Publicado en el rotativo El Nuevo Día del miércoles 8 de diciembre de 2021 disponible en el encale original https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/compromiso-lo-que-falta-en-puerto-rico/
El concepto compromiso no es una simple palabra. Es todo lo contrario: un concepto que ha estado marcado en la historia de la humanidad y que se ha perdido en la inmensa mayoría de la población de la Isla, según nuestro criterio.
El diccionario digital conceptodefinición.de define el
vocablo compromiso al hacer “referencia a las responsabilidades o
promesas aceptadas por dos o más personas. El término es utilizado
para describir una obligación, un acuerdo verbal, un deber, etc. Se
encuentra sujeto a la moral y la palabra de las personas
involucradas”.
No obstante, cuando se profundiza reflexivamente a
través de las obras maestras de la historia humana, el compromiso es mucho más
que lo definido. Por ello es un concepto. Penetra en todas las áreas
del saber, desde lo religioso hasta lo cotidiano.
Recordamos con suma nostalgia cuando nuestro abuelo
materno sellaba un compromiso con el solo apretón de manos en una transacción
económica. Era inexistente la presencia de un notario o testigos que
certificaran el evento. Cada parte daba por hecho que el simple gesto
legitimaba la veracidad de la intención.
Aunque exista un documento legal certificado y
aprobado, hoy día esa palabra empeñada se traiciona a menudo. No
importa los lazos que unan a las personas involucradas en la transacción, surge
la duda de cuán legítimamente han firmado el documento. Es más, en el propio
documento se incluye una cláusula que indica que el acuerdo queda nulo si una
de las partes incumple con lo acordado.
Otro ejemplo era visto cuando una pareja decidía
comprometerse a compartir hasta la vejez a través de la unión matrimonial.
Estaba marcado en los votos matrimoniales que representaban la verdadera
palabra de unidad firme hasta el final. Era innecesaria la presencia de
testigos que certificaran, porque la pareja decidía entrar en una relación
marital por compromiso verdadero de unidad. Tampoco se cuestionaba de dónde
provenía cada integrante del nuevo grupo social y, más interesante aún, nadie
dudada de la integración de la nueva pareja.
Hoy día son muchas las relaciones maritales que han
olvidado el compromiso sellado. Hay quienes ya tienen la palabra divorcio
presente, sin haber llegado a validar la relación de manera civil o religiosa.
Aclaramos que hay casos en que es necesaria la separación de esa pareja, pero
lo que analizamos es cuando una pareja se jura acompañarse hasta el final de
sus vidas y omite el compromiso. Es como si la promesa se desvaneciera
en un abrir y cerrar de ojos.
En el mundo laboral también se observaba el compromiso
por el trabajo. Era parte esencial de la aportación individual a la
sociedad. Las personas se unían al pueblo trabajador al que, en muchos
casos, no les interesaba la paga o las condiciones. Solo el poder realizar una
aportación honesta en la que el servicio brindado gratificaba y representaba la
mayor satisfacción hacia lo realizado.
Cada día vemos en la prensa los diversos ejemplos de
la falta de compromiso laboral. Se manifiesta cuando el interés personal
individual es mucho más fuerte que el colectivo. La corrupción en todas las
esferas y esa persona que está más pendiente del reloj de salida o almuerzo que
de la labor a realizarse son ejemplos directos de cómo el compromiso laboral se
ha perdido. También lo vemos cuando hay personas que solo piensan en ocupar
puestos en los diferentes espacios, pero dan mucho de qué hablar con la
indiferencia con la cual ejecutan su labor.
Pudiera
ser que estemos frustrados con las cosas que vemos constantemente en nuestra
sociedad puertorriqueña y en otras sociedades internacionales. Pero tenemos
la confianza de que las nuevas generaciones humanas reflexionen sobre qué
realmente significa el concepto compromiso para el próximo año 2022.
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