Nelson llévate la guagua de papi. Conduce tú y en eso yo llego. Trata de avanzar. Nelson salió de inmediato. Mientras tanto yo comencé a recoger las cosas y le dije a los nenes vamos que abuelo no está bien.

Cuando llegué a mi casa, me fui a dar un baño de inmediato y me moví hasta casa de Papi. Allí Nelson me dice que abuelo se estaba quejando mucho y había llagado a vomitar. Se bañó y está recostado en el cuarto con el aire acondicionado. Mami no estaba en la casa cuando llegaron, pero cuando yo llegué ella se preocupó mucho. Me dijo Pacho no está bien y n quiere ir al médico mira a ver si tú lo convences. Así fue. Hablé con él y salimos hacia Aguadilla Medical de emergencia. El mismo lugar que fue llevado en el primer ataque.

Estando en el lugar papi seguía quejándose del dolor en el pecho. Fue entonces que lo llevaron dentro y de inmediato le hicieron el electrocardiograma. Sin pensar mucho el médico de turno preguntó quien era el médico de principal de papi. Al informar que Dr. Carlos Muñiz Molinero, lo llamaron de inmediato. Carlos y yo nos conocemos bien y él me llamó para decirme que estaría en menos de 15 minutos en el hospital. Así fue.

Tanto a Mami como a mí nos sacaron del lugar. Mami no se contuvo, no deseaba llorar pero sus ojos húmedos lo decían todo. Yo, tenía que echar el frente. Unos minutos más tarde lo que no queríamos escuchar, se dijo. Carlos me llamó aparte y me confirmó que papi había sufrido un ataque severo, mayor que el anterior y que había que movilizarlo de inmediato al hospital San Carlos para ver cómo reaccionaría con otros equipos pero que fuéramos pensando en transportación aérea a San Juan. Le pedí que no le dijera la gravedad a nadie y que yo sería el responsable de todo. Así lo hizo.

Fue entonces que Muñiz se encargó de conseguir la mejor unidad de ambulancia equipada para de ser necesario intervenir en la misma. Hablé con Mami y le dije que papi no estaba bien pero que lo levaríamos a San Carlos para su mejoría. Muñiz, al igual que en el primer ataque, fue con Papi directo al San Carlos. Mientras tanto mami y yo seguíamos la ambulancia y comenzamos a llamar a Mayra y Chiqui. Llegamos al San Carlos y de una forma muy rápida comenzaron a trabajar con Papi. Mami me dijo que era momento de llamar a Koki y Pupo (hermanos de Papi).
Primero llamé a Neyda quien de inmediato legó al San Carlos. Luego llamé a Cany quien se encontraba en Ponce de vacaciones. Luego llamé a Pupo. Pupo sabía que algo ocurría pues casi nunca le llamo y le expliqué. Luego llamé a Koki y de inmediato respondieron a salir a Moca. Yo continuaba aguantando toda la presión que no le podía decir a nadie. En ese momento lo inesperado, Papi cae en una estado de inconciencia y sacan a Mami y Neyda. Comienza todo un corre y corre en el hospital. Ahí no aguanté.

Mayra a mi lado sabía que yo ocultaba algo. Le dije. No así a mami y mi hermana. Sin embargo, fue estabilizado y Muñiz me dijo que ya el peligro había pasado, que actué como debía de inmediato, sin pensar mucho las cosas. Ya en ese momento me quedaba la satisfacción que la promesa que había hecho hacía diez años atrás la había cumplido. No obstante, la culpa de que nadie sabría lo que papi tenía. No se supo hasta unos cuatro días posteriores que el cardiólogo Marini le dijo a papi todo. Papi deseaba cuestionarle a Muñiz por qué no se había dicho la verdad. Muñiz me miró y entonces yo dije el porque: “porque todo lo que te ocurriera sería mi culpa. No queríamos más de las preocupaciones que había en la familia”.

Ese segundo martes del mes de junio del 2006 se celebraba la graduación de CORA. Por primera vez en tres años no fui. Muchas fueron las preguntas y los comentarios que hacía la gente. Yo le había informado a Don Pablo lo ocurrido y él me dijo que me tomara todo el tiempo que necesitara. No me importó la universidad, solo mi padre. Sin embargo, esos día la decisión estaba tomada renunciaría al decanato. Muchos se cuestionaban sin mi renuncia obedecía al cambio organizacional. Muy pocos sabía la verdadera razón.

Así después de varios meses en octubre del 2006 me reuní con la Profesora Diana Ruiz y le informé mi decisión de renunciar y le indiqué las razones. Ella me indicó que aceptaba mi renuncia y que cómo procederíamos. Le solicité que permaneciera con ella mi renuncia en lo que realizaba varios trámites. Le dije que sería para el 17 de noviembre.

Meses de mucha angustia la segunda mitad del año 2006. Sin embargo con la esperanza de comenzar el 2007 de otra manera. Regresaría a mi salón de clases (lo cual me fascina) después de un excelente servicio de tres años y medio al frente del Decanato de Asuntos Administrativos. No me siento cómodo: no tengo oficina, no tengo herramientas de trabajo, atiendo mis estudiantes por internet. En fin, no puedo realizar mi labor como deseara.

Sin embargo, febrero del 2007 me ha abierto muchos caminos. Re inicié mi carrera doctoral con nueve créditos. Muchos han considerado que estoy un poco “loco” pues ofrezco 15 créditos en CORA, 4 créditos en la Inter (a nivel sub graduado) y nueve créditos doctorales. Tal vez es una forma de mantenerme ocupado y tratar de echar a un lado mis penas y problemas. Juan Vera está próximo a iniciar en lo que desea estudiar: su bachillerato en inglés. Nelson está a punto de graduarse con honores y con unas excelentes calificaciones en los exámenes para entrara a escuela graduada. Juhnnel sigue avanzando en la madurez deseada. Papi una recuperación que me satisface haber contribuido a ella sin que cayera en una etapa de angustia. Y yo, con la invitación a unirme a un equipo internacional de sociólogos a realizar un estudio en la India. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, tal vez, rejuvenecer un poco, creo que me lo merezco.

En los próximos días estaré presentando cómo ha ido cambiando mis suerte en muchas facetas de mi vida.

Monday, February 19, 2007

¿Nos consume el mercadeo?

Durante el semestre académico he estado en una etapa de reflexión continua con mis estudiantes del curso de Problemas Sociales de Puerto Rico. La reflexión nos llevó a concluir que se necesita más de un curso para comprender la problemática que vive nuestra sociedad y que este espacio sirve para crearnos más reflexión sobre la temática. A modo de ejemplo, un estudiante con un tono humilde y medio esquivo (tal vez pensando que lo que diría no le fuera atractivo al profesor o el grupo), definió la problemática social puertorriqueña como una multi-factorial. De inmediato coincidí con él y le pedí que abundara sobre su planteamiento.
Muy cuidadoso en sus planteamientos, comenzó a explicar desde su perspectiva una introducción histórica sobre lo que ha sido el desarrollo de la modernidad. El joven nos decía que con el surgimiento del capitalismo, la Revolución Industrial y las corrientes liberales de la época llevaron, y nos llevan, a que desarrollemos una falsa orientación a adquirir bienes y servicios no necesarios. Ante esta realidad, según sus palabras, las empresas comerciales se aprovechan y nos preparan el ambiente para el consumismo desmedido o el consumo conspicuo. El planteamiento crítico fue aceptado y se hizo eco en el resto del grupo.
Esta forma de pensar me llevó a cuestionar si la crisis socio económica puertorriqueña está asociada o no, según palabras del estudiante, a la falsa orientación consumista. De inmediato me percato como los consumidores hemos caído en la trampa y el juego del mercado. Un ejemplo de ello lo representa la forma en que se nos ha definido hoy día: ya no somos consumidores, nos hemos convertido en invitados. Incluso los/as trabajadores de estas empresas dejaron su papel de empleados y han pasado a ser asociados. Pero, ¿cómo las empresas nos orientan al consumismo? Eso lo logran a través de crearnos necesidades durante todo el año.
Comenzamos la nueva etapa celebrando el Año Nuevo. Para ello es necesario que nuestras vestimentas sean lo mejor posible para las festividades porque, ¿a quién no le gusta lucir sus mejores prendas dicho día? Por otro lado, ¿acaso no hay que vestir bien para comenzar el año? Claro está, no es la única celebración en la que hay que invertir para demostrar lo mejor de sí. Me pregunto, en el mes de enero, ¿quién puede olvidar el obsequio del Día de Reyes? La persona que lo haga no forma parte de nuestra tradición cultural.
Febrero, el mes que provoca que se haga lo que se tenga que hacer. Haciendo una retrospección, en unos momentos en la historia se observaba el 14 de febrero como el día del amor. Más tarde, y ya después del Día de Reyes, dicho día pasó a ser el mes del amor. Hoy día Febrero se transformó en el mes del amor y la amistad. Incluso las parejas que no reciben algo durante ese mes, ya se les considera fuera del ambiente, e incluso, piensan que “no se les ama”. Un ejemplo de ello son las diversas “encuestas” para denotar cuánto te ama tu pareja donde vas a encontrar las preguntas básicas de: ¿te obsequia en el mes del amor? ¿qué te regala en el mes del amor?
Marzo es el mes favorito. A muchos les resulta un poco raro el consumo en este mes. Recuerdo en mi niñez los anuncios de los cometas Gayla y la compra que hacía mi abuela para mantener la alacena llena. El propósito de la alacena llena era la Semana Santa. La Semana Mayor era vista como una de recogimiento espiritual total. Hoy día se ha convertido en el mejor momento de compartir con las familias en las playas, cruceros y vacaciones. El consumismo llega a tal extremo que ahora tenemos que celebrar la pascua florida, la compra de los huevos de pascua y, por qué no, hasta las decoraciones de pascua.
Si seguimos en el análisis veremos que abril no se queda atrás con la semana de las secretarias; mayo el mes de las madres; junio el de los padres; julio las vacaciones con los campamentos; agosto comienzan las clases; septiembre la época de huracanes; octubre el mes de las brujas; noviembre la acción de gracias; y diciembre, bueno época de fiestas.
No solo el comercio disfruta de estos eventos anuales, la banca se inclina “a ayudarnos” ante la necesidad y nos invitan (a través de las ofertas de préstamos y tarjetas) a aprovechar los bajos intereses. Claro está el objetivo es mantenernos al día y que no dejemos de participar en las actividades anuales.

Me parece, que la humilde opinión crítica de un estudiante en el salón de clases abre a la reflexión más profunda de una realidad, que puede pasar por desapercibida, en la sociedad puertorriqueña. Les invito a continuar con estas observaciones y tomar las medidas que mejor resultan para que no entremos al juego del consumismo desmedido.

Friday, February 16, 2007

Las infraclases y la desigualdad económica y educativa

Las infraclases y la desigualdad económica y educativa

Artículo publicado en periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico, septiembre octubre 2005, páginas 40-41. Prof. Nelson Arnaldo Vera Hernández, Catedrático Auxiliar del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.


Durante los pasados años he estado analizando diversos temas asociados a la problemática social puertorriqueña. Desde mis trabajos publicados electrónicamente hasta los publicados tradicionalmente, he estado cumpliendo con mi deber académico y sociológico de estudiar dicha problemática. Específicamente mi trabajo ha sido con la hipótesis de que las personas que participan como vendedores y compradores en los mercados informales son aquellos con bajos recursos económicos y procedentes de áreas marginadas. Esta hipótesis la he estado trabajando partiendo de la teoría social del underclass o la infraclase. Uno de los postulados de esta teoría es que los miembros de esta categoría social son personas de bajos recursos económicos y procedentes de áreas aisladas y marginadas (Wilson 1987, 1996; Jencks y Tienda 1991).
El elemento de bajos recursos económicos lo he incorporado para observarlo, de acuerdo con los parámetros del gobierno federal (véase Tabla 1), la situación económica y establecer si se ubicaban en la línea de pobreza. El segundo elemento de las áreas marginadas parte de la definición presentada por la socióloga puertorriqueña Laura Ortiz Negrón. Ella dice que “los denominados marginales son enunciados como objetos carentes de formación, y/o necesitados de un poder normalizador de su condición social” (Ortiz 1999). Por lo tanto, para este estudio la definición de áreas marginadas son aquellos sectores poblacionales que han sido expulsados o llevados a la orilla del resto de los beneficios gubernamentales a que tienen derecho en sus comunidades con respecto al resto de la sociedad.
En los estudios (véase Tabla 1) que he realizado (Vera 2001) pude observar que el 81.4% de las 100 personas encuestadas, dijo que tienen una familia con 4 miembros y que sus ingresos estaban por debajo de los $16,700 anuales; 95% indicó que tienen un núcleo familiar de 5 miembros y sus ingresos anuales están muy por debajo a los $19,520. De hecho el 100%, que contestó que tiene un núcleo familiar de 6 miembros, está muy por debajo a los $22,340 anuales. Si observamos en completo el 52% indicó que poseen un componente familiar entre 4 y 6 miembros y que sus ingresos anuales son muy bajos (véase Tabla 1). Dentro de la teoría de la infraclase (Wilson 1996, 6,194) se ha sostenido que el 40% de dichas familias tienen ingresos menores a los designados como la línea de pobreza (en la actualidad esta línea se define por ejemplo una familia de 4 miembros con un ingreso anual de $16,700 y una familia con unos 6 miembros con un ingreso anual de $22,340).
En cuanto a si las familias están ubicadas en áreas marginadas se define como aquellos que carecen de buenos servicios gubernamentales. Los datos que tengo demuestran que un 60% de las personas indican que los servicios son pésimos, regulares o no se ofrecen servicios. De hecho, se presentan frecuentemente expresiones sobre los servicios gubernamentales que “no es lo que uno espera”.
Otro de los elementos que presenta la teoría de la infraclase es su constante a cuando desaparece el trabajo surge una nueva pobreza urbana con bajos recursos económicos (Wilson 1996, 194). Para ello es necesario complementar dos variables de estudio: los ingresos anuales y el tamaño familiar. Datos recientes sobre las categorías para medir la pobreza nos brindan una clara idea inicial para analizar los nuestros. A modo de ejemplo si utilizamos los criterios que ofrece la Guía de Pobreza del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los Estados Unidos (véase Tabla 1) podemos observar si existe o no ese nivel de pobreza. A primera vista los datos nos pueden resultar no apropiados a Puerto Rico. Sin embargo, dicha guía aplica a 48 estados, el Distrito de Columbia, Puerto Rico, Islas Vírgenes y Guam (1999). Este hecho nos indica que para observar el tema de la pobreza y los recursos económicos de las personas debemos partir de dicha guía.

Tabla 1. Guía de pobreza 1999 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos y datos recogidos en el
pulguero
Núcleo Familiar Guía Federal* Ingresos Pulguero Número de Personas Por ciento por debajo de nivel de pobreza
1 $ 8,240 $ 12,000 2 50
2 11,060 8,461 13 69
3 13,880 10,800 20 70
4** 16,700 27 81
5 19,520 8,400 20 95
6 22,340 5,636 11 100
7 25,160 22,000 1 100
8 27,980 6,000 1 100
9 30,800 6,000 1 100
10 33,620 14,000 1 100
11 34,440 2,000 1 100
Notas: *Federal Register, Vol. 64, no 52, 18 de marzo de 1999, 13428-13430. Por persona adicional añada $2,820. **Para la categoría de 4 miembros de núcleo familiar no se pudo computar los ingresos por tener 3 datos que sus ingresos son de más de $32,000 sin ser especificados. El número de casos observados es de 100 casos.

Ya previamente definí área marginada como aquel sector de la población que ha sido expulsado o llevado a la orilla del resto de los beneficios gubernamentales con respecto a otros sectores. Algunos teóricos en su definición de la infraclase hablan de “minorías viviendo en centros urbanos decadentes”(Jencks y Tienda 1991). Los estudios que he realizado me dicen que las personas indican que no han presenciado cambios sustanciales en sus comunidades. Expresiones como “se mantiene igual”, “los cambios malos”, “ahora está más violenta”, “más o menos lo mismo de siempre”. Si comparamos estas contestaciones con las de estudios previos sobre la infraclase observamos que las contestaciones son similares en cuanto a los cambios en sus comunidades iban desde “muy poco”, “a peor”, “se mantiene igual” (Wilson 1996, 9). Pero sobre este tema el compañero Robinson Rodríguez y la compañera Olga Pérez estarán exponiendo más adelante.
He mencionado en forma de resumen algunos datos que he encontrado en estudios sobre la infraclase en Puerto Rico. Sin embargo, hoy quisiera presentarles unos datos relacionados a la zona noroeste de Puerto Rico. De hecho, para este análisis utilizaré los datos proporcionados por el Censo Federal del año 2000 y los del 1990 para establecer un planteamiento crítico responsable. Les menciono que sólo estaré presentando datos relacionados a grado de escolaridad y situación económica en la región noroeste de Puerto Rico. Comenzaré con la variable de grado de escolaridad.
Para este análisis definí grado de escolaridad como aquel grado académico certificado que obtiene una persona en Puerto Rico. Las categorías que utilicé son aquellas que corresponden a las presentadas en los estudios censales y son las siguientes: “Menos de Noveno Grado”, “Graduado de Escuela Superior”, “Algunos Créditos Universitarios”, “Grado Asociado”, “Bachillerato”, “Graduado de Bachillerato” y “Graduado”. La variable Zona Noroeste de Puerto Rico la definí como la compuesta por los municipios de Aguadilla, Aguada, Rincón, Moca, Isabela y San Sebastián. Comencemos entonces con el análisis hacia el grado de escolaridad.
La situación en Puerto Rico respecto a la categoría de “Menos de Noveno Grado” presenta que el 25.3% de la población puertorriqueña tiene un grado de escolaridad menor al de escuela intermedia (véase Tabla 2). Este dato, a mi entender importante, nos presenta que cerca de un millón de los habitantes puertorriqueños posee un grado de escolaridad menor de Noveno Grado. Si este dato parece preocupante, sepa usted, que la zona Noroeste de Puerto Rico cuenta en esta categoría, con un 33.95% de la población. Esto quiere decir, que la población del noroeste de Puerto Rico está cerca de un 9% más preocupante que el total de la isla.

Tabla 2. Relación de municipios y grado de escolaridad en por ciento
Municipio Menos de Algunos Cds. G.A. B.A. M.A. Diploma Diploma

9no grado Universitarios(sin grado) E.S. BA o +

P.R. Total 25.3 12.2 7.1 13.5 4.7 60.0 18.3
Aguadilla 29.8 11.4 5.1 11.9 3.7 55.2 15.7
Aguada 33.5 11.0 5.4 10.4 2.3 50.7 12.8
Isabela 31.8 10.2 4.3 10.5 2.7 52.2 13.3
Moca 32.8 10.4 5.7 10.4 2.1 53.0 12.6
Rincón 35.6 7.7 4.1 9.4 2.3 48.2 11.8
S.Sebastián 40.2 9.2 6.2 10.0 2.6 45.8 12.7
Zona

Noroeste 33.95 9.98 5.1 10.4 2.6 50.8 13.1
Fuente: Negociado del Censo Federal, Censo de Población y Vivienda de 2000, Puerto Rico; Perfil Demográfico 2; y Junta de Planificación.

Me resulta curioso mencionar que el municipio con mayor porcentaje de personas con un grado de escolaridad de “Menos de Noveno Grado” es el de San Sebastián, con un 40.2%. De hecho, como es de nuestro conocimiento, San Sebastián es el municipio del noroeste localizado más al centro de la isla y, si lo comparamos con Aguadilla que se encuentra en la costa, posee un 29.8%. Sería errado decir que mientras más cerca de la costa, menos personas están con el grado de escolaridad de “Menos de Noveno Grado”; pues el municipio de Rincón, también de la zona noroeste de Puerto Rico y ubicado en la zona costera, posee un 35.6%.
Si los datos relacionados al elemento de “Menos de Noveno Grado” le son decepcionantes, qué le haría pensar que cerca de la mitad de la población del noroeste no posee el grado de cuarto año de escuela superior? El promedio para la isla de Puerto Rico es de 40% y de la zona noroeste es de un 49.2 % (véase Tabla 2). De hecho, los municipios con menos personas con cuarto año de escuela superior son: San Sebastián con 54.2%, Rincón con 51.8% y con 49.3% el municipio de Aguada. Esto quiere decir lamentablemente que la mitad de nuestra población del noroeste de Puerto Rico posee menos de cuarto año de escuela superior.
Me parece que, como dice el refrán popular, para muestra con un botón basta y como los datos están presentados en la Tabla 2, debo continuar con la segunda variable de las situación económica. Para ello comenzaré con el indicador de “Ingreso Per Cápita en Dólares” (véase Tabla 3). Debo recordar que la zona geográfica en análisis es la zona noroeste de Puerto Rico. El promedio de ingreso per cápita de Puerto Rico es de 8,185 dólares por persona, según la fuente del Censo Federal del Año 2000. Sería oportuno indicar que, en dicho Censo, el ingreso per cápita promedio de la zona noroeste es de $6,311. El municipio donde mejor se encuentra dicho ingreso per cápita es Aguadilla con

Tabla 3. Datos Económicos de la Zona Noroeste de Puerto Rico*
Area Ingreso Per Cápita Mediana de Ingresos % de Personas que Viven

Geográfica en $ Familiares Anuales en $ Bajo Nivel de Pobreza
Puerto Rico Total 8,185 16, 543 44.6
Aguadilla 6,996 13,320 51.5
Aguada 6,100 12,869 55.6
Isabela 6,816 13,499 52.3
Moca 5,664 12,476 55.8
Rincón 6,610 13,512 52.9
San Sebastián 5,681 12,458 54.3
Area Noroeste 6,311 13,022 53.7
*Fuente: Negociado del Censo Federal 2000, Puerto Rico.
.un 6,996 dólares, seguido de Isabela ($6,816), Rincón ($6,610) y Aguada ($6,100). Sin embargo, todos y cada uno de ellos está muy por debajo del promedio total para Puerto Rico con una desventaja de más de 1,000 dólares
Como tercer indicador de la situación económica en el análisis está la “Mediana de Ingresos Familiares” (véase Tabla 3). Para el caso de Puerto Rico, el promedio de dicha variable es de 16,543 dólares por familias anuales. Esto significa que para una familia compuesta por cuatro miembros este ingreso se distribuye en $4,135 por miembro; a razón de cerca de $344.00 mensuales. O sea, $344.00 dólares mensuales para el pago de agua, luz, teléfono, gasolina y “comida” por miembro. Para tener una idea más clara, serían unos $11.33 diarios para satisfacer las necesidades diarias. Si tomamos en cuenta un almuerzo de $4.00, digo si es que se consigue, todavía quedan $7.33 para cena, desayuno y lo restante.
Si este cuadro resulta no esperanzador, que más diría el amigo lector cuando menciono que la mediana de ingreso anual familiar en la zona noroeste es de $13,022. Para tener una idea, los municipios “más agraciados” son Rincón ($13,512), Isabela ($13,499), Aguadilla ($13,320) y Aguada con $12,869 (véase Tabla 2). El ejercicio que efectué anteriormente puede ser aplicado por cada uno de estos municipios y veremos que el ingreso diario se encuentra entre los $8.53 y $9.25.
Si estos datos desalientan a los residentes de esta zona geográfica, existe un indicador que nos ubica “mejor que el resto de la isla”: el por ciento de personas que viven bajo el nivel de pobreza. En el caso de la isla de Puerto Rico, el promedio es de 44.6% según el Censo del 2000. Me gustaría expresar que dicho dato está siendo muy criticado al compararlo con el 58.3% que había en el Censo del 1990. Digo criticado, pues algunos de los indicadores económicos como desempleo, tasa de participación laboral, índice de costo de vida, ingresos anuales y otros no sufrieron cambios tan significativos en una década. Sin embargo, la tasa de personas viviendo bajo el nivel de pobreza tuvo una diferencia de 13.7%. Ahora deberíamos preguntarnos cuál es la situación en la zona noroeste. El porciento de personas que viven bajo el nivel de pobreza en la zona noroeste es de 53.73% . La zona noroeste sigue siendo una de las más afectadas en cuanto a pobreza se refiere en Puerto Rico quedando antes de ella la zona central montañosa.
En este espacio sólo se pueden apreciar algunas variables del perfil económico educativo de la población de la zona noroeste de Puerto Rico y que demuestran la desigualdad e injusticia hacia los residentes de dicha zona. Debo mencionar que en este análisis no se incluyen los elementos desempleo, tasa de participación laboral, personas con grados asociados, grados de bachillerato y estudios graduados entre otros. Dejo la puerta abierta para discusión sobre los efectos que pueden tener estas situaciones, que considero muy penosas, al momento de tratar de establecer parte del perfil social de la región noroeste de Puerto Rico.

Wednesday, February 14, 2007

Mi primera experiencia como blogfesor

El pasado 8 y 9 de febrero del 2007, exactamente una semana, participé del Primer Congreso Puertorriqueño de Blogs en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico. El trabajo coordinado y organizado por el Dr. Mario Nuñez se caracterizó por un excelente desempeño de todos(as) los(as) participantes (recursos y visitantes). La experiencia me llevó a pensar cómo comienzo a desarrollar este sistema que aparenta ser una herramienta muy útil para usar en el salón de clases. Hoy, 14 de febrero de 2007, he iniciado este viaje que, cuando tenga la edad avanzada en vejez, pueda platicar con mis nietos(as) (si es que llegan) sobre la experiencia de ellos(as) en esta aventura. Veremos en el futuro como cambia mi forma de pensar.