Publicado en la Revista Phrónesis,
Vol 4 agosto mayo 2022 2023, p.7., del Departamento de Humanidades de la UPR
Aguadilla
Sinopsis
El movimiento
obrero ha sido estudiado cabalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX.
La historiografía se ha concentrado en los intelectuales que predominaron el
pensamiento marxista del siglo XIX. No obstante, se ha obviado las
contribuciones realizadas por figura importantes que trascienden por su legado
teórico. Partiendo de esta perspectiva, se analizará la aportación de Rosa
Luxemburgo, donde sus trabajos son considerados como una de las grandes
aportaciones prácticas y teóricas del siglo XX.
Palabras claves: Movimiento
obrero, historiografía, Revolución Industrial, Proletariat, uniones obreras.
El desarrollo del movimiento obrero a nivel
internacional ha estado dentro de escritos y manifestaciones desarrolladas como
consecuencia de la Revolución Industrial (Hobsbawm 2009). La mayor parte de la
historiografía se remonta a los escritos de Federico Engels y Carlos Marx sobre
las condiciones del pueblo trabajador durante el siglo XIX. No obstante, cuando
uno se percata de cuáles son las variantes de este discurso obrero desarrollado
en dicho siglo, nota que a finales del XIX y en el XX hubo otras personas que
contribuyeron aclarar muchas de las posiciones y a rectificar algunos planteamientos.
Dos figuras provienen del mismo país y contribuyeron al desarrollo de un
movimiento obrero que se respetara a sí y lograra aportes colectivos (Rodríguez
1993).
La historiografía polaca relacionada al movimiento
obrero es variada. No obstante, poco conocemos. Toma significado la presencia
de una contribuyente al desarrollo teórico y práctico de las luchas obreras
como lo fue Rosa Luxemburgo. A ella se le considera una de las teóricas del
siglo XX dentro del campo de las relaciones obrero-patronales. Conocemos que
desde muy joven fue activista del movimiento socialista y se integró al partido
revolucionario llamado Proletariat, fundado en 1882.
Proletariat estuvo muy
adelantado con respecto al movimiento revolucionario en Rusia porque organizaba
y dirigía trabajadores en huelga antes que se desarrollara un movimiento allá.
No obstante, en el 1886 este partido se fue desvaneciendo ante la ejecución,
encarcelamiento o destierro de su liderato. Sobrevivió gracias a pequeños
círculos y entre los que estaba Rosa Luxemburgo. Siendo estudiante
universitaria, Rosa se convirtió en la líder máxima del partido Proletariat.
Para el 1894 el partido cambió de nombre por el de Partido Social Demócrata del
Reino de Polonia y Luxemburgo su líder.
La popularidad de Luxemburgo llegó a tal grado que sus
escritos y discursos fueron reconocidos en toda Europa. De hecho, tuvo
adversarios que lanzaron improperios e injurias hacia ella. No obstante, su
trabajo intelectual crecía pasos agigantados. Después de comenzar a escribir
frecuentemente en los diarios, llegó a ser uno de los principales colaboradores
del periódico teórico marxista más importante de la época, Die Neue Zeit.
Es poco conocido que, a principios del siglo XX,
Luxemburgo entró en controversias con Vladimir Lenin en Rusia. Específicamente
la disputa se concentraba en lo relacionado a la cuestión nacional, la
concepción del partido político y las masas sociales. Hacemos notar que para ese
momento la salud de Luxemburgo estaba en baja. No obstante, a finales del 1905
regresó a Polonia y, a pesar de las restricciones del gobierno, la fortaleza
del pueblo estaba centrada en los talleres de los obreros: las fábricas. A
pesar de todos los intentos del gobierno de prohibir las apariciones obreras,
el pueblo trabajador se mantuvo en la opinión pública a través del diario
clandestino publicado por Luxemburgo.
El momento más neurálgico de las relaciones entre
Luxemburgo y los trabajadores y el gobierno polaco con apoyo ruso, se observó
en el 1910, cuando se produjo una ruptura total entre ambos por el asunto de la
vía de los trabajadores hacia el poder. Esta expresión llevaba a que los
trabajadores y Rosa entendían que los obreros tenían que ir en busca del poder
político y el estado. Desde ese momento la líder pasó a ser la principal
inspiradora del movimiento obrero.
Entre sus publicaciones de mayor renombre se encuentra en el 1913, La
acumulación de capital y en el 1914 Militarismo, guerra y clase obrera.
La primera es considerada una de las mayores aportaciones a las teorías económicas
de corte marxista desde Carlos Marx.
La aportación de Rosa Luxemburgo al desarrollo de una
conciencia de clase obrera tuvo frutos en todo el planeta. Ya en periodos
posteriores los avances de los trabajadores polacos estuvieron dentro del ambiente
de la Primera y Segunda Guerra Mundial. De hecho, lo rígido del modelo ruso, y
más adelante soviético, sobre las particularidades nacionales nutría un
descontento social, acrecentado a partir de 1956 en adelante.
En el 1976 surgió el Comité de Defensa de los Trabajadores
(KOR), para prestar apoyo y asistencia jurídica a quienes eran perseguidos por
el Estado por participar en manifestaciones laborales. El KOR fue el inicio de
la reorganización de la clase obrera polaca y, más adelante, se reformó en el
Sindicato Libre de la Costa en Gdansk (antecedente directo del Sindicato
Autogestionario Independiente: Solidarnosc). Esta organización prácticamente
agrupó a toda la oposición al gobierno polaco.
Solidaridad
El Sindicato Autogestionario Independiente o Solidaridad desarrollado en
Polonia, fue un movimiento de trabajadores inicialmente clandestino y luego
público. Su base estaba muy influenciada por los movimientos sociales y
católicos. Es por ello por lo que podemos decir que el movimiento fue uno social
que luchó por las libertades y contra el régimen comunista.
A finales de la década de los años 70, Polonia estuvo
atravesando por eventos a nivel internacional. En el 1978 el Cardenal de
Cracovia, Farol Wojtyla, fue electo Papa. De ahí en adelante pasó a ser Juan
Pablo II y reconocido como el Papa que surge de un país de gobierno comunista.
Este evento es uno muy significativo pues a pesar de la opresión del gobierno
comunista a las manifestaciones de tipo religiosas, en Roma los cardenales del planeta
habían elegido a uno proveniente de Polonia. Esta noticia fue notablemente
atendida por la prensa internacional y polaca.
Para el 1979 Juan Pablo II realiza su primera visita a
su país de origen en un viaje de peregrinación. Fueron millones de personas en Polonia
que participaron de los encuentros y reforzaron su conciencia ciudadana
percatándose del surgir de una nueva fuerza social. La presencia de un Papa en
territorio comunista motivaba a los católicos a luchar y alcanzar cosas que
antes no veían. Interesante hay que mencionar que muchos católicos eran parte
de agrupaciones obreras.
En mayo del 1980 en la ciudad polaca de Kielce una
manifestación de cuatrocientas personas llegó al centro de la misma. Uno de los
grupos más nutridos que se unió a la manifestación lo fue el de trabajadores de
las minas y de la fábrica de gomas de la ciudad. Específicamente la
manifestación iba dirigida a rechazar un movimiento del gobierno de privatizar
la fábrica. Esta manifestación provocó que el gobierno desistiera de ello. Ante
los ojos de los trabajadores era una victoria. Así se pudo observar el liderato
de un obrero, que ya se le reconocía su labor obrera, Lech Walesa.
Para el 1978 Walesa era reconocido pues organizó uniones
obreras no comunistas y formaba parte de acciones en los astilleros polacos. En
varias ocasiones fue encarcelado y había estado siendo vigilado por el aparato
de seguridad del gobierno comunista polaco. La biografía que se presenta cuando
se le otorga el Premio Nobel de la Paz indica que en agosto de 1980 lideró una
huelga del astillero de Gdansk que ayudó al desarrollo de una ola de huelgas en
la mayor parte del país.
Es reconocido que las primeras demandas de Walesa
fueron dirigidas a fortalecer los derechos de los trabajadores de los
astilleros. De hecho, las autoridades polacas se vieron forzados a acepar los
reclamos de los trabajadores y a negociar el Acuerdo de Gdansk del 31 de agosto
del 1980. Este evento es de gran significado para toda la clase obrera polaca
pues se le otorgó el derecho a decretar y llevar a cabo huelgas. Puede
observarse que se abrió una puerta que en el pasado no tenían los trabajadores.
Las huelgas previamente habían sido decretadas como ilegales por parte del
gobierno comunista.
Su paso por la historia polaca le ha llevado a ser
unas de las figuras de la historia internacional. Fue reconocido con el Premio
Nobel de la Paz en el año 1983. Al instaurarse un régimen democrático, fue
nominado al puesto de presidente y fue electo en el año 1985.
Puede observarse que estas aportaciones polacas en las
figuras de Luxemburgo y Walesa permitieron que la lucha de trabajadores estuviera
más allá de las tradicionales. Sus trabajos fueron dirigidos a crear organismos
e instituciones laborales dentro de países que valoraban esas luchas, pero que
perseguían a quienes estuvieran fuera de las corrientes gubernamentales. Muchos
consideran que es la razón para que grupos sociales le brinden poco crédito a sus
aportaciones.
Lista de Referencias
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Luxemburgo: la persona y la revolucionaria”, Nuestra Bandera: Revista de
Debate Político, Núm 242, págs. 165-175.
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Fuente, Mercedes. Papel de “Solidaridad” en el proceso de transición democrática
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Hobsbawm, Eric. En
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