Saturday, December 16, 2017

Los “estrategas”


Columna del escrito Eduardo Lalo en el periódico El Nuevo Día del sábado 16 de diciembre de 2017 disponible en el enlace https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/losestrategas-columna-2382658/



Este año infame termina para los puertorriqueños, pero pienso que con él además se cierra un ciclo. Sin duda vendrán nuevos acontecimientos que oscurecerán su memoria, pero es previsible que el 31 de diciembre de 2017 no sea únicamente el fin de un año, sino de un tiempo, un proyecto y un desvarío.

          El gobierno no lleva aún 12 meses al mando, pero hace mucho que sus posibilidades reales de acción terminaron en este cuatrienio. No obstante, más que sus predecesores, el gobernador y un escogido grupo de funcionarios van de un lugar a otro, viajan constantemente a Estados Unidos, tuitean, se fotografían, se montan en grúas y helicópteros. Tanta actividad resulta sospechosa: un intento de demostrar que hacen muchas cosas, mientras el gobernador y su gobierno están atrapados en una colonialidad que veda tomar una sola decisión de peso. La faena del gobierno es un espectáculo, una campaña ininterrumpida de medios, un año electoral que pretende extenderse hasta el 2020, para entonces, si hay suerte, abrir más funciones.

El modelo es viejo, pero ingenuo y catastrófico en nuestro contexto político. En países soberanos, sirve para camuflar o azucarar las decisiones que alterarán significativamente el panorama social o económico de una nación. Así se limitan o se eliminan derechos civiles o laborales; así los pueblos mastican mejor las transformaciones que beneficiarán a unos en detrimento de otros. El gobierno como espectáculo ha probado ser cínicamente exitoso cuando se dispone de poder real, pero aun en estos casos, su éxito en la cartelera prescribe y es sustituido por otro espectáculo, el de los opositores de otra fuerza política o el de los rivales de la propia. Si se quiere un ejemplo de esto, sólo hace falta comprobar quién es el actual inquilino de la Casa Blanca.

Pero en Puerto Rico se vive en una realidad alterada, una cuarta dimensión que en realidad es una forma de miopía o de casi enternecedora idiotez. Los “estrategas” del gobierno mueven sus fichas en el tablero: hoy el gobernador debe ayudar a limpiar una alcantarilla o trepar a un poste; hoy la primera dama debe recibir un cargamento de baterías o aludir a Cien años de soledad; hoy la secretaria de Educación debe meter un rolo en una paila de pintura frente a una escuela o llevar una computadora a arreglar; hoy el secretario de la Gobernación debe indicar con cuántos pueblos no ha tenido comunicación a cuatro semanas del huracán; hoy el director de la AEE informará sobre el generador portátil que ha ordenado para poder electrificar los ventiladores de techo de un cuartel de policía; hoy llamará desde Washington la comisionada residente para informar que vio al presidente Trump en CNN.

Mientras esta actividad frenética se orquesta y ejecuta, el mundo real se empecina en existir. La Junta de Control Fiscal impone términos, fechas, decisiones, que tronchan la capacidad de obrar del gobierno. Éste se hunde aún más en la bancarrota y calcula hasta cuándo podrá pagar la nómina. Una jueza federal es designada como una especie de tutora de la administración del gobernador y lo que en su momento pueda o no decidir en su sala causa escalofríos. Un huracán pasa al norte del país y aun así deja a la mayor parte de éste sin servicio eléctrico. Exactamente dos semanas después, arriba otro que nos atraviesa de sudeste a noroeste y que equivale a un bombardeo. Quedamos sin luz y sin agua, millares incontables sin casas. No hay comunicaciones ni combustible. Hay zonas en las que se agota la comida. Los días se convierten en semanas y éstas en meses y, caídos miles de árboles, queda a la vista de cualquiera la abyecta realidad social del país. Los “estrategas” que habían diseñado un plebiscito fársico, en el que apenas vota el 20% del electorado, obtienen la respuesta que no esperaban ni contemplaban, cuando se les concede el lanzamiento presidencial de rollos de papel toalla: una estadidad desechada o desechable, un pañuelo para las lágrimas o la risa.

Con al menos dos terceras partes de Puerto Rico a oscuras, a 100 días del primer huracán, un proyecto de Reforma Fiscal en el Congreso estadounidense amenaza con causar la pérdida de decenas de miles de empleos. En el voluminoso texto que ahora se discute, no se halla una sola mención de Puerto Rico. El futuro del gobierno, por tanto, es el siguiente: deberá constreñirse a los deseos de la Junta de Control Fiscal, de la jueza que se le ha impuesto, a las arcas vacías de la bancarrota, a la masiva evaporación de empleos y de actividad económica de envergadura por la aprobación de la Reforma Fiscal, y a todo esto se añade las heridas sin sanar, y muchas veces sin atender, de los huracanes.

Ante esta inmensidad, el gobierno no puede tomar una sola decisión propia y libre. Solamente se le ha ocurrido extender la mano en Washington y, en San Juan, intentar que “salpiquen” las ayudas en los bolsillos de los que colaborarán camino a las próximas y aún lejanas elecciones.

Los “estrategas” y sus pupilos lo tienen muy difícil. Los presidentes de las cámaras legislativas tanto más y por eso han visto como un regalo caído del cielo la expulsión expedita de uno de sus cuates, las elucubraciones onanistas sobre el voto presidencial y la falsa moral institucionalizada como discrimen de su nueva ley religiosa, que además es pertinentísima en estos momentos.

En algún buen restaurante, provisto de generador eléctrico, el gobernador y su gabinete, la comisionada residente, los presidentes legislativos y sus “estrategas” se rebanarán los sesos buscando la manera de no tener que hacerle frente a la realidad y así los episodios recientes del tiempo, del proyecto, del desvarío de la vigorosa colonialidad puertorriqueña puedan acabar sin dar más sobresaltos.

Este es un país de “estrategas”, al punto que el gran César Andreu Iglesias creó uno en las columnas que se recogen en Periodismo vital editado por la ASPPRO hace unos años. Se trata de Salustiano Woodrow Ríos que impartía cátedra en el Nene´s Bar que aparecía con frecuencia en los textos de este autor. En la columna “Idea salvadora” (que es justamente lo que necesitan ahora el gobierno y sus “estrategas”) Salustiano parte del acto de fe canónico del anexionismo: “No hay diferencia entre Puerto Rico y Estados Unidos”. Por tanto, las grandes compañías con miles de empleados y miles de millones en ganancias podrían mudarse a Puerto Rico. De esta manera los embates de la bancarrota y la Reforma Fiscal cambiarían de dirección y sería Estados Unidos el que se quedaría sin empleos y sin recursos. Así, además, Puerto Rico sería más Estados Unidos que Estados Unidos.

          El argumento es tan lógico como los que hemos escuchado recientemente en boca del gobernador o la comisionada residente. Sin embargo, existe un problema. A ver cómo lo pongo: para llevarlo a efecto habría que tomar la realidad de que hemos dejado de ver la realidad por décadas y convertirla en una realidad universal. En este momento, dando los últimos bocados del plato fuerte, a un nuevo Salustiano Woodrow Ríos se le prende el bombillo. Apura un trago de vino y está seguro que ha dado con la clave para que Puerto Rico sea lo mismo que Estados Unidos y el mundo acabe de ponerse al revés: “¡Lo tengo! ¡Y si ponemos al gobernador a tirar rollos de papel toalla en Washington!

Sunday, December 3, 2017

Castillos de Arena


Columna del escritor y periodista Benjamín Torres Gotay en el periódico El Nuevo Día del domingo 3 de diciembre de 2017, disponible en el enlace





Como una ola que arrasa un castillo de arena que había sido construido con mucho esmero, dejando apenas los cimientos, el huracán María barrió con lo que quedaba de los contornos del Puerto Rico que conocíamos hasta ahora.  Esos contornos, lo sabemos, venían siendo desdibujados hace tiempo por la debacle económica, por el desplome de las instituciones del Estado y por la ausencia de legitimidad del régimen colonial bajo el cual hemos vivido por toda nuestra historia, aunque se le hubiera querido maquillar en el 1952. 

María acabó con lo poco que quedaba. Nos dejó un país mucho más pobre, con posiblemente hasta el 60% de sus habitantes bajo el nivel de pobreza, una cifra que no veíamos aquí desde el 1980, según un análisis del Centro de Investigaciones Censales de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey. Nos deja un país con mucha menos gente, con cientos de miles yéndose a Estados Unidos, llevándonos a menos tres millones de habitantes por primera vez desde 1970. 



María nos dejó un país con la economía en ruinas, con una reducción en la actividad económica que  puede llegar hasta un espantoso 15%. Quedaron, a la vera del derrumbe, miles de negocios cerrados y posiblemente hasta 15,000 compatriotas sin medios para llevar el pan a los suyos. Nos deja un país con la infraestructura destruida y sin dinero para reconstruirla. Nos dejó un país atónito, herido, en franca crisis de identidad, que no sabe ni por dónde empezar a caminar de nuevo. 

Nos toca, entonces, hacer acopio del panorama,  caminar entre las ruinas humeantes, superar la decepción, el dolor y la rabia y ver por dónde se puede empezar a construir de nuevo un país que ofrezca a la mayor cantidad posibles de sus habitantes la posibilidad de alcanzar una vida digna. 

No va a ser fácil, sobre todo porque para reemprender el camino hay que reconciliarse primero con varias dolorosas verdades que contradicen mucho de lo que se ha tenido aquí por dogma por generaciones. 

Lo primero es que los recursos que va a tener el gobierno de ahora en adelante van a ser mucho menos de los que ha tenido hasta ahora y eso de alguna manera nos va a impactar  a todos. Ya no va a poder ser, aunque quiera, la mamá grande que va a tener cómo cuidarnos a todos. Los puertorriqueños vamos a tener que aprender a resolver algunos problemas por nuestra cuenta, a tener más iniciativa, a ser más proactivos. 

Eso tiene que aprenderlo el país y estar vigilante, porque no hay ninguna razón para creer que cuando haya menos recursos, lo que haya serán para quienes más lo necesiten. La experiencia ha demostrado hasta ahora, demuestra incluso en lo poco que se ha visto después de María, que primero va la gente cercana al poder  y después los necesitados. Esa infame práctica que hemos visto aquí por décadas no ha cambiado hasta ahora y si no velamos sigue pasando. Incluso, ahora hay que velar más que antes porque ya no habrá paralos dos, como llegamos a creer que era el caso. 

Lo segundo (o quizás lo primero, eso que lo decida el lector) es que no se puede seguir mirando a Estados Unidos para que nos resuelva todos nuestros problemas. 

Han pasado hoy 74 días de María y todavía es la hora que en Estados Unidos no hay ni siquiera una propuesta formal para la asistencia especial que la isla necesita para emprender una reconstrucción que nos permita resistir en mejores condiciones el próximo huracán que, inevitablemente, tarde o temprano llegará. 

De lo único que se ha hablado es de los controles para que las autoridades locales no despilfarren lo que se dé, si algo se termina dando. El Gobierno ha pedido $95,000 millones. Hubo una asignación de $44,000 millones, que el Congreso no ha atendido, pero que es también para Houston, Florida, Islas Vírgenes y California.

Encima de eso, las dos cámaras legislativas federales aprobaron una reforma contributiva que obligaría a las industrias estadounidenses que operan aquí a que paguen un arancel por llevar sus productos a Estados Unidos. Todo el que ha analizado eso seriamente dice que ese arancel puede costar hasta unos 70,000 empleos directos. Sería, han dicho algunos con mucha razón, más devastador incluso que el huracán María. 

La medida todavía tiene que ser discutida entre las dos cámaras antes de su aprobación y quizás ahí se le tira algo a Puerto Rico. Pero no deja de ser inquietante, y extraordinariamente revelador, que la medida haya sido aprobada por las dos cámaras sin que ninguna se haya percatado, o, peor, no le haya importado, el puño al estómago que eso puede representar a la economía puertorriqueña. Acá vivimos obsesionados con Estados Unidos. Allá hay que tocarlos por el hombro para recordarles que existimos.  

Eso se une al desdén por el resultado de dos consulta de status que, con todos sus defectos, que son muchos, arrojaron resultados que se pueden interpretar como favorables a la estadidad, a la manera en que nos trataron cuando no se pudo pagar más la deuda y a cómo nos hicieron esperar hsta lo último por una medida que evite que nuestro sistema de salud se quede sin dinero y es obligada la conclusión de que Estados Unidos ha empezado a desentenderse de los problemas de Puerto Rico. 

Puede ser el resultado del despilfarro, la dejadez y la corrupción de décadas con lo que ya recibíamos. O puede ser que ya no le importamos tanto como alguna vez. Pero no se puede evitar concluir que el nuevo Puerto Rico tiene que configurarse pensando en una nueva manera de relacionarnos con Estados Unidos.

 Hay más, pero solo en esos tres aspectos, un país con menos recursos, obligado a tener un gobierno más pequeño y, ojalá, quieran los electores, menos corrupto, más una manera distinta de aproximarse al tema de Estados Unidos, hay tres verdades dolorosas con las cuales nos toca lidiar en el complicado mundo pos-María.

 Veamos y entendamos, no vayamos a terminar de nuevo, construyendo castillos de arena.

Monday, August 7, 2017

Hospedajes universitarios: retos y aprendizajes para estudiantes de nuevo ingreso



Emociones, frustraciones y, sobre todo, mucha enseñanza son las sensaciones más comunes entre los jóvenes que asumen el reto de hospedarse. Unos 3,151 estudiantes comenzarán el nuevo año académico en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. (Archivo/Diálogo)



Escrito de Srta. Génesis Dávila Santiago en el periódico Diálogo del 7 de agosto de 2017 disponible en su versión original en el enlace siguiente:




 Con el fin del verano, se acerca el período en que miles de jóvenes en Puerto Rico entrarán a la universidad. Para muchos de ellos, comenzar  la vida universitaria es el paso inicial de la etapa adulta y, por tanto, puede convertirse en uno de los procesos más intimidantes.


Asimismo, se trata de un lugar de gran diversidad, en el que la adaptación juega un papel importante para la retención de estudiantes en preparación para una profesión.


Según la psicóloga clínica de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP) María I. Jiménez las problemáticas más comunes que enfrentan los estudiantes de nuevo ingreso giran en torno a la presión académica, debido a que los hábitos de estudio de la escuela superior no siempre funcionan en la universidad.


Del mismo modo, la también directora del Departamento de Consejería para el Desarrollo Estudiantil (DCODE) de la UPRRP expresó que para los estudiantes que viven lejos, el conflicto se centra en la adaptación a no estar junto a sus familiares.


“Es bastante común recibir estudiantes que tienen dificultades en el hospedaje, sobre todo porque es la primera vez que viven fuera de su hogar, la primera vez que viven con personas que puede que conozcan o puede que no conozcan o que conocen un poco y después conocen un poco mejor. Así que el asunto de la convivencia no es tan fácil…” detalló Jiménez.


Por tanto, si bien la universidad es un proceso de grandes retos académicos, hospedarse se suma a las complicaciones de los jóvenes que viven lejos. Sin embargo, aunque el proceso al inicio pueda ser difícil, la recompensa vendrá llena de madurez e independencia si se tienen las prioridades claras.

En Puerto Rico existen  universidades que brindan servicios de alojamiento para sus estudiantes. Según datos del Centro Nacional para Estadísticas Educativas (NCES, por sus siglas en inglés), la capacidad para hospedarse que brinda la UPRRP dentro y fuera del campus era de 770 estudiantes para el 2015-2016. De acuerdo con datos presentados por personal de las universidades, la Universidad del Sagrado Corazón posee un cupo para 607 personas, mientras que la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico aloja 160 estudiantes.


Según el sociólogo y profesor de la UPR en Aguadilla Nelson Vera Hernández existen cuatro factores principales que pueden afectar de forma positiva o negativa a un alumno en su período de hospedaje. El primero de ellos es el proceso de adaptación, seguido por el aspecto económico, luego el tipo de hospedaje y por último las normas del hospedaje.


Proceso de adaptación

Vera Hernández detalló la adaptación como un proceso por el cual cada persona tiene que pasar no solo al momento de hospedarse. Indicó que todos los seres humanos vienen de microculturas específicas de cada familia y que al convivir con personas que tienen otras culturas, comienzan los conflictos.


Este fue el caso de Carla Reyes Morales, una joven de 18 años proveniente de Patillas quien tuvo que mudarse a vivir sola debido a conflictos con su compañera de cuarto.


“Al principio, cuando me hospedaba con otra persona yo pensaba que iba a ser más convivencia, que se supone que sea así. Pero me di cuenta rápido que la persona con la que yo convivía, en realidad no quería convivir conmigo…Me veía la mayoría del tiempo yo haciendo las cosas que se supone que era entre las dos y para mí no era justo…”, expresó a Diálogo la estudiante de Humanidades en la UPRRP.


No obstante, el proceso de adaptación también se sitúa en el cambio de escuela superior hacia el ambiente universitario. Para Iván Fontánez Vázquez, un joven de 23 años que ahora cursará su sexto año en la UPR en Mayagüez su primer semestre en la universidad no fue fácil.


“Mis primeros días de hospedaje de verdad fueron bien, bien fuertes. Yo te diría que, ese primer semestre, me tomó todo el semestre irme acostumbrando a lo que era hospedarme porque nunca me había hospedado…y fue bien fuerte”. Así se expresó el joven estudiante de Ciencias Físicas quien relató que en su pueblo, Aguas Buenas, estuvo muy activo como líder comunitario, pero al llegar al hospedaje tuvo que dejarlo todo y comenzar de nuevo.


Contrario a la experiencia de Fontánez Vázquez, el también estudiante de la UPR en Mayagüez Julius Claudio expresó que el proceso ha sido muy positivo y que incluso le ha gustado mucho. A pesar de cursar su primer año en Ingeniería Agrícola, aseguró haberse acostumbrado rápido.


“Los primeros días en el hospedaje no fueron fáciles porque me tocaba cocinar, hacer compras y, también, hacer gestiones por mi cuenta…pero después de esa semana todo corrió normal en mi vida y me acostumbré”, comentó el joven de 18 años de edad y proveniente de Humacao.


Sobre este asunto, la doctora en psicología destacó que se los estudiantes deben enfrentar este proceso como uno normal, pero a su vez deben ser flexibles y comprender que no siempre será fácil y que se enfrentarán a barreras.


Determinante el factor económico

Como segundo factor importante el Vera Hernández destacó el presupuesto económico y explicó que el estudiante debe aprender a manejar su dinero desde antes de entrar a la universidad para así hacerlo de manera eficiente. A su vez, expresó que se debe tener en cuenta “la alimentación, instrumentos de estudio, los gajes del estudio y alguna situación de emergencia que pueda ocurrir”.


Para los jóvenes que no tienen ningún tipo de experiencia manejando su dinero de forma independiente, esta parte en la vida universitaria puede ser muy difícil.  Julián Avilés, estudiante de Humanidades en ls UPRRP, describió el proceso de manejar su dinero como un aprendizaje.

“Fue aprender, ver lo que era necesario, a guardar los chavos y a no gastarlos. Tener en mente que tenía que comer para no gastar los chavos en ‘jangueos’… Fui poquito a poquito cometiendo errores y aprendiendo de ellos”, comentó el joven de 18 años de edad.


Influye el tipo de hospedaje

El profesor de la UPR en Aguadilla detalló que otra variable importante para la adaptación universitaria es el tipo de hospedaje debido a que no es lo mismo vivir con dos personas que vivir en un lugar con seis y hasta doce personas. La experiencia de hospedaje de la mayoría de los jóvenes depende de sus compañeros de cuarto y de la impresión que ellos les den.


Para la estudiante de primer año en Estudios Hispánicos de la UPRRP María Isabel Rivera la experiencia no fue tan fuerte a pesar de describirse como una persona “bien hogareña”. Aunque recordó que al inicio se sentía muy asustada, aseguró que ya conocía a sus tres compañeras de cuarto desde antes de hospedarse lo cual fue de mucha ayuda.


“Nos llevamos muy bien, nos acompañamos una a la otra en lo que necesitamos y es bonito tener un lugar en el que te sientes a gusto para poder llegar después de un día cargado en la universidad y saber que van a estar allí ellas y que vamos a poder compartir bien. Se da una dinámica bonita”, describió la joven natural de Arecibo.


En el caso de Darliin Rivera, también estudiante de UPRRP, pero que reside dentro del campus universitario, la experiencia con sus compañeras ha sido mixta.


“Puedo decir que antes de que llegaran mis roommates de ahora, la experiencia no fue tan buena. Pero con las de ahora, ha mejorado la experiencia”, expresó la alumna de segundo año en Trabajo Social.


Importante las normas del hospedaje

El último factor principal descrito por Vera Hernández está muy ligado al asunto del tipo de hospedaje. El sociólogo indicó que no todos los hospedajes tienen las mismas reglas y que esas normas “juegan un papel muy importante”.


La joven de 18 años de edad y estudiante en UPRRP Marivanis Berríos se aloja en un hospedaje privado, pero que a su vez posee las normas de las residencias que tendría un hospedaje auspiciado por la universidad.


“Hay veces que me siento cohibida. No puedo subir gente, mi familia no puede subir… tengo que tener los aires siempre prendidos, y llega un momento en que quiero aire (exterior), es chiquito y pues hay muchas reglas que hay que acostumbrarse a vivir con ellas”, destacó la estudiante de Información y Periodismo.


Asimismo, Julián Avilés describió que entre de los factores principales para mudarse del hospedaje en el que se alojaba se encontraban las reglas de su residencia. Describió que debido a la huelga de la UPRRP, tuvo que sacar todas sus cosas del hospedaje y que no tenía a donde ir. Por tanto, decidió conseguir un nuevo hospedaje en el que pudiera quedarse las veces que quisiera.


Hospedaje universitario: dos perspectivas

Un dato adicional que mencionó el sociólogo Vera Hernández fue que hospedarse puede tener consecuencias muy positivas o negativas. Entre las consecuencias positivas destacó la independencia y madurez que adquieren los jóvenes durante su proceso. Por otro lado, las consecuencias negativas surgen si el estudiante convierte su vida social en una prioridad, en lugar de sus estudios.


A pesar de que para la mayoría de los jóvenes el proceso de hospedaje pueda ser difícil al principio, la mayoría coincide en que es una experiencia increíble.


“No cambiaría nada, porque cada una de las experiencias que uno vive, en el hospedaje y en el transcurso de su vida universitaria, son buenas en el sentido de que ayudan a uno a crecer, personalmente, académicamente y socialmente”, comentó Iván Fontánez.


Por último, la psicóloga clínica Jiménez recomendó a los estudiantes de nuevo ingreso que llegaran a UPRRP que se unieran a los servicios y talleres que brinda la universidad y describió que en todas las unidades y los recintos de la UPR existen profesionales de ayuda para los estudiantes.


“El programa de estudiantes orientadores que está diseñado precisamente para ayudar a los estudiantes cuando entran a la universidad a sentirse conectados con otros estudiantes, a conocer otros estudiantes de nuevo ingreso, a conocer los servicios de la universidad y dónde buscar qué. Además de eso, aquí nosotros ofrecemos servicios individuales y grupales de consejería y psicoterapia a estudiantes matriculados, que pueden venir por cualquier razón.”, describió la directora de DCODE.

Sunday, June 25, 2017

Hurtos en supermercados: un problema social y económico

Por Kenneth Matos Ramos en el periódico Diálogo Digital del 21 de junio de 2017 disponible en su versión original en el enlace http://dialogoupr.com/hurtos-en-supermercados-un-problema-social-y-economico/

El informe anual de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), reveló los productos que encabezan la lista de los más robados.

La solidaridad y el trabajo en comunidad son alternativas que pudiera ayudar a Puerto Rico a enfrentar una crisis alimentaria.
Así lo puntualizó la economista y planificadora Martha G. Quiñones Domínguez, en respuesta al informe anual de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), en el que se reveló que el hurto de productos de alimentos incrementó el año pasado.
“El problema es que hay que pagar la casa, hay que pagar la luz, hay que echarle gasolina al carro. Entonces, ellos van decidiendo dónde depositar el dinero. Lo que pasa es que cuando hacen esas evaluaciones, mucha gente se percata que no le sobró dinero para comprar la leche a la segunda semana después de cobrar”, explicó la profesora de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Arecibo.
Actualmente, en Puerto Rico un 46% de las personas viven bajo el nivel de pobreza, así lo constató Diálogo a través del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico.
“El robo es robo, pero el que roba por necesidad no lo juzgamos de la misma manera”, argumentó, por su parte, el sociólogo Nelson Arnaldo Vera. Según el también profesor de la UPR en Aguadilla, la acción de apropiarse ilegalmente de un objeto, más que entrar a discusión de política pública, se debate de manera moral.
Para el experto, más que pasar juicios sobre las personas que roban, se debe evaluar qué cosas se hurtan para entender la intención de la acción.
Según el estudio de MIDA, los artículos que encabezan los hurtos en Puerto Rico son las bebidas alcohólicas, el café, desodorantes, mariscos y otros, que incluyen dulces, shampoo, carnes enlatadas y medicamentos ‘over the counter‘ (OTC), así lo explicó el contable Eduardo González Green.
De acuerdo con el profesor Vera, el robo de bebidas alcohólicas podría responder a la constante propaganda de estos artículos que sugiere y busca incentivar pertenecer a una estilo de vida dentro de la sociedad.
En el caso de los productos de aseo personal y medicamentos, el sociólogo apuntó a que la necesidad y el tamaño podrían ser posibles causas para hurto. “En el caso de los productos no perecederos como las salchichas, jamón o atún, podrían ser un atractivo porque vienen enlatados, precocinados y duran más tiempo”, puntualizó.
Basado en estos hurtos, los comercios han tenido que implementar medidas de seguridad dirigidas a estos productos principalmente, indicó el profesor.
Comedores sociales como alternativa
A pesar de que los robos en supermercados locales no se limitan a comida, lo cierto es que existen distintas maneras para atajar una crisis alimentaria y que han sido probadas alrededor del mundo.
Por ejemplo, Quiñones Domínguez apuntó a los comedores sociales que se desarrollaron bajo la crisis en Argentina, como una validación de lo que estaba ocurriendo en el país.
“[Estos comedores sociales] aportaban también a las protestas y a las discusiones públicas para mejorar las condiciones. El comedor social es una de esas alternativas”, explicó la economista.
De hecho, en el Recinto de Río Piedras de la UPR (UPRRP), el movimiento estudiantil desarrolla el segundo proyecto de comedor social, luego de que se evidenciara una alta incidencia de hambre entre los estudiantes universitarios.
Según Quiñones Domínguez, la existencia de más comedores sociales alrededor de Puerto Rico será una necesidad ante la crisis que enfrenta la sociedad puertorriqueña. “Lo que pasa es que en Puerto Rico la politiquería ha criminalizado los comedores. Lo criminalizaron porque fueron los estudiantes quienes lo han desarrollado”, puntualizó la profesora.
Las expresiones de la también planificadora responden a que, durante la apertura de la UPRRP —luego de 72 días de huelga— la administración universitaria decidió eliminar el vagón que utilizaba un grupo de estudiantes para confeccionar los alimentos de los compañeros que permanecían dentro del recinto.
El Comité de Comida comenzó como una propuesta para satisfacer las necesidades alimentaria de los estudiantes en huelga, así lo explicó la estudiante de ciencias naturales Monica Ruiz Morales, integrante del comedor social conocido como el “Comi Comi”. Este comedor alimentó diariamente un aproximado de 160 estudiantes, “algunas veces se nos complicaba la cantidad, porque trabajamos con una cantidad constante y de momento llegaban 250 personas para algún pleno y no teníamos las ollas o cucharones suficientes, pero siempre logramos servir todas las comidas”, puntualizó Ruiz Morales.
Los estudiantes abastecían su alacena mediante donaciones de los estudiantes y de la misma comunidad, quienes según Ruiz, también lograron beneficiarse de el comedor.
Actualmente, luego de la remoción del vagón, Ruiz Morales apunta que “cada vez llegan más personas a las mesas de Arquitectura, la necesidad nos dio el permiso de servirle un plato de comida al estudiantado que es afectado por las medidas de austeridad”.
Sin embargo, para Quiñones Domínguez también existen otras alternativas, como el cooperativismo, que podría ayudar a enfrentar la crisis económica en Puerto Rico y, por extensión, evitar una crisis alimentaria. Además, la economista dijo a Diálogo que en otros países también se están estableciendo lugares donde la gente pueda buscar comida, como si fueran unos supermercados “baratos”, como los identifican en Estados Unidos.
“Anteriormente, en Puerto Rico lo que se hacían era un evento comunitario; se hacía una compra y alguien cocinaba. Entonces, todo el mundo aportaba en ese tipo de forma. Eso lo vamos a tener que volver a establecer”, puntualizó.
Pérdidas e incertidumbres en el sector empresarial
Además de ser un problema social, los hurtos en los supermercados representan un impacto para el sector empresarial del País. La merma de mercancía ha sido un tema de discusión desde el primer estudio que publicó MIDA en el verano del 2015. Sin embargo, el robo de mercancía por clientes y el robo institucional, ha sido cada vez mayor, así lo mostró el estudio Retrato de la Industria de Alimentos en Puerto Rico 2016 de MIDA.
De hecho, según este estudio, el costo total de la merma en los supermercados participantes fue de 2.13%. Este porcentaje supone una pérdida en la industria de $116 millones.
La merma o pérdida incluye desde la ineficiencia y negligencia en el manejo de inventario, el robo causado por los propios empleados, los clientes, proveedores y otros. Principalmente, el robo interno y el hurto en tiendas han sido muy significativo.
De acuerdo con el estudio consultado, el 60% de los supermercados participantes “no pudo determinar el costo de la merma y este es el riesgo de la incertidumbre”.
Sobre esto, la economista Quiñones Domínguez mencionó que el problema es que los supermercados y mayoristas no contratan a un personal de seguridad que intervenga con el hurto.
“Los administradores se enteran de la pérdida en el proceso anual de inventario o [auditoría]”, puntualizó la experta, en referencia a la falta de estrategias para evitar el incremento de estos robos y, por ende, los daños económicos para este sector.

Sunday, April 30, 2017

Historia Reciente de la UPR en Ilustraciones


Enderezando la UPR: Joya Pública
Ilustración de Miguel Bayón en el periódico El Nuevo Día
del 16 de diciembre de 2016


La Promesa que Recorta la UPR
Ilustración de Miguel Bayón en el periódico El Nuevo Día
del 25 de febrero de 2017


Torbellino
Ilustración de Miguel Bayón en el periódico El Nuevo Día  
del 3 de abril de 2017


Las manos que sostienen la UPR
Ilustración de Miguel Bayón en el periódico El Nuevo Día  
del 25 de abril de 2017, pagina 35



Rambo cuidador de la UPR
Ilustración de Miguel Bayón en el periódico El Nuevo Día  
del 28 de julio de 2017, pagina 47

Sunday, January 1, 2017

Le rendement prévu dans le quartier*

El anhelado regreso al barrio
Publicado el 20 de febrero de 2017 en el periódico digital La Isla Oeste 

Luego de 31 meses capitaneando el barco del noroeste, regreso a la cátedra. El navío pasó por una tormenta perfecta y lo dejamos en puerto seguro. No obstante, esta travesía de toma de decisiones lleva tiempo y es momento de descansar en la bahía. Le toca a la nueva generación de líderes velar porque el barco continúe.
En el año 2003, tras un cambio en la gobernanza universitaria, un extraordinario capitán nos pidió ser su jefe de máquina. Demasiadas las decisiones tomadas entre septiembre de 2003 y diciembre de 2006. Acertadas fueron algunas y para mejorar otras. Pero algo estaba claro: se cumplieron y superamos las expectativas del capitán.
Enero de 2007 iniciamos el camino de investigación social. Formar parte de las  decisiones en la Delegación Sociológica en India a estudiar el cambio y la reacción al cambio, fue una experiencia única. Conocimos colegas internacionales que luego nos invitaron a participar en sus respectivos países en los procesos investigativos como colaboradores. Gracias a Hernández Sampiery quien reconoció a todos sus colaboradores internacionales en su libro de investigación.       
Mientras esa experiencia nutría, formamos parte del Comité de Personal del Departamento de Ciencias Sociales. El novato en este tipo de Comité junto a colegas experimentados en todo tipo de lucha. Una experiencia enriquecedora y valiosa para lo que vendría en el futuro. Hoy día estos colegas disfrutan sus merecidos viajes a través del retiro.
Una de ellas dejaba la representación en el Senado Académico y entendía debíamos ser quien le sustituyera. Así tuvimos el privilegio de culminar el término. Luego pasamos a ser el escogido para representar al Departamento por tres años.
La aventura comenzó en agosto de 2011, cambiando todo lo relacionado al futuro. Llegamos al Senado Académico en un periodo muy particular. Próximos a entrar en un año electoral, las tareas se convertían un poco tensas en ocasiones. El representante del Departamento de Humanidades era amigo, pasado profesor y colega. Poseíamos mucha afinidad a pesar de tener diferencias en algunas áreas. Fue electo como Representante Claustral de UPR Aguadilla ante la Junta Universitaria. No obstante, renunciaría en enero del 2012 y nos nominó para que le sustituyera. Decía que todo líder universitario debía conocer el cuerpo superior al Senado. Así llegamos a la Junta Universitaria.
Un cuerpo totalmente diferente, compuesto de estudiantes, rectores, miembros de la presidencia y colegas universitarios de todas las unidades. Conocimos gente que han ocupado y ocupa puestos principales en la Universidad. Sin embargo, otro cambio en la gobernanza universitaria trajo en el 2013 un nuevo cuerpo administrativo: la Junta de Gobierno. Con ello las interrogantes en toda la flota universitaria. ¿Quiénes serían los próximos capitanes y almirante que le comandará?
En agosto de 2013 inició el proceso de selección del Presidente de la Universidad. Luego de varios meses de consultas, en noviembre 2013 se designó al almirante. Un matemático mayagüezano que había sido integrante de la Junta Universitaria y luego de la Junta de Gobierno. De inmediato comenzó un proceso de consulta para la selección de capitanes para su flota. Este proceso inició en enero de 2014.
Se rumoraba de un deseo colectivo del puesto en UPR Aguadilla. Incluso nuestro nombre estuvo presente, a pesar que estaba fuera de nuestra vista inmediata. De hecho, veíamos imposible ocupar un puesto como ese, con poco tiempo trabajando para la Universidad, recién iniciábamos una colaboración para un programa graduado en historia del Caribe y nos encontrábamos en pleno proceso para ascenso. Pero enero 2014 cambió el rumbo.
La persona que entendíamos sería nombrada para el puesto, solicitó dialogar con nosotros. Por razones muy personales, que aún respetamos mantener en silencio, indicó que nos respaldaría. El martes próximo el Almirante estaría en el Senado Académico de UPR Aguadilla para abrir el proceso de consulta para el puesto de Rector. Un fin de semana de mucha presión interna de diálogos familiares, profesionales y hasta cívicos. Al final, la decisión de aspirar.
Cerca de ciento cincuenta días de presión en el cual diversos comentarios constantes: no nos nombrarían, traerían a alguien de otro recinto, entre miles de conjeturas. En nuestro caso, que llegara lo que fuera. No obstante, entre los meses de abril y mayo del 2014 fuimos llamados a entrevista por el señor Presidente y por la Junta de Gobierno. Mientras en el navío continuaban los rumores, un hecho confirmado confidencial: pasamos a ser el primer rector ex alumno de UPR Aguadilla. Un puñado muy pequeño tuvo el dato, más tarde confirmado el 16 de junio de 2014 por transmisión digital de la reunión de la Junta de Gobierno, con efectividad al primero de julio.
Después de treinta meses en el puesto tomando decisiones para todo el Recinto, anhelamos regresar al barrio de manera completa. Como indicamos en marzo del 2014, “tiza somos y a la tiza vamos”. Nunca adheridos al puesto. Lo contrario, disponible a consideración en varios momentos.
Los pasados párrafos resumen un proceso de reflexión que iniciamos hace un tiempo. El llamado de la familia, las condiciones de salud, considerar el retiro luego de veintisiete años consecutivos como servidor público y otros elementos, han sido fundamentales para tomar la decisión de regresar al salón. Esta es la última decisión que tomamos previo al retiro.          
Con un grado doctoral, dos de maestría, un bachillerato, presidente de una unión obrera, analista para la prensa de problemática social, investigador nacional e internacional, presidente de comités, representante ante cuerpos deliberativos (internos y externos a la UPR), Director de Departamento (externo a la UPR), Decano de Asuntos Administrativos y Rector, pasamos el batón de la toma de decisiones.