Saturday, January 16, 2021

La lectura como poder del conocimiento

Escrito publicado en el rotativo El Nuevo Día del sábado 16 de enero de 2021 disponible en su versión digital en el enlace siguiente https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/la-lectura-como-poder-del-conocimiento/?r=85323

 

Nuestra experiencia universitaria por los pasados 30 años nos han hecho comprender las palabras de mi abuelo materno en cuanto a la lectura. Religiosamente leía el periódico El Mundo y luego El Nuevo Día. Recordamos que en la niñez nos invitaba a leer “los muñequitos”. Luego en la preadolescencia y adolescencia se transformó a la lectura relacionada al deporte. Sin percatarnos, pasamos a la cultura e historia. Finalmente entramos en lo diario.

 

Recordamos con mucha nostalgia que le pedíamos a nuestro padre nos comprara las hoy llamadas “comics” y luego procedíamos con nuestros ahorros. Tuvimos una cantidad que si las hubiera guardado seríamos rico hoy día por los coleccionistas. El Sargento FuriaArchie y sus AmigosG.I. JoeHulkCapitán AméricaRico Mc Pato y Spiderman nos acompañaron en los días y noches de aventura. Mientras algunos se conformaban con los magacines visuales (con fotos sin historias), nos decían que perdíamos el tiempo leyendo “esas tonterías”.

 

En la escuela llegaron las novelas y obras de teatro en español que para muchos eran tediosas y cansonas. MarianelaMaríaIvanhoeLa AmortajadaLa Llamarada, La Resaca, La Casa de Bernarda Alba, los Soles Truncos y El Quijote pasaron a ser integrantes del desarrollo de un pensamiento sobre sus autores, contextualización histórica y geográfica. Esto sin olvidar las emociones y sentimientos que surgían por las lecturas de algunas de ellas.

 

Al llegar a la universidad comprendimos que la lectura era la base para poder comprender lo que ocurría a nuestro alrededor. Incluso que, para poder redactar un pequeño ensayo de unas cinco páginas, había que buscar las fuentes necesarias que permitieran sostener lo que argumentábamos. Fue tanto docente universitario que nos mantuvo leyendo libros, revistas especializadas (“journals”), investigaciones y hasta la prensa diaria, que hoy les agradecemos y comparamos con lo que ocurre a inicios del siglo XXI.

Una anécdota fue que en una clase había que leer un libro semanalmente para tomar una prueba de comprensión. Para ese entonces trabajaba y aprovechábamos la hora de almuerzo para leer. Un día una compañera de trabajo me preguntó qué leía. Era el clásico de Aristóteles titulado La Política. De manera burlona me dijo “para qué perder el tiempo en eso” y se echó a reír.

 

Observamos que la mayor parte de las personas no leen. Ese grupo es tan grande y se constata por la poca cantidad de librerías que existen en Puerto Rico. Cuando se compara con otros países, en la isla se pueden contar las librerías porque están directamente relacionadas a la ubicación de las universidades. Son muy pocas las que no están asociadas a la educación superior. De no haber los centros educativos, habría una escasez de este lugar tan excepcional.

 

También existen las personas que leen sin comprender lo leído. Este elemento es observable en aquellos que toman las pruebas de admisión a instituciones universitarias en la parte de comprensión de “lectura” de menos de una página. En Puerto Rico son pocas las personas que toman esta prueba: menos del 9% de la población. Debemos extrapolar si las personas que no entran a estudios superiores y tampoco se les requiere las pruebas, menos comprensión de lecturas. Tal vez nos equivocamos, pero es lo observable por los pasados años.

 

Por otro lado, existen las generaciones de personas que solo “leen” lo que se encuentran en las redes sociales. La realidad es muy poco y en muchos casos, sin ningún tipo de análisis, reflexión o seriedad intelectual. Incluso buscan a otras personas en medios visuales que les expliquen verbalmente lo que aparece en el escrito y, en muchos casos, lo creen mejor. Con ello consideran suficiente para entonces brindarnos “una opinión o pensamiento” adecuado con el asunto de “lectura”. Tenemos un vecino que nos dice que esas personas “son peritos en cualquier asunto”. Una colega le llama “los intelectuales del pueblo en general”.

La verdad es que la lectura forma parte esencial del conocimiento. Fomenta la base para comprender las diversas situaciones familiares, académicas, ciudadanas e internacionales. No desechamos el aprendizaje visual de estar amarrado al desarrollo de conocimiento de individuos, historia, geografía, sentimiento, emociones y ciencia.

 

La lectura desarrolla varios efectos directos. El primero, educarnos directamente sobre el asunto que nos interese. Segundo, crear pensamiento crítico sobre dicho asunto. El mejorar la redacción y ortografía al momento de redactar cualquier escrito propio es el tercer efecto. Incluso, impulsa a momentos sin la tecnología o energía eléctrica a buscar una buena lectura, siendo el quinto. Sexto, cuando tenemos que esperar para que nos atienda un médico y en una escala o en pleno vuelo sirve de educación propia que “mata el tiempo”.

Aunque existen muchos otros efectos que por razón de espacio dejamos en el aire, sirve para entablar una buena conversación o mensaje donde el sentido, la dirección, el análisis y la reflexión hacen de una grata compañía. Invitamos a que el 2021 sea el estímulo necesario para iniciar o retomar la lectura.

 

 

Hola narnaldo@yahoo.com

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1 Comentario

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Hace 2 horas

Ines

Muy buen articulo y muy de acuerdo con la importancia de la lectura desde los primeros años de vida. Me imagino que por un error tipográfico no salió escrito el cuarto efecto de la lectura pero con los restantes es suficiente.