Sunday, February 2, 2014

Por una UPR socialmente responsable


por Dr. Jorge Benítez Nazario, Catedrático en Trabajo Social, Universidad de Puerto Rico, publicado en el periódico El Nuevo Día, jueves 30 de enero de 2014, pág. 71.
 
La designación del nuevo presidente de la Universidad de Puerto Rico en las postrimerías del 2013 ha regenerado el entusiasmo en torno a la posibilidad de recuperar un sistema de educación superior que provea al país con la inteligencia que se requiere para superar la crisis actual. El proyecto del joven presidente está anclado en la reconstrucción de la comunidad universitaria desde la calidad en la educación y la pertinencia social de la investigación. Él nos hace recordar la visión de otros jóvenes líderes universitarios de antaño, como Jaime Benítez y Abraham Díaz González, que sirvieron de norte intelectual para el desarrollo económico y político de Puerto Rico.
El valor añadido del proyecto esbozado por el doctor Urayoán Walker Ramos está enmarcado en la consideración ineludible de la responsabilidad social de la UPR, tanto con respecto a la comunidad universitaria, como con relación a la sociedad que la rodea.
En cuanto a la comunidad universitaria interna, debemos centrarnos en reconocer que existe un contrato con todos los estudiantes que son admitidos, para brindarles la oferta académica y las experiencias investigativas que requiere una educación de calidad en cualquier disciplina. La restricción de las mismas, además de desincentivar a nuestra juventud para estudiar en la UPR, tiene el efecto cascada de eliminar plazas, lo que, a su vez, ha socavado la productividad de un claustro sobrecargado y debilita un sistema de retiro otrora saludable.
Por otro lado, la recuperación de los 15,000 estudiantes que hemos perdido en los últimos años, deberá contribuir significativamente con la salud fiscal de la institución. Ello, por no hablar de aprovechar nuestra planta física para desarrollar una verdadera universidad nocturna.
Existe una comunidad universitaria externa, compuesta por ex alumnos en todas las áreas del saber y por puertorriqueños en posiciones clave en el mundo de la educación superior estadounidense, ávidos de aportar con sus ideas y ser parte de la reconstitución universitaria. Éstos deben ser incorporados a manera de un “think tank”, como asesores de la gestión universitaria. La responsabilidad social de la UPR consiste en permitirles aportar.
En cuanto a las comunidades que rodean nuestros recintos, tiene que existir una relación de impacto desde la UPR. No puede ser que el casco de Mayagüez continúe en franco deterioro, siendo vecino de la facultad de Ingeniería más prestigiosa del Caribe. No puede ser que Santa Rita y Capetillo carezcan de facilidades recreativas mientras las canchas y pistas del Recinto de Río Piedras se deterioran por desuso y el comercio del pueblo se desploma, pese a ser vecinos de una facultad de Administración de Empresas con programas graduados de excelencia. No puede ser que Arecibo se vaya a la quiebra teniendo un recinto con un programa graduado de calidad en Gerencia.
¿Por qué el Recinto de Ciencias Médicas no asume un rol fundamental en la reforma de salud o por qué los departamentos de Economía de Río Piedras y Mayagüez no son protagonistas en la atención gubernamental de la crisis económica y fiscal de Puerto Rico? ¿Por qué los programas de Trabajo Social y Consejería en Humacao y Río Piedras no inciden sobre la crisis social puertorriqueña? ¿Por qué el Recinto de Carolina no lidera el desarrollo turístico del país? ¿Por qué Utuado y Aguadilla no generan un plan para atender la tan maltrecha agricultura y pesca boricua? ¿Por qué no son el Recinto de Cayey y la Facultad de Humanidades de Río Piedras las que recompongan el fomento de la cultura en la Isla? ¿Por qué no es la UPR la que asuma la responsabilidad de proponer un plan inteligente y sin politiquerías de energía alternativa para el país? Siendo socialmente responsable, la UPR se hace pertinente a sí misma y al país.

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