Tuesday, December 30, 2025

El Último de Loro Vera: Parte I

Nuevamente escribo desde el comedor de la casa de mi hijo menor. El hecho del nacimiento de su hijo, mi nieto, lo visitamos a menudo. Aprovecho el tiempo y lo relajado del ambiente para sacar mis pensamientos, mientras Mayra aporta con las cosas de la casa y atendiendo a Rodrigo.

El título se refiere al que queda vivo de los hijos de Lorenzo “Loro” Vera, quien fuera mi abuelo paterno. Don Loro se casó con mi abuela Juana González Pérez. De ese matrimonio nacieron Gloria, Juan José “Pupo”, Luzmina, Jorge y Esteban “Pacho”, mi padre. La primera que murió fue tía y madrina, Luzmina. Falleció muy joven. Guardo muy pocos recuerdos de ella en mi mente porque murió siendo yo infante. Su esposo lo fue Bonifacio “Boni” Pérez.

La segunda en morir fue tía Gloria a mediados de los años ochenta. A ella la conocí bien porque ya era adulto y con hijos cuando ocurrió. Era de temperamento muy estricto y autoritaria. Su esposo Don Luis González.

El tercero en fallecer lo fue tío Pupo, Juan José. Su esposa de apodo Tití Marín. Son muchas las anécdotas y experiencias con él. Vivía en Cayey donde hizo su familia. Ante la distancia entre los dos municipios era poco usual que viniera a Moca. Sin embargo, esperábamos el periodo navideño porque siempre nos trajo regalos. De hecho, en ese periodo papi planificaba y organizaba trullas navideñas para llevarle.

Tío Pupo inició su vida profesional como policía estatal hasta que sufrió un accidente y tuvo que dejar la fuerza. No obstante, fue la inspiración para reiniciar su carrera universitaria y estudió en la Escuela de Derecho donde se graduó y luego pasó la reválida como él decía: “por lo mínimo, pero la pasé”. Luego tuvo una práctica legal exitosa.

Estando de adulto, vino a mi casa para pedirme si le podía ayudar con la publicación de una novela, lo cual hice. También recuerdo con mucha nostalgia y admiración cuando me contaba sus raíces humildes y cómo se fue para Estados Unidos a los 15 años para trabajar y ayudar a la familia. También que fue el que aportó el carro para la mi boda. Tío Pupo era seguidor del Partido de la Renovación para el 1984 y, de manera jocosa, muchos lo recuerdan porque en el auto tenía una pegatina en el cristal posterior que salió en todos los retratos. Otro momento en mi memoria fue cuando me brindó el consejo de “pasa por desapercibido en el mundo y alcanzarás el éxito”.

Murió en Ponce Puerto Rico, estando en una actividad de los Vera de todo Puerto Rico. Luego de declamar un poema suyo bajo, el título Me hice el muerto un día, bajando de la tarima le dio un ataque del corazón. Muchos pensaban que era parte del espectáculo, pero fue real.       

El cuarto en fallecer lo fue tío Jorge, o como le apodaban Koki. Esto ocurre luego de padecer varios años de la enfermedad del Alzheimer. Fue en el año 2025. Tuvo una carrera exitosa en el campo de la educación. Estudió pedagogía de bachillerato y luego una maestría en la administración de instituciones educativas. Eso le permitió ocupar cargos de importancia como director de Escuela y hasta Superintendente de Escuela en Moca. También ocupó cargos como presidente de la Junta de Directores de la Cooperativa y Ahorro y Crédito de Moca, entre otros.

Tío Koki fue muy cercano a papi. Tal vez por ser el más joven, estuvieron haciendo de las suyas ambos. Mami constantemente nos recuerda que mientras papi trabajaba por San Juan de policía, era Koki quien se pasaba jugando conmigo y sirviéndole de apoyo a ella. También tuvo una panadería en la cual me brindó trabajo por un tiempo. Entre las cosas que recuerdo era que en una ocasión mientras ayudaba a la construcción de una verja en casa de papi, empezó a tomar tragos de una botella de ron y, al pasar las horas, comenzó a cantar “kukurukukú Paloma”. Estaba jendío, como decimos en el campo.   

Estos fueron los cuatro hermanos de padre y madre que tuvo mi papá. No obstante, abuelo Loro tuvo otros hijos mayores de otros matrimonios. Fueron varios como Esteban, Horocia, María, Pitín, Juan “Pito”, Hilario y Juanito, que tenga conocimiento directo. De estos hermanos y hermanas mayores, con quienes tuve más experiencias fue con Horocia, Pito y María. Los demás habían fallecido siendo muy joven aún.

De hecho, en una ocasión cuando era niño, papi me contó que un hermano suyo, de nombre José, se había ahogado en la quebrada del terreno de abuela Juana en Villa Poli (lugar detrás del terreno de tía Horocia). Honestamente estoy poco claro si era de los mayores o menores y cuándo falleció, ya que el recuerdo es muy lejano y solo en esa ocasión papi le hizo referencia.

Doce fueron los hermanos y hermanas de papi, hijos de Loro Vera. Al 2025 todos pasaron a mejor vida. Papi es el que queda.

La niñez de papi fue una de carencia económica. A pesar de que abuelo Loro le dejó a cada uno de sus hijos e hijas terrenos para que pudieran prosperar, los hermanos menores (los cuatro de padre y madre), tuvieron que subsistir ante la pobreza, que hoy día como sociólogo, la defino extrema. Eran los chiquitos. Papi nos contaba de varias anécdotas que experimentaron como las veces que abuela Juana solo tenía para darles de comer frutas y algunas legumbres. El mejor ejemplo fue una comida de cena, que lo único que había fueron toronjas. También las veces que algunos hermanos mayores se pasaban regañando y hasta acusando de barbaridades a los menores.

A pesar de esa carencia de recursos económicos, al momento hemos visto como Pupo y Koki hicieron hasta lo imposible para convertirse en profesionales. La mayor parte de ellos solo se quedaron con las tierras para cultivarlas. Destacamos que Esteban tuvo la tiendita del barrio de abuelo Loro. Hoy día sigue siendo parte del legado de uno de sus hijos. 

Mi papá estudió en el sistema escolar del pueblo de Moca, como la mayoría de los residentes en esa década del cincuenta e inicios del sesenta. Como todo adolescente empezó a tirar maíz. Fue en una verbena en la capilla Lasalle en el barrio de Cuchillas que quedó impregnado de una de las hijas de Don Nemesio “Mesio” Hernández: Dionisia “Nily” Hernández. Al parecer a ella también le llamó la atención de papi (parto del supuesto porque le prestó lo miraba mucho y aceptó conversar según me dijo papi). Estando con él en una de las hospitalizaciones me comentó del primer acercamiento.

De quién me expreso es de mi madre. Efectivamente se enamoraron, pero tuvieron que realizar muchas peripecias para poder llevar un noviazgo, porque abuelo Mesio quería que ella estudiara en la universidad (en aquel momento la UPR Río Piedras). Tan poderoso fue el enamoramiento, que abuelo Mesio tuvo que aceptar al “chinguito de Loro Vera”, como le decía. Así el 21 de marzo de 1964, contrajeron matrimonio y surge la familia Vera Hernández. Esa fecha tuvo que esperar par de años, porque mantuvieron la relación de noviazgo desde adolescentes sin que abuelo Mesio lo supiera, aunque lo sospechaba.

Meses después tuvieron al primer hijo, quien escribe. Sí, soy el mayor. Según contaban en la familia, abuelo Mesio cambió con papi. Tal vez porque me parecía, y aún hoy día, me parezco mucho a él.

En una segunda parte estaré comentando sobre otro aspecto de mi padre, Esteban “Pacho” Vera González: el último de Loro Vera. 

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