Sunday, September 26, 2021

Un bebé llamado LUMA

Publicado en el rotativo digital La Isla Oeste el domingo 26 de septiembre de 2021 disponible en su enlace digital original https://laislaoeste.com/un-bebe-llamado-luma/ 


Estando en la residencia de mis padres se fue la luz y a solo cuatro meses desde que entró LUMA en junio. En la espera de este sagrado servicio, la conversación fue muy amena y mami dijo “LUMA es como un bebé recién nacido que carece de las destrezas básicas de supervivencia”. Palabras sencillas, elocuentes, filosóficas y prospectivas.

 

La especie humana tiene que entrar a un proceso de aprendizaje paso a paso para caminar. Eso vemos con LUMA pero, que pisa y no arranca. Previo a que tomara control del sistema de distribución eléctrica en Puerto Rico, decía que todo estaba perfecto para iniciar. Nos recuerda a esos bebés que sin saber caminar ya quieren correr y, por ello, se caen.  

 

Como humano en la niñez, LUMA ha estado solo experimentando y ejecutando solo por reacción. Ese devenir es con errores constantes que le cuestan regresar al mismo lugar que arreglaron par de días o semanas previas. Es la parte inexperta de lo que sería la vida humana cometiendo errores constantes por la falta de conocimiento y madurez. En parte, porque el empleado que reclutó de Energía Eléctrica era el de muy pocas canas laborales.  

 

La adolescencia humana es la etapa donde evoluciona al proceso de identidad e independencia del nido. Es donde resolvemos todos los problemas con un chascar de dedos. Luma continúa con los problemas de proveer el servicio adecuado y con falta de esperanza de mantener lo mínimo que ejecuta. Es creerse adulto, si serlo. Las constantes fallas de servicio lo demuestran y, con ello, las excusas constantes.

 

Como adolescente crea imaginarios de cómo será su mundo ideal y, en muchos casos, fantasiosos. Una vida color de rosa que proviene de la irrealidad. En ese choque se encuentra LUMA. Carece de elementos, hechos, datos y confianza de poder ejecutar un servicio mas o menos aceptable. Habrá quien diga que es lo mismo que cuando AEE. La diferencia: una empresa privada que cobra millones de dólares que paga el pueblo y sigue pidiendo más dinero con los aumentos solicitados. Solo resta un berrinche. Dirán que con la AEE había un monopolio. Es similar con LUMA, pero con costos económicos y de servicio.  

 

En la adultez humana se parte que se puedan resolver las situaciones cotidianas dentro del margen de error que poseemos. No somos infalibles, pero la expectativa es que funcionemos dentro de un marco de responsabilidad y que podamos aportar a la sociedad en general. Al momento, eso no llega con LUMA. Se han estancado en la primera etapa de evolución administrativa cuando se espera que los errores sean mínimos o dentro de un margen aceptable. El pueblo necesita que la ¨escoba nueva barra bien”.

 

Nada. La vejez humana es etapa de recapacitar, reflexionar y brindar los mejores consejos. Esa en la cual se aspira a un futuro mejor distinto al presente. Esperemos que LUMA sea distinto a la adultez humana donde muchos se quedan de por vida siendo un bebé. Gracias mami por la metáfora atinada.    

Saturday, September 11, 2021

El Día del Abuelo tiene que ser todos los días del año

Publicado en el rotativo digital La Isla Oeste disponible en su enlace digital https://laislaoeste.com/el-dia-del-abuelo-tiene-que-ser-todos-los-dias-del-ano/ 

La institución social de la familia surge al momento en que una pareja comienza el proceso de procrear (que puede ser biológico o legal). Al paso de los años les toca a sus crías reiniciar el proceso con los suyos. Ya en ese momento surgen las figuras más longevas de la familia: los abuelos y abuelas. Este próximo domingo 12 de septiembre, se celebra el Día del Abuelo. Es un momento propicio para acercarnos más física o espiritualmente.

 

En nuestro caso carecimos de la oportunidad de conocer físicamente a mi abuelo paterno Don Lorenzo “Loro” Vera. Todo lo que conocemos está marcado por las historias de abuela Juana y mi padre. También por una foto que, según mi padre, es la única que se conserva (según su recuerdo). Me dicen que era alto, guapo y pequeño comerciante del barrio. Cuentan también que fue un político sagaz y que luchó por el bien del barrio. Un ejemplo de ello fue la escuelita de Cuchilla Abajo. Abuelo Loro donó el terreno para que se construyera ese recinto que, hoy día, es el Centro de Envejecientes el Municipio.

 

Otros dicen que era demasiado listo. El ejemplo que brindan es que cuando se fue a construir la carretera principal del barrio, logró que diera surcos y que todas sus tierras estuvieran conectadas a esa vía. En otras palabras, que el plano original era de una línea recta pero que se fue modificando por los deseos de abuelo Loro. Es una teoría que carece de evidencia, excepto los meandros de la carretera.

 

Su esposa Doña Juana González Pérez, le conocimos. Alta, flaca, con un rostro angelical que todavía las fotos detallan su belleza. Nunca olvidaré las veces que nos llevaba a recoger almendras para luego hacer el dulce. Para nosotros era un juego, para ella era parte del proceso de crianza en el cual puntualizaba en que hay que buscar el pan donde sea. Crio sus hijos y sus hermanos de padre. Años más tarde también a mis primas ante el fallecimiento de mi tía.  Extrañamos las veces que se reía sacando los pocos dientes que le quedaban y cuando sin importar la hora, nos decía “te hago una papita” (refiriéndose a freír un papa). Los últimos años de su vida la pasó vegetal y recordamos cuando nuestra madre nos levantó en una madrugada para decirnos la noticia.

 

Mis abuelos maternos los pude tener hasta nuestra etapa de adulto. Doña Longina “Gina” González era bajita, regañona con cariño, calladita, le gustaban las prendas y estar muy arreglada. No se perdía una boda, cumpleaños o cualquier actividad de la familia. Cantaba, aplaudía y mostraba una sonrisa única. Cuando estaba pensativa siempre decía “piedad, Dios Mío, piedad”.  No fallaba cuando tenía que hacer valer sus derechos que comenzaban los roces con abuelo Mesio.

 

Don Nemesio “Mesio” Hernández era bajito, gordito, con unos ojos azules que dicen conquistaba a quien fuera, un quinto grado de escuela, agricultor, fiel lector de la prensa y político. Hablaba hasta por los codos. Era muy conocido en el barrio por haber sido asambleísta. Todavía hoy día la gente nos habla de él.

 

Éramos su nieto varón mayor. De casados fuimos a vivir al lado de su residencia. Todas las tardes cuando llegábamos del trabajo, esperaba como 30 minutos para ir a platicar de los eventos del día. Estaba tan empapado de lo que decía la prensa y la radio, que dominaba cualquier tema. Por mudarnos a nuestro nuevo hogar y con sus tres bisnietos, ya no podíamos tener esa plática especial. De hecho, pasamos a otra etapa laboral que impedía verle a menudo.

 

En su último año de vida no fuimos en Navidad y no recordamos razón. Don Mesio tradicionalmente sacaba de su bolsillo un pañuelo y le daba tres pesetas a mi hijo mayor, dos al mediano y una al pequeño. Pero ese año no llegamos. Suponemos le extrañó y se lo dijo a nuestra madre quien, de inmediato, nos lo hizo saber. Fuimos durante la cuaresma del 1997 y nos estaba esperando con todo su esplendor, sin saber que sería la última vez que compartiríamos. Tres meses después partió.

 

Hoy nuestros abuelos pasaron a un mejor espacio de vida. Solo las memorias y recuerdos traen una tormenta de emociones. ¡Cuánto diera por haberles conocido más y valorar mejor el tiempo con ellos! Muy bien dice el dicho, “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.

 

A quien lea estos párrafos, si los tuyos siguen en este espacio de vida, asegúrate de aprovechar al máximo todo el momento. Si tienes reproches o algún malestar con ellos, ¡qué bueno porque siguen a tu lado! Luego será muy difícil y no habrá marcha atrás cuando nos dejen.

 

Si estás disfrutando sus nietos y nietas, nosotros esperamos. ¡Feliz Día del Abuelo!