Escrito de opinión en el periódico Diálogo del
3 de julio de 2018, disponible en el enlace http://dialogoupr.com/donde-estan/
Luego de más de un
año guardando silencio sobre eventos universitarios, el desinterés y carencia
de importancia universitaria observado, me invitan a escribir. En pasados años
las diversas organizaciones representantes de grupos formales, mantuvieron una
fiscalización constante de lo que ocurría. Mantuvieron la voz crítica
responsablemente. Hoy desde las unidades el silencio es ensordecedor.
Muchos universitarios
indican que es recuerdo melancólico lo alcanzado en los pasados años. Mencionan
que, la devastación causada por el huracán María, es la excusa para la
creatividad, innovación y futuro. Mientras “Puerto Rico se levanta”, la personalización
de planes surge como estrategia. La percepción social generalizada es negativa.
Hay quienes piensan
que esa percepción es errónea. No obstante, nombramientos de dudoso mérito y
por aportaciones corroboran e indican la dirección contraria. ¿Dónde quedó el
proceso de validación de credenciales? Nos unimos a los que piensan que el
sistema de educación superior público en Puerto Rico debe estar fuera de ese espacio
de situaciones. A quien se nombre tiene que
tener credenciales fidedignas y fuera de amiguismos, o porque “posee el grado doctoral”
o simplemente para mofarse.
La tristeza se
agudiza cuando el eco insiste en que se proveen fondos para realizar viajes oficiales
a parques temáticos. La justificación es por congresos o seminarios carentes de
calidad y por debajo de lo mismo que se ofrece en la Isla. El susurro menciona
que las empresas de calibre y alta capacidad envían una sola persona a estos
lugares. Esta persona prepara materiales para proveer adiestramientos o
información a sus pares. Total, hay quien dice que “lo que pasa allí se queda
ahí” y “nadie lo notará”. No obstante, se equivocan. Es observado y se toma
nota.
Mencionado en el
primer párrafo, la responsabilidad de fiscalizar es de las organizaciones que
representan a su matrícula: asociaciones, uniones, colectivos, entre otros. A
nivel central se observa algo. No así en las unidades. Esta tarea es indelegable
por parte de todos los sectores pero que es imperceptible. Muchos se preguntan:
¿dónde están? ¿Fuera de Puerto Rico atendiendo sus intereses? ¿Apoyando a una
amiga? ¿En silencio porque lo de hoy es peor a lo que tanto critiqué? Porque
busco cómo mantenerme en el puesto. La pregunta continúa: ¿dónde están?
Recordamos que fiscalizar no es sinónimo de cooperar. Son verbos distintos. La
decepción se une a esta reflexión al observar ni una sola nota de oposición, bueno
ni de resalto.
Dicen que las notas
de éxito son escasas, en especial en el noroeste borincano. En los pasados años
se resaltaba frecuentemente. Hoy es una en tres meses. Perdón, sin incluir las
relacionadas a violaciones de leyes y que aún continúan con “distinciones”. Esto
sigue corroborando que lo observado es real: no hay nada.
Mencionan que dentro
del sistema de educación superior pública, el estudiantado busca en un pajar qué
cursos se van a ofrecer. Departamentos académicos que reciclan ofertas
académicas de antaño donde los horarios, cursos y secciones son los mismos de
hace diez años. Muchas son las posibles razones, adicionales a las presentadas
en el primer párrafo. A ello se suman departamentos académicos que no reúnen su
facultad en un año y dirigentes que completan a medias su jornada de trabajo o
donde sus asistentes administrativos toman decisiones académicas. A lo
mencionado se adhiere la falta de conocimiento en la reglamentación
universitaria y muy poca dirección o planificación. Insistimos en preguntar
quiénes son los responsables de dejarlo saber o es que “no sé qué hacer”.
Lamentamos que el poco
espacio imposibilita otros elementos que observan como hablar de contratos que
desgatan fondos generales sin algún tipo de economías, la cantidad de renuncias
y carencia de materiales. Nada, oportunidad para redactar futuros párrafos y
seguir buscando la contestación a la pregunta de este escrito.