Monday, June 27, 2011

LA UPR ANTE OTRO DESAFÍO CRUCIAL

Editorial del periodico El Nuevo Dia del 27 de junio de 2011. Puede accederlo a traves de  la direccion
http://www.elnuevodia.com/editorial-laupranteotrodesafiocrucial-1000579.html



La selección del agrónomo Miguel Muñoz como presidente en propiedad de la Universidad de Puerto Rico nos obliga a repetir, casi palabra por palabra, la advertencia que hicimos en enero de 2010, cuando su antecesor, José Ramón de la Torre, fue elegido al cargo que ocupó por escasamente un año.

Dijimos entonces que a la responsabilidad que conllevaba la encomienda asignada, De la Torre tenía necesariamente que añadir otra: ejercer sus funciones de tal manera que las intervenciones indebidas que incidieron en su elección no tuvieran presencia en su gestión lesionando más la autonomía universitaria.

De la Torre, evidentemente, fracasó en el intento, sin que se le pueda atribuir con seriedad ni siquiera un esfuerzo leve por rebelarse contra las directrices de una Junta de Síndicos, cuya mayoría inflexible no aprendió nada de las huelgas ni de los demás conflictos en la Universidad.

Sugerimos a su sucesor, el doctor Muñoz, disposición y voluntad para rescatar desde adentro la autonomía universitaria.

De entrada, su selección como resultado de un proceso de consulta tildado de excluyente y viciado, en sí mismo no augura para la UPR mejores tiempos que los que vivió la comunidad universitaria bajo De la Torre ni, tras la renuncia forzada de éste en febrero de este año, bajo la presidencia interina del propio Muñoz.

Su coincidencia obvia con la línea dura de los integrantes mayoritarios de la Junta de Síndicos, que responden a objetivos “no necesariamente universitarios", como les llamó en enero de 2010 el entonces candidato a presidente Jorge Sánchez, es una tara de la que Muñoz tendrá que desprenderse para que la Universidad retome su rol de fuente principalísima de desarrollo social y económico y de baluarte de nuestra cultura.

La Universidad tiene que ser abierta, democrática en sus procesos internos y en su acercamiento al País, pero, sobre todo, autónoma. La única manera de que eso ocurra es que cese de inmediato la intervención de la política partidista en los procesos universitarios.

Corresponde al nuevo presidente garantizarle al País que se enfrentará a aquellas instancias que pretendan seguir doblegando a una institución que, por naturaleza, requiere alas para dar rienda suelta al conocimiento, a la discusión de ideas, a la formación de profesionales que llevarán sobre sus hombros la responsabilidad de conducir a Puerto Rico a un puerto seguro de progreso y bienestar para todos los ciudadanos.

Muñoz llega formalmente a la presidencia de la Universidad mediante un proceso que, según denuncias de algunos síndicos, se manipuló para validar su selección, que no contó con el apoyo de la comunidad universitaria. Fue escogido a pesar del reclamo de que se anulara el proceso seguido y se reiniciara libre de la intervención partidista.

Lamentablemente, la presidenta de la Junta de Síndicos, Ygrí Rivera, despachó los señalamientos como “un espectáculo mediático” y dio paso a la selección de Muñoz, quien en su mensaje de aceptación habló de desarrollar un proyecto académico “de avanzada y creativo, encaminado hacia una nueva realidad universitaria”.

Esperemos que ese nuevo proyecto no sea impuesto desde la óptica partidista de quienes ostentan el poder en la UPR, los que ya han dejado meridianamente clara su definición de la “realidad universitaria”.

Una visión que, en nada, ha representado hasta ahora la meta de consolidar a la Universidad como una institución abierta, democrática y comprometida con el futuro competitivo del País.

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