Recordamos la película bajo el título Princess Diaries cuando pensamos en lo
invisible. En todo el largometraje la protagonista crea invisibilidad a la
persona que más atenta a ella está. Él sufre mucho, agoniza, piensa en lo peor
y se da por vencido en su momento. Aunque él está a su lado, no le miente y le
respalda, ella no le ve. En una reacción al final por parte de la protagonista,
todo cambia cuando le envía una pizza con unas palabras escritas con M&M’s
amarrillos, azules, rojos, verdes y marrones: “¡Sorry!”.
Esa es la expresión que muchos esposos y esposas le
dicen a sus parejas cuando pasa el tiempo y
les llega la ceguera. Reaccionan sólo cuando otras personas sí le
prestan atención a quienes llevan mucho tiempo a su lado. Entonces se percatan
que les están perdiendo. La falta de afectos provoca la desilusión y hasta el
deseo de compartir en pareja.
En la sociedad también ocurre muy a menudo. Damos por
visto, lo que no vemos. Por ello creamos la invisibilidad hacia la pobreza, la
marginación, el aislamiento, la inconformidad, al acoso y miles de cosas más.
Tal vez es en el tema de las relaciones de pareja cuando mejor se puede
definir. Por ello las novelas, largometrajes y demás lo presentan a menudo.
Pero, ¿por qué ocurre? Es multifactorial y tiene sus orígenes en la
socialización temprana cuando preferimos construir imaginarios, según nuestro
mejor pensar.
En nuestra niñez a veces tenemos amistades sólo en
nuestras mentes. Este comportamiento tiende a ser más frecuente de lo pensado.
Al pasar los años en la adolescencia lo dejamos y comenzamos a construir
relaciones de noviazgo dentro de la misma forma. ¿Quién no tuvo una novia o
novio que la persona desconocía de ello? Ese noviazgo fue tan fuerte que
construimos situaciones “reales” hasta que la burbuja explota.
En la madurez el proceso continúa. Esta vez comenzamos
a crear situaciones en nuestra mente faltando a la verdad en la mayor parte de
la ocasiones. Construcciones constantes que alteran la realidad de las cosas y
con resultado doloroso. Creemos ver algo que no es. Nos ciega la imaginación al
punto que lo real pasa a un segundo, tercero, cuarto o inconmensurable plano.
La imaginación hace del proceso uno doloroso, confuso,
tortuoso, frustrante, agonizante, crea baja autoestima e irrita en el plano
personal. En lo social es similar. La gente no comprende situaciones porque
creamos lo invisible. Se piensa que cerrando los ojos, escondiendo la cabeza en
la tierra, ignorando las señales o tomando un buen sueño, todo se resuelve.
Lo profesional está dentro de este esquema. Se piensa
que mientras más tiempo pase se olvidan las cosas, que en un cambio estructural
pasa por desapercibido o son personas con poca inteligencia para percatarse. No
obstante, continúa siendo más impactante en lo personal, por ser profundo.
Si una persona tiene la situación en los tres
escenarios a la misma vez, su angustia es constante. Hay veces que la esposa y
el esposo está muy cerca, pero a la vez tan lejos. Ser invisible cuando más
cerca se está. ¿Cuánto dieran algunos porque algún día sus parejas les
vieran?
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