Columna publicada en el rotativo El Nuevo Día del jueves 4 de marzo de 2021 disponible en el enlace: https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/socializacion-y-salud-en-la-escuela-consecuencias-a-largo-plazo/
Próximo a cumplirse un año de educación remota en
Puerto Rico, han sido varios los escritos en esta semana sobre este asunto.
Surgen ante la decisión del Estado de abrir las clases presenciales.
Estoy claro en torno a la importancia de la
socialización en el compartir presencial en las clases, pero debe ser de manera
responsable, sin contagios. Dos prioridades están en juego: socialización
y salud. Ambos son elementos esenciales para un regreso apropiado y
eficaz. La balanza ha estado presente desde el inicio de la pandemia.
En sociología le prestamos mucha atención al concepto
de socialización, o el proceso mediante el cual se aprenden la cultura y lo
social. Esta puede ser formal (a través de un proceso estructurado y
sistemático) o informal (mediante la práctica cotidiana del compartir con
pares).
Teorías sociológicas y psicológicas indican que compartir
para aprender es mucho más significativo si se hace de manera presencial. Por
algo Aristóteles decía que el humano es un “animal social”. Son experiencias
vitales para el desarrollo con los demás integrantes sociales.
Teorías sociológicas y psicológicas indican que compartir para aprender es mucho más significativo si se hace de manera presencial, escribe Nelson A. Vera Hernández.
Todo ser humano necesita de un espacio donde pueda
presentarse como entes vivos pensantes, creadores. La escuela
presencial permite ese espacio. Conocer a las personas por su
comportamiento representa la mejor forma de percatarnos de que la vida es
difícil; se encontrarán personas que apoyan y quienes no.
Ya espero los comentarios de que en la escuela remota
también existe socialización a través de los mecanismos sincrónicos. También
que es un proceso de cambio hacia el futuro. Que lo único que diferencia es el
contacto presencial. A estos comentarios les digo que en parte tienen
razón. Pero un abrazo, un beso, una palmada en el hombro o la espalda,
un buen apretón de manos jamás compara con solo ver y escuchar de lejos. No
obstante, estas expresiones humanas representan la ocupación de profesionales
de la salud (mental y física) en tiempos de pandemia y confinamiento.
Por ello, presento en este espacio varias preguntas reflexivas. ¿Cómo
serán las personas en el futuro con la poca socialización asertiva que tenemos
hoy? ¿Cómo sobrevivirán las futuras generaciones ante situaciones que
llegarán sin el contacto presencial con otros y otras? ¿Se fortalecerán los
valores de convivencia social? ¿Se evitará el egocentrismo y el etnocentrismo
desmedido de ciertos grupos o individuos? Es más, ¿serán las futuras
generaciones saludables mental y biológicamente?
Honestamente, son preguntas que las futuras
generaciones deben estudiar y tomar en consideración al momento de presentar
sus investigaciones de título. Me uno a quienes ven lo que a simple vista no se
puede ver y subo el sonido de las alarmas para que no digan que estamos
inadvertidos.
Es
necesario pensar sobre las consecuencias a largo plazo de la poca
socialización. A corto plazo, la salud física de menores, adolescentes y
familiares es de igual (o tal vez mayor) importancia ante los brotes por la
pandemia en esta población. Espero que el Estado coloque en la balanza ambas: salud
versus socialización. El futuro les acusará o aplaudirá.
No comments:
Post a Comment