Thursday, April 5, 2007

Febrero del 2007, Segunda Parte

Hace un par de semanas comenté sobre lo que significaba el mes de febrero del 2007. Mi vida se estaba transformando y comenzaba a observar mutaciones de comportamiento. Mencioné sobre lo ocurrido a mi padre durante el 2006 y cómo el evento me impactó. También indiqué que había sido invitado a unirme a un grupo de estudiosos de la sociología que irían a la India a realizar un estudio socio etnográfico sobre los cambios y transformación de la sociedad indú. De esto deseo escribir hoy.

Durante la tercera semana del mes de febrero del 2007 recibí una comunicación que parecía, como las diversas que me han llagado, de invitaciones a unirme a asociaciones profesionales y enviar escritos relacionados a las observaciones y estudios que realizo. Usualmente, cuando recibo este tipo de comunicaciones las rompo y no les hago caso pues me he frustrado al momento de enviarlos y nunca aparecen publicados. No obstante, en este caso me percaté que la correspondencia provenía del programa doctoral en sociología de la City University of New York. Decidí abrirla, ya que hacía como un año solicité información sobre su programa doctoral y pensé que tenía que ver con eso. Sin embargo, para mi sorpresa, la carta no estaba relacionada al programa. Mas bien era una invitacion a unirme a un grupo de profesionales en el campo de la sociología que realizarian un estudio en la India.

La comunicación venía de la directora del programa, la Dra. Cynthia F. Epstein. Ella había sido la pasada presidenta de la American Sociological Association (ASA) de Estados Unidos y de la cual soy miembro hace varios años. La carta indicaba en su primer párrafo que el ASA, junto al programa internacional People to People (PTP), estaban reuniendo a un grupo de profesionales del campo de la sociología para realizar un viaje y estudio en la India. Además mencionaba que se había evaluado mi preparación y área de peritaje en la sociología y entendían podía integrarme para contribuir al grupo.

Ya dicho párrafo me hacía sentir de una manera sensacional y privilegiada. Era un honor y un reconocimiento a un jíbaro del barrio de La Cuchilla de la Moca. Pensé en los años de sacrificio estudiando, tratando de llegar a la cúspide y se veía, por fin, la luz al final del túnel. Pero de algo estaba consciente, el honor y reconocimiento no era individual. Era de toda una familia de clase media baja que me brindó todo lo que pudo; de la UPR en Aguadilla (CORA) que me inició en las vías académicas; de unos(as) compañeros(as) del Departamento de Ciencias Sociales que también han luchado por mantener una calidad educativa e investigativa; una Facultad que siempre ha dado lo mejor de sí. Es un triunfo, como diría mi abuelo Nemesio, para toda la Universidad de Puerto Rico.

No era la primera vez en mi vida profesional que se me hacía una invitación a participar de investigaciones a nivel internacional. En el año 2002 recibí una invitación del Centro de Estudios de la Pobreza de la Universidad de Chicago para unirme a un estudio en las comunidades o guethos en dicha ciudad. En aquel momento la sorpresa era demasiado y comenzaba los trámites para iniciar estudios doctorales. Pensé que me iban aceptar de inmediato en el programa doctoral y decliné la invitación de la Universidad de Chicago. Pero no fui aceptado y perdí la oportunidad. Todo eso pasó por mi mente en cuestión de microsegundos.

No obstante, como no soy muy bueno en el inglés, traté de mantener la cordura y busqué a mi hijo Juan Arnaldo para que leyera la carta. El propósito era ver si en verdad lo que entendí era lo correcto. Me certifico que estaba en lo cierto y que, pasara lo que pasara, tenía que aceptar. Por el escepticismo que tenemos quienes estudian la ciencia, procedí a leer la carta como en cinco ocasiones. No había duda, era un tren que estaba pasando de frente y esperándome. Pero qué debía hacer, a quién acudir, de dónde saldría las cuotas a pagar y el viaje. Era mucho dinero. Qué pasaría con mis clases. Nuevamente la cordura llega y debo comenzar con mi supervisor inmediato, el Director del Departamento de Ciencias Sociales en la UPR Aguadilla, Prof. Ricardo Villalón.

Villalón había sido mi profesor cuando comencé mi carrera académica y luego formó parte del comité que me entrevistó para la posición que hoy tengo en la Universidad. Prácticamente conocía mi historia académica y profesional. Una semana después de recibir la carta le pedí una cita para dialogar en privado. Su rostro demostraba sorpresa pues no es común que pida pláticas en privado. Entonces acordamos que cuando saliera de clases a las cuatro y treinta, pasara. Me estaba esperando y pasé a dialogar en su oficina. Cerramos la puerta y le mencioné que había recibido una comunicación que consideraba importante. No le expliqué nada más; solo le entregué la carta y él la leyó. Su primera expresión verbal fue “diantre esto es grande Nelson” y su rostro de satisfacción me hizo ver que en realidad era importante. Indicó que la invitacion es un orgullo personal y del departamento. Que se sentía muy orgulloso por mí y que no podía rechazar la invitación. Le comenté que había que conseguir un dinero y de inmediato me dijo “así sea vendiendo chocolates en el departamento vamos a conseguir el dinero, pero tú tienes que aceptar esto”.

Entonces le comenté que estaba solicitando una cita con el señor Rector, Prof. José Arbona, para presentarle el documento y ver si CORA podía ayudarme con los gastos. Me dijo que fuera y que prepararía una comunicación indicando que estaba apoyando todas las gestiones. Dijo “si CORA no te ayuda, nosotros así haciendo recolectas vamos a conseguir el dinero”. Nuevamente me felicitó y su apretón de manos fue indiscutible, estaba muy orgulloso.

Es así como solicité la cita con el señor Rector, Prof. Arbona, y Mayra Hernández (secretaria del Rector) me reservó para el martes posterior. Dicho día era el destinado en calendario académico como Día de Desarrollo de Facultad. Al llegar en la mañana al área de registro me encuentro con el señor Rector y este me recordó que teníamos la cita en la tarde. Me sentí muy bien. El profesor Arbona estaba consciente de la cita y había reservado el tiempo y espacio para ello.

Al llegar la hora indicada pasé por Rectoría. Allí me recibió Mayra y me dijo que el Rector estaba un poco retrasado pero que ya mismo llegaba. Platicamos un rato y llegó el Rector.
Entramos en su oficina y le pedí si podía cerrar la puerta. El accedió. Entonces le hice un relato desde mi grado en sociología, las invitaciones a participar de estudios llegar a dicho día. Al igual que a Villalón le ofrecí a leer la carta. Su exclamación fue similar a la de Villalón, “esto es importantísimo”. El no dudó en que esta actividad era de mucha importancia para CORA y que contara con toda la ayuda del colegio. Me felicitó por este reconocimiento individual y profesional que enaltecía a toda la Facultad del CORA. De inmediato me indicó que procediera a solicitar los fondos con todos los documentos necesarios. Me planteó una condición, que al regreso del viaje hiciera una presentación a todo el colegio para conocer sobre lo vivido y estudiado. Mi respuesta obviamente fue que así se hará. En relidad sentí un apoyo honesto.

Ese día el señor Rector tenía una reunión con los(as) directores(as) de Departamentos Académicos. Villalón estaría en la misma. A eso de las cinco de la tarde me llama Villalón. Me dice que el Rector había mencionado lo del estudio en la India y que se había comprometido a ofrecer toda la ayuda necesaria para realizar el viaje. Eso confirmaba su genuino apoyo.

El día antes de la reunión en rectoría, participé con el compañero Dr. Julio Montalvo Del Valle, en una actividad en el Recinto de la UPR en Carolina. Pensé que solo iríamos Julio y yo ya que desconocía que teníamos al compañero chofer Yamil. No obstante, esperé hasta que terminó la actividad y luego del almuerzo le presenté a Julio la carta. Su reacción fue muy positiva y me felicitó de corazón. Entonces todo el camino de regreso estuvimos platicando sobre los pasos que debía hacer y Julio me ofreció toda la ayuda que necesitara. De hecho, la conversación estuvo dentro de un marco de bromas sobre las cosas que debía hacer o no en la India.

Dos días más tarde, el jueves, se había citado a una reunión de Facultad en CORA. Las reuniones de Facultad incluyen a todos los departamentos académicos y es una forma de informar y tomar decisiones. El Rector es el que preside la misma. Para mi sorpresa ese día, inmediato a iniciar los trabajos, el señor Rector informa sobre el honor que tenía esa facultad de tener entre sus miembros un profesor que había sido invitado a participar de un estudio en la India y me solicitó que pasara al frente para dar detalles. Toda la facultad me ofreció un aplauso masivo. Los rostros de la mayor parte de la audiencia demostraba el apoyo que me ofrecían. Expliqué y nuevamente el aplauso. Ya había un compromiso de toda CORA.

En dicha reunión no se hizo esperar aquellos y aquellas compañeros(as) que fueron de manera individual a felicitarme. Honestamente, me sentí parte de una comunidad académica que busca la calidad de sus compañeros(as). Ahora quedaba hacer las gestiones necesarias y podía informar a mis grupos del acontecimiento. Ya la Administración y la Facultad de CORA sabían.

Pero, y mis otras clases; mis relaciones con amistades y seres queridos. Bueno eso es tema de otro ensayo.

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