Nuevamente escribo desde el comedor de la casa de mi
hijo menor. El hecho del nacimiento de su hijo, mi nieto, lo visitamos a menudo.
Aprovecho el tiempo y lo relajado del ambiente para sacar mis pensamientos,
mientras Mayra aporta con las cosas de la casa y atendiendo a Rodrigo.
El título se refiere al que queda vivo de los hijos de
Lorenzo “Loro” Vera, quien fuera mi abuelo paterno. Don Loro se casó con mi abuela Juana
González Pérez. De ese matrimonio nacieron Gloria, Juan José “Pupo”, Luzmina,
Jorge y Esteban “Pacho”, mi padre. La primera que murió fue tía y madrina,
Luzmina. Falleció muy joven. Guardo muy pocos recuerdos de ella en mi mente
porque murió siendo yo infante. Su esposo lo fue Bonifacio “Boni” Pérez.
La segunda en morir fue tía Gloria a mediados de los
años ochenta. A ella la conocí bien porque ya era adulto y con hijos cuando
ocurrió. Era de temperamento muy estricto y autoritaria. Su esposo Don Luis González.
El tercero en fallecer lo fue tío Pupo, Juan José. Su
esposa de apodo Tití Marín. Son muchas las anécdotas y experiencias con él. Vivía
en Cayey donde hizo su familia. Ante la distancia entre los dos municipios era
poco usual que viniera a Moca. Sin embargo, esperábamos el periodo navideño
porque siempre nos trajo regalos. De hecho, en ese periodo papi planificaba y
organizaba trullas navideñas para llevarle.
Tío Pupo inició su vida profesional como policía
estatal hasta que sufrió un accidente y tuvo que dejar la fuerza. No obstante,
fue la inspiración para reiniciar su carrera universitaria y estudió en la Escuela
de Derecho donde se graduó y luego pasó la reválida como él decía: “por lo
mínimo, pero la pasé”. Luego tuvo una práctica legal exitosa.
Estando de adulto, vino a mi casa para pedirme si le
podía ayudar con la publicación de una novela, lo cual hice. También recuerdo
con mucha nostalgia y admiración cuando me contaba sus raíces humildes y cómo
se fue para Estados Unidos a los 15 años para trabajar y ayudar a la familia.
También que fue el que aportó el carro para la mi boda. Tío Pupo era seguidor
del Partido de la Renovación para el 1984 y, de manera jocosa, muchos lo
recuerdan porque en el auto tenía una pegatina en el cristal posterior que
salió en todos los retratos. Otro momento en mi memoria fue cuando me brindó el
consejo de “pasa por desapercibido en el mundo y alcanzarás el éxito”.
Murió en Ponce Puerto Rico, estando en una actividad
de los Vera de todo Puerto Rico. Luego de declamar un poema suyo bajo, el
título Me hice el muerto un día, bajando de la tarima le dio un ataque
del corazón. Muchos pensaban que era parte del espectáculo, pero fue real.
El cuarto en fallecer lo fue tío Jorge, o como le
apodaban Koki. Esto ocurre luego de padecer varios años de la enfermedad del
Alzheimer. Fue en el año 2025. Tuvo una carrera exitosa en el campo de la
educación. Estudió pedagogía de bachillerato y luego una maestría en la administración
de instituciones educativas. Eso le permitió ocupar cargos de importancia como director
de Escuela y hasta Superintendente de Escuela en Moca. También ocupó cargos
como presidente de la Junta de Directores de la Cooperativa y Ahorro y Crédito
de Moca, entre otros.
Tío Koki fue muy cercano a papi. Tal vez por ser el
más joven, estuvieron haciendo de las suyas ambos. Mami constantemente nos
recuerda que mientras papi trabajaba por San Juan de policía, era Koki quien se
pasaba jugando conmigo y sirviéndole de apoyo a ella. También tuvo una
panadería en la cual me brindó trabajo por un tiempo. Entre las cosas que
recuerdo era que en una ocasión mientras ayudaba a la construcción de una verja
en casa de papi, empezó a tomar tragos de una botella de ron y, al pasar las
horas, comenzó a cantar “kukurukukú Paloma”. Estaba jendío, como decimos en el
campo.
Estos fueron los cuatro hermanos de padre y madre que
tuvo mi papá. No obstante, abuelo Loro tuvo otros hijos mayores de otros
matrimonios. Fueron varios como Esteban, Horocia, María, Pitín, Juan “Pito”, Hilario
y Juanito, que tenga conocimiento directo. De estos hermanos y hermanas
mayores, con quienes tuve más experiencias fue con Horocia, Pito y María. Los
demás habían fallecido siendo muy joven aún.
De hecho, en una ocasión cuando era niño, papi me
contó que un hermano suyo, de nombre José, se había ahogado en la quebrada del
terreno de abuela Juana en Villa Poli (lugar detrás del terreno de tía
Horocia). Honestamente estoy poco claro si era de los mayores o menores y
cuándo falleció, ya que el recuerdo es muy lejano y solo en esa ocasión papi le
hizo referencia.
Doce fueron los hermanos y hermanas de papi, hijos de
Loro Vera. Al 2025 todos pasaron a mejor vida. Papi es el que queda.
La niñez de papi fue una de carencia económica. A
pesar de que abuelo Loro le dejó a cada uno de sus hijos e hijas terrenos para
que pudieran prosperar, los hermanos menores (los cuatro de padre y madre),
tuvieron que subsistir ante la pobreza, que hoy día como sociólogo, la defino
extrema. Eran los chiquitos. Papi nos contaba de varias anécdotas que
experimentaron como las veces que abuela Juana solo tenía para darles de comer
frutas y algunas legumbres. El mejor ejemplo fue una comida de cena, que lo
único que había fueron toronjas. También las veces que algunos hermanos mayores
se pasaban regañando y hasta acusando de barbaridades a los menores.
A pesar de esa carencia de recursos económicos, al
momento hemos visto como Pupo y Koki hicieron hasta lo imposible para
convertirse en profesionales. La mayor parte de ellos solo se quedaron con las
tierras para cultivarlas. Destacamos que Esteban tuvo la tiendita del barrio de
abuelo Loro. Hoy día sigue siendo parte del legado de uno de sus hijos.
Mi papá estudió en el sistema escolar del pueblo de
Moca, como la mayoría de los residentes en esa década del cincuenta e inicios
del sesenta. Como todo adolescente empezó a tirar maíz. Fue en una verbena en
la capilla Lasalle en el barrio de Cuchillas que quedó impregnado de una de las
hijas de Don Nemesio “Mesio” Hernández: Dionisia “Nily” Hernández. Al parecer a
ella también le llamó la atención de papi (parto del supuesto porque le prestó lo
miraba mucho y aceptó conversar según me dijo papi). Estando con él en una de
las hospitalizaciones me comentó del primer acercamiento.
De quién me expreso es de mi madre. Efectivamente se
enamoraron, pero tuvieron que realizar muchas peripecias para poder llevar un
noviazgo, porque abuelo Mesio quería que ella estudiara en la universidad (en
aquel momento la UPR Río Piedras). Tan poderoso fue el enamoramiento, que
abuelo Mesio tuvo que aceptar al “chinguito de Loro Vera”, como le decía. Así el
21 de marzo de 1964, contrajeron matrimonio y surge la familia Vera Hernández. Esa
fecha tuvo que esperar par de años, porque mantuvieron la relación de noviazgo
desde adolescentes sin que abuelo Mesio lo supiera, aunque lo sospechaba.
Meses después tuvieron al primer hijo, quien escribe.
Sí, soy el mayor. Según contaban en la familia, abuelo Mesio cambió con papi.
Tal vez porque me parecía, y aún hoy día, me parezco mucho a él.
En una segunda parte estaré comentando sobre otro aspecto de mi padre, Esteban “Pacho” Vera González: el último de Loro Vera.
No comments:
Post a Comment