Friday, January 21, 2022

Un País al Garete

Publicado en el rotativo digital La Isla Oeste el viernes 21 de enero de 2022 disponible en su enlace original https://laislaoeste.com/un-pais-al-garete/

Cuando los seres humanos decidimos formar una estructura que fomentara el bienestar social, estaba basada en mantener el progreso con estabilidad, seguridad, servicios y ampliar las esperanzas de vida. Eso ocurrió muchos siglos previos. En la Edad Media este pensar estuvo latente y surgió la interrogante de cómo mejorar ello.

Unos pensaban que la mejor forma era cuando el Estado tiene un control fuerte sobre su población. El pensador británico Thomas Hobbes partía que el Estado tomaba las decisiones por el bienestar del país como lo hizo el gran pez cuando se tragó a Jonás. No obstante, el pensador francés Rosseau entendía que lo necesario era todo lo contrario. Por naturaleza los seres humanos erramos capaces de vivir en un estado de libertad que aportara al bienestar común. En esta discusión filosófica hubo muchas otras aportaciones que trajo el concepto del derecho natural.

Fue la filosofía económica del laizzes fair la que se integró en la discusión y trajo un impulso hacia la libertad económica que luego pasó a la política. De hecho, llegó el momento que el Estado tuvo que tomar medidas ante un libertinaje de la población desmesurado. Es así como en sociología sabemos que la función básica del gobierno es la de mantener el control social.

Estamos claro que una sociedad, institución o gobierno acéfalo de dirección es una sociedad destinada a desaparecer. Usualmente lo observamos con el constante llamado a que la responsabilidad es individual de todo lo que ocurre. En parte hay algo de razón. No obstante, la función básica del liderato de un país (en cualesquiera de los escenarios) es crear dirección para la estabilización social.      

Por los pasados años, varios colegas en este rotativo han estado alertando de las situaciones constantes y frecuentes que ocurren en la sociedad puertorriqueña. Asuntos relacionados a la criminalidad desde robos, escalamientos, asesinatos, secuestros, violaciones de tránsito entre muchas han sido parte de la discusión semana tras semana.  

Si a ello le sumamos la discusión de peritos en la materia económica ante la falta de recursos económicos, se sigue llenando la copa. Los problemas de pobreza general, pobreza infantil, bajos salarios de la fuerza laboral, pensiones de retiro exiguas, alto costo de los productos, los aumentos en los servicios esenciales es parte de ese debate constante. Hoy se observa como pasamos de una depresión a una inflación sin observar la luz al final del túnel.

La copa sigue acumulando cuando le sumamos la carencia de servicios al pueblo. Diariamente escuchamos o leemos a través de la prensa la constante queja de cómo no se atienden las necesidades ciudadanas. Desde apatía hasta la indiferencia en las agencias que tienen como responsabilidad ofrecer servicios al pueblo. Deseamos dejar claro que esta vertiente también se observa en el comercio en general. Son contados los escenarios donde el servicio que se ofrece es de altura. Es como si a las personas hubieran sacado de su pensar el concepto servicio. Lo paradójico es que siempre lo requieren para sus necesidades, pero son incapaces de proveerlo.  

Lo discutido en los pasados párrafos propician que en la mayor parte de la población exista la desesperanza. En ocasiones se llega a pensar que es lo normal y que debemos acostumbrarnos. Bueno, como ocurría cuando comenzamos a buscar el bienestar social y se decidió crear un Estado que provea dirección.  

El asunto de la renovación de los marbetes demuestra que algo está mal. Tal vez la intención es buena, pero cualquiera pensaría que lo observado corresponde a un país distinto al nuestro. Que es un asunto ajeno al otro lado del mundo. Aceptemos la realidad de que, lo que ocurre, está más cerca de lo que pensamos. En cualquier otro lugar del planeta dirían que es un país al garete.

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