Artículo publicado en el rotativo El Nuevo Día del jueves 5 de noviembre de 2020 disponible en el enlace https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/2020-un-proceso-electoral-especial/#comments
La historia política en Puerto
Rico es interesante. El proceso de elecciones generales del martes 3 de
noviembre de 2020 trajo algunas sorpresas y muchos recuerdos. Uno se refiere al
segundo alcalde electo por nominación directa. Segundo, el amplio porcentaje
del voto por el Partido Independentista. Tercero, al momento de redactar estos
párrafos, un gobernador de un partido con un poder legislativo de otro partido.
Cuarto, la representación de partidos emergentes en la legislatura. Analicemos
cada asunto por separado.
En el año 1988 Santos Ortiz, mejor conocido como “El
Negro”, pasó por una primaria muy profunda en el PPD en el municipio de Cabo Rojo
contra su correligionario Georgie Fas Ramírez. Santos perdió la primaria, pero rápido
inicio un movimiento hacia la nominación directa. Recuerdo el anuncio en los
medios de entonces: “Pasa la pava, pasa la palma, pasa el PIP y vota por ti: El
Negro”. La tarea principal fue un proceso de enseñar al pueblo sobre cómo
escribir “El Negro” para quienes no sabían. Finalmente prevaleció.
Hoy en el 2020, Edgardo Cruz, quien fue rechazado por
el PNP para participar en la primaria de su partido en Guánica y, luego de
haber sido certificado por el Partido Proyecto Dignidad es sacado de la
papeleta por incongruencias que aún no pueden explicar, obtiene la victoria. Cruz
se querelló públicamente que la situación con el Proyecto Dignidad fue por él
pertenecer a la comunidad LGBTTQ+. Luego de toda una campaña de caminatas y
contacto directo con su pueblo, obtiene el puesto de alcalde.
El segundo fenómeno es que el Partido Independentista
obtiene su mejor por ciento electoral desde los años 50. Su candidato Juan
Dalmau demostró que el carisma de pueblo, simpatía natural, honestidad con su
historial y respeto por los contrincantes pudo más que la soberbia y elitismo
que muchos consideran mantenía cierto liderato del PIP. De hecho, su campaña
basada en que lo que el pueblo busca era un buen administrador gubernamental
sin dejar a un lado la autodeterminación nacional, inspiró a miles de
puertorriqueños fuera de su partido y a simpatizantes de la independencia que
no se sienten pipiolos, a votar por él. Nótese que en el único momento que sale
la figura del licenciado Rubén Berrios es a celebrar el “triunfo” y nombrar a
Juan el futuro del partido.
En cuanto al tercer elemento, los gobiernos compartidos
han sido parte de la historia política en Puerto Rico. Aunque ya desde el año
1972 hubo esa vertiente, utilizaremos como ejemplo el 1980. Carlos Romero
Barceló gana la candidatura a la gobernación ante un proceso muy dudoso según
sus contrincantes. No obstante, el Senado de Puerto Rico pasa a manos del Partido
Popular con Lcdo. Miguel Hernández Agosto como su presidente. Fueron los cuatro
años de la investigación el caso Maravilla, del famoso careo entre Romero y Don
Miguel en el programa televisivo de Luis Francisco Ojeda, el que se fuera la
luz el día de las elecciones, el llamado a la “trinchera a la lucha”, entre
tantos recuerdos.
El segundo ejemplo de un gobierno compartido llega en
el 2004. Aníbal Acevedo Vilá domina la gobernación por menos del 1% de los votos.
La legislatura y Comisaría Residente dominadas por el PNP. Años de muchas negociaciones
y acusaciones que impidieron una administración gubernamental apropiada, a
nuestro juicio.
Ahora el 2021 traerá otro compartir político de poder que
se aleja totalmente de la definición positiva del concepto. Al momento La
Fortaleza está en espera de su nuevo inquilino. De ser azul habrá gobierno
compartido. Recordemos que el Senado tiene la autoridad constitucional de aprobar
o no los nominados a las secretarías del gabinete por parte del Gobernador.
Parto del supuesto que traerá muchas negociaciones previo a consentir nominados
y nominadas. La Cámara posee la responsabilidad de cuadrar los presupuestos y
nos hace pensar que habrá acusaciones del Ejecutivo sobre los fondos y la forma
de distribuirlos, entre muchas luchas.
El cuarto fenómeno el surgir de victorias de partidos
emergentes con éxito electorales tampoco es nuevo. El propio PPD nace en el
1936 y en el proceso eleccionario logra obtener victorias en diferentes
puestos. También el PNP en el 1968 no sólo obtiene victorias en escaños
legislativos, sino que ganó la gobernación. En fin, el espacio impide presentar
muchos ejemplos.
Sin importar cómo analicemos el resultado de este proceso
electoral del año 2020, surgen recuerdos que nos hacen reflexionar sobre estos
próximos cuatro años del 2021 al 2024. Esperamos sean para el bien del pueblo. Ahora,
de algo estamos claro el paradigma electoral en el futuro de Puerto Rico, ha
cambiado. Los partidos políticos deben evaluar este proceso del 2020 para poder
enfrentar el del 2024.
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1 Comentario
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Hace
36 minutos
4mayaguez
El PPD, el PIP y Victoria Ciudadana se encargarán
desde la Legislatura de castrar a Pierluisi en Fortaleza y neutralizar a
Jennifer en Washington. Vamos a ver si es cierto que ella consigue dinero
en Washington, o si se trata de dinero que Puerto Rico obtandría aun si no
tuviese Comisionado Residente. Ella se declaró REPUBLICANA DE TRUMP y el senado
del Partido Demócrata le cobrará su traición política. Al final del cuatrenio
que comienza ahora tanto ella como el PNP saldrán derrotados totalmente. No habrán logrado NADA.
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