Monday, December 6, 2010

¿Cuál es la causa de la incertidumbre en la UPR?

Artículo publicado en el periódico EL Vocero del 13 de diciembre de 2010 en la página 27.

Los últimos acontecimientos en la Universidad de Puerto Rico hacen reflexionar cuál es la causa de la incertidumbre que permea en el primer centro docente del país. El estudiantado se ha mantenido ecuánime en sus posturas y pero vigilante. La alta gerencia universitaria ha estado realizando movidas como si se tratara de un juego en el ajedrez político. Es tan evidente la toma de decisiones político partidista, que el Dr. Pablo Navarro tendrá que añadirle varios capítulos (sino escribir un nuevo libro) a su libro UPR: de control político a crisis permanente del 2000.

En el pasado proceso de manifestaciones en el sistema de la universidad (desde los primeros piquetes, paros, hasta llegar a la huelga) el estudiantado demostró en todo momento su disposición al diálogo. La prensa nacional presentó una descripción constante de la falta de credibilidad administrativa. Constatado a través de las imágenes y sonidos. De hecho, posiciones de antaño, como la falta de gobernanza efectiva, la que señaló principalmente la agencia acreditadora estadounidense. Resulta interesante mencionar que, en los once recintos en probatoria, se repite el mismo criterio.

Hoy, otros sectores universitarios demuestran su sentido de pertenencia hacia la institución. Hacen claro en la necesidad de salir de las arbitrariedades y racionalizar alternativas que no sean las de “porque lo digo yo”. La imposición de una forma de pensar no es la base en la cual nos hemos socializado. Todo lo contrario, nuestro proceso de enculturación fue dirigido a resolver los problemas mediante la conversación. Precisamente lo que pide a gritos la comunidad universitaria responsable. Sólo aquellos y aquellas que conocen el sistema universitario público pueden traer las alternativas. Entonces, ¿por qué no se les escucha?

La propuesta del grupo de profesores de la institución (la cual la mayor parte de ellos y ellas provienen de finanzas, economía, política pública, educación y administración con sus respectivas validaciones a nivel internacional) hacen claro que las posibles soluciones están presentes. De hecho, me uno a ese coro pues resulta la mejor vía para evitar otro conflicto universitario, no la solución del problema. Mejor dicho, una administración con la sabiduría necesaria se percata de ello. Pero si lo que se desea es llevar al mejor estudiantado de todo Puerto Rico (preparado académicamente y profesionalmente) a destruirles su futuro, estas propuestas serán rechazadas.

Contratar compañías que sólo con bates, sillas, mesas y con alambres de “púas” resuelven sus problemas, altera todo el sentido de honestidad social. Soy de los que piensa que personas con algún grado intelectual pueden percatarse que se trata de “neutralizar” nuestros hijos e hijas. ¿Por qué no mejor demostrar que se aprendió algo del pasado conflicto y sentarse a analizar las propuestas? Si en vez de haber estado planificando este momento el tiempo se hubiese aprovechado en buscar soluciones para evitar un colapso, no era necesaria la inventiva que paguen los más débiles sectores de la sociedad. Gente, el pueblo ya no aguanta más.

El cuerpo de rectores ha optado por seguir la directriz presidencial, obviando sus particularidades. Se viola la autonomía de recintos. Un triunfo preciado de lucha histórica en la academia. Dos ejemplos de ello son aumentar las cuantías de los contratos de seguridad y eliminar los portones principales de las instituciones. La justificación de la primera, la desconocemos. De la segunda es “mantener la universidad abierta y cumplir con los criterios de la agencia acreditadora”. Si esas fueran las razones, ¿qué ocurre con los otros criterios como el de seguridad que tiene que proveer la institución? ¿No es acaso un criterio por otro?

El estudiantado y la Facultad de la Universidad de Puerto Rico continúan dando cátedra a la sociedad puertorriqueña. En momentos de crisis no se han sentado a esperar porque otro le traiga el pescado. Todo lo contrario. Han estado pescando y presentando propuestas que hubiesen sido aceptadas, o por lo menos analizadas, en cualquier otro país o administración.

“Nada hay que reformar en la Universidad si en primer término no se piensa en el estudiantado” decía Enrique Laguerre para el 1941. Una cita memorable en estos momentos. Sólo quien es verdadero “maestro”, en todo del sentido de la palabra y según definido por Laguerre, puede entender cuánta importancia tiene para la ciudadanía pobre de un país el prepararse y obtener un título con el renombre de la Universidad de Puerto Rico.

Triste es observar un minúsculo grupo de estudiantes, todos ellos respondiendo a sus patronos políticos, que le hacen el juego a la administración. Estudiantes que no le importa lo que ocurre en la universidad porque les prepararan para las batallas político partidista. Esos y esas que le indican a sus pares que se dirijan a ellos como “honorables”. Tal vez el primer paso para entender ese concepto es buscar su definición. Honorable es aquel que responde a los intereses de sus pares; no les niega. La honorabilidad no es auto-adjudicada, sino el comportamiento ante los demás.

Dr. Pablo Navarro, aquí tiene usted material de primera para darle continuidad a su pensamiento sobre el control político y la Universidad de Puerto Rico. Dejo las puertas abiertas.