Ante la incertidumbre fiscal que atraviesa la
Universidad de Puerto Rico, la misma que permea en todo el País, la
administración universitaria debe mantener un nivel prudente de gastos que no
afecte el funcionamiento de sus 11 centros docentes, mientras el Departamento
de Hacienda se esfuerza por entregar a la UPR los fondos que le corresponden
mediante fórmula presupuestaria.
Lo sabio es también que, en estos momentos de
expectativa en todo Puerto Rico, las instituciones como la UPR cuenten con el
apoyo de sus componentes, manteniendo el clima de diálogo sereno que la
búsqueda racional de soluciones manda.
Los retos financieros que enfrenta la Universidad
pública requerirán de la elaboración de un consenso amplio en la comunidad
universitaria.
La Universidad del Estado tiene el deber de elaborar
un plan estratégico que ponga al día su misión con el futuro de Puerto Rico,
dentro de los parámetros financieros de prioridades que estos tiempos de
estrechez requieren. Ese plan sustituirá al ambicioso, pero poco efectivo,
“Diez para la década” que recién concluye.
En el diseño de ese plan, la UPR debe examinar a fondo
sus ofrecimientos académicos a la luz de las circunstancias cambiantes del
País: una emigración creciente, una reducida población estudiantil, y un nivel
de desempleo que obliga a mirar a una educación en profesiones no
tradicionales.
El tema presupuestario que afecta al gobierno en
general no ha eximido a la Universidad que, a pesar de gozar de autonomía,
depende principalmente de una fórmula que en los dos últimos años fiscales ha
sido congelada, con el ingrediente adicional de una orden ejecutiva que dispone
la creación de reservas en todas las agencias.
Las dificultades económicas de la UPR, agravadas por
la lentitud de Hacienda en el envío de las remesas presupuestarias,
regularizado mediante un acuerdo logrado en diciembre, cargan la agenda de la
administración universitaria, que ha acelerado el paso en la búsqueda de
ingresos alternos.
Es acertada la estrategia universitaria de dirigirse
hacia el emprendimiento, representado por proyectos como el del “posterriqueño”
–una alternativa original y costo-efectiva a las tradicionales luminarias que
se utilizan en el alumbrado público.
El emprendimiento brinda mejores
expectativas de conseguir esos ingresos adicionales para la institución, que
también ha gestado la creación de una empresa denominada Protein Dynamic
Solutions, que comercializa tecnología biomédica de la profesora Belinda
Pastrana.
Es acertado que la UPR haya disminuido a cinco años,
un período más realista, su planificación estratégica, y que revise el número y
la función de sus 11 recintos.
Confiamos que Hacienda siga cumpliendo con las remesas
semanales de $18.5 millones a la UPR. Ésta ha podido cumplir con el pago de
nómina, que representa el 80% de su presupuesto, a pesar de los atrasos de
Hacienda, pero se ha afectado el pago a los suplidores por períodos de 60 a 90
días.
Ya que las actividades curriculares no se han
impactado por razones presupuestarias, se dificulta justificar los paros
estudiantiles en protesta por la demora en las remesas del gobierno central.
Es necesario que, tanto los administradores como el
profesorado y los líderes estudiantiles, sean proactivos en la búsqueda de
soluciones, y cooperadores en esta urgencia de construir un consenso amplio
dirigido a salvaguardar la institución. Ese consenso y la colaboración decidida
de todos los integrantes de la comunidad universitaria son indispensables para
garantizar una Universidad estratégicamente preparada para los grandes retos de
los próximos años.
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