Publicado en el rotativo digital La Isla Oeste del lunes 3 de mayo de 2021 disponible en el enlace https://laislaoeste.com/en-la-semana-de-la-educacion-laguerre-el-maestro-ejemplar/
En pasados días he estado en conversación con varios colegas
universitarios o leídos artículos de otros, de diferentes unidades de la UPR. Con
sumo orgullo exponen que, a pesar de las erradas decisiones administrativas, la
frustración, angustia, decepción, la poca visión y percances constantes en el
sistema universitario, ser guía y mentor del estudiantado universitario honra. En
la Semana de la Educación 2021, aporto pues me hicieron recordar a Don Enrique Laguerre.
Este compueblano, colega educador universitario y analista
de lo social, definió lo que para él es un maestro. Ubico el verbo en presente porque
su pensamiento e ideas están vigentes y pertinentes en el 2021. De hecho, el 3
de mayo hubiera cumplido 115 años.
Para Laguerre, maestro es tolerante, se sonríe y
saluda, dice cuándo va a ofrecer un examen. Además, es bondadoso y
severo, es amigo de los estudiantes y al mismo tiempo les exige un cumplimiento
de sus deberes; sus clases son inspiradoras; van mucho más allá de los textos,
transmite a los estudiantes el ansia de mejoramiento, el amor a los nobles
ideales, un sentido equilibrado de la vida… (El Mundo, 11 de febrero
de 1940).
Puntualizo que existe un magisterio y profesorado que
contribuye muy poco a mejorar la situación de su estudiantado. Una crítica profunda
cuando dice que hay magníficos maestros entre los catedráticos de la Universidad,
pero hay demasiados catedráticos.
Se refiere a las diferencias entre un catedrático y
maestro. Para Laguerre hay catedráticos que abruman a asignaciones desorientadas,
hacen estudiar hasta el aclarar del día siguiente para un simple examen, dicen exactamente
las mismas palabras que dijeron seis, ocho o diez años atrás, cíñanse a los statements
estereotipados y fríos, no crían anhelos, no recrean (recuérdese lo de
re-crear), no tienen capacidad de proyectarse en fin, hacen que los estudiantes
desvivan y no vivan la vida universitaria.
Esta forma de pensar es aplicada en cada nivel
educativo y sistema. La entrega del maestro por vocación rompe las barreras de
tiempo y espacio. Todo el pueblo puertorriqueño lo lleva observando con los casos
de un magisterio firme con su estudiantado durante la pandemia. También la
cantidad de colegas docentes que continúan cosechando frutos junto a sus
estudiantes, sin recibir apoyo de la administración que solo se aprovecha sus
logros para mercadear.
Las críticas llegarán sobre el magisterio o docencia que
incumple con sus responsabilidades mínimas. Eso se sabe, pero es una excepción.
Un pequeño grupo que estudiaron para ser maestro por razones varias como conseguir
un trabajo o por el sueldo, entre otras, pero no por vocación. Esas personas están
fuera de la definición laguerreana de maestro.
A los colegas docentes y a la administración
universitaria les menciono que, Laguerre nos indica sobre lo educativo, no
es una industria de letras ni de títulos, sino una institución dedicada a
convertir la juventud en hombres y mujeres que puedan ser de utilidad al país.
Toda la Universidad debe girar en torno a los estudiantes. Toda la Universidad
debe entrar en los estudiantes.
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