Publicado en la Revista
Icono, número18, noviembre 2012, Biblioteca Enrique A. Laguerre.
Como estudioso de
la historia social puertorriqueña he realizado varios análisis sobre las
décadas del treinta y el cuarenta. Un ejemplo de ello es este, para el que tomé
como base el ensayo periodístico de Enrique A. Laguerre y lo analicé
historiográficamente. La herramienta de análisis de contenido penetra en el
documento de estudio como el conocer quién es la persona que escribe, su ideología,
el contexto histórico en que escribe, conocer sus obras, en fin todo lo que
envuelva el autor o autora en cuestión.
El estudio revisó trabajos realizados por la Dra. Carmen Cazurro, el
Dr. Roberto Fernández, la Dra. Estelle Irrizary, entre algunos. A modo de
ejemplo la Dra. Cazurro ha escrito varios artículos que resaltan la obra literaria
laguerreana. El Dr. Fernández a su vez, analiza el contexto social y cultural
en dichos escritos. Las comunicaciones con la Dra. Irrizary inspiran ir al
ambiente de origen del literato. Estos trabajos tuvieron el objetivo de guiar a
conocer la extensa obra literata que formaría parte de fuentes secundarias.
Restaba profundizar en fuentes primarias.
Es conocido que una
de las manifestaciones utilizadas por los individuos para presentar lo que
ocurre en la cotidianidad de la vida es a través de los géneros literarios.
Los géneros literarios son variados y cada uno de ellos provee para satisfacer
objetivos precisos. Los ensayos, como género literario, tienen una función. Utilizando
las expresiones del Dr. Roberto Fernández
quien comenta sobre la importancia
del género del ensayo en plasmar lo que ocurre en las sociedades en su trabajo Identidad nacional y sociedad en la
ensayística cubana y puertorriqueña 1920-1940, llevó a abrir espacio de las
ideas. A modo de ejemplo, el Dr. Fernández trae lo que entiende fue presentado
por ensayistas cubanos y puertorriqueños a inicios del siglo XX en sus
escritos. Indica que uno de los propósitos perseguidos era presentar la realidad
percibida de eventos que ocurrieron en su cotidianidad.
Así que, tomando
esta primera observación sucinta del objetivo de los géneros literarios, se encuentra
plantear cuán presente está la realidad social y el registro de datos
históricos en los mismos. Esta relación, según expertos internacionales (como
Edward Said en sus trabajos Orientalism y Culture and Imperialism) y nacionales (como
Silvia Álvarez Curbelo en Un país del
porvenir: el afán de la modernidad en Puerto Rico (siglo XIX)), la relación
es una directa y se ha ido corroborando a través del tiempo.
En el caso particular de Said comenta al uso de la novela como base
en el estudio de la historia. Indica que muchos géneros literarios fueron
escritos dentro de un marco histórico donde se plasmaban eventos del momento. Dice
que este trabajo estaba cargado de mucha responsabilidad pública por quien
escribía el género y su relato. Esto es evidenciado cuando se utilizan otros
recursos comparativos de lo presentado en el relato que mantiene una ética y
objetividad del escrito. De hecho, el autor indica y cito … pero la novela, como un artefacto cultural de la sociedad burguesa, y
el imperialismo no se pueden pensar uno separado del otro.
Este elemento hace reflexionar cuánta capacidad podrían tener los
géneros literarios para brindarnos relatos históricos-sociales para toda una
población y no solo para grupos particulares. Se subraya que representa una
reacción de aquellos que escribieron fuera de las estructuras establecidas como
serían las monarquías o privilegiados. Por lo tanto, la premisa lleva a la
presencia de la realidad social en los géneros literarios. Said dijo que los territorios colonizados son
posibilidades reales y siempre han sido asociados con las novelas realistas.
Si los géneros escritos son evidencia de relatos, lo directo inverso
sería que existan escritores que presenten trabajos contrarios a los
presentados por quienes respaldan las posiciones gubernamentales. Por lo tanto,
romper con esta forma de pensar brinda la oportunidad de conocer aspectos de la
cotidianidad social, históricos, económicos y políticos que se desarrollaron a
través de la microhistoria social de cada pueblo.
Silvia Álvarez Curbelo es un ejemplo de no estar exentos de estudios que
presentan los géneros literarios como exponentes de la realidad cotidiana y
social. La autora se integra a otros en mostrar trabajos que están relacionados
directamente con la historia puertorriqueña. En Puerto Rico uno de esos
escritores es Enrique Arturo Laguerre Vélez. Desde su primera novela publicada,
La Llamarada hasta los ensayos
periodísticos, estuvo Don Enrique presentando la realidad social puertorriqueña.
Esta realidad social ha sido
analizada a través, principalmente, de los géneros de la novela y el cuento laguerreano.
Muy evidente es el trabajo de la Dra. Olga Casanova Sánchez titulado La crítica social en la obra novelística de
Enrique A. Laguerre. Casanova Sánchez expone que la
literatura laguerreana es de carácter social y cito toda literatura de fondo social mira fijamente a la realidad
circundante para denunciar los males e injusticias en la sociedad.
Es interesante mencionar que Casanova Sánchez plantea que muchos de
los literatos de inicios de siglo XX en Puerto Rico, como sus pares en
Latinoamérica, mantuvieron un vínculo directo con los eventos que ocurrieron en
el país. No solo es el aspecto de observar los eventos, como se traduce en la
técnica de investigación sociológica de la observación directa, es sentir y
percibir lo que ocurre en un momento determinado que concientiza el intelectual
de la época y le obliga a dar testimonio
de las injusticias políticas y sociales que el pueblo sufre.
De hecho, la autora comenta que el
puertorriqueño… se encuentra ahora en un estado de transición, con la consiguiente
situación paradójica y angustiosa, que es lo que más ha inquietado a los
intelectuales conscientes de la realidad.
Tal vez la crítica principal a estos trabajos previos es que no
focalizaron atención al ensayo
periodístico laguerreano. De hecho, la propia Casanova Sánchez comenta que el
trabajo periodístico fue uno extraordinario. No obstante, limita su análisis a
sólo dos páginas y a mencionar lo escrito en la década del 1950 en adelante. Lo
mismo ocurre con otras y otros exponentes que han limitado el análisis del trabajo
periodístico. Es más, sólo algunos y algunas han penetrado en los ensayos
escritos después del 1950. Y la pregunta en el tintero es: ¿no es igual de
importante conocer lo escrito en la prensa nacional? ¿Acaso no fue el propio
Laguerre el que indicó en su Autobiografía
su extenso trabajo periodístico? Un dato es que sólo varias revistas han
hecho alusión a su trabajo en Hojas
libres. Otros artículos mencionan lo escrito en el periódico El Mundo, pero no los han analizado. No
obstante, cuando se profundiza en el trabajo de la Dra. María del Carmen
Monserrat-Gámiz titulado Bibliografía Enrique A. Laguerre: homenaje al
novelista y humanista, nos presenta la extensa cantidad de ensayos
periodísticos de Laguerre.
Ahora bien, a pesar de conocerse la aportación de Enrique A.
Laguerre en la prensa escrita puertorriqueña en las décadas del 30 y 40, no se
había realizado un análisis historiográfico de estos. Si bien es cierto que la
aportación literaria de Laguerre en la novela y cuento se considera importante,
no es menos el hacer hincapié en el trabajo realizado a inicio de su carrera
periodística. Se sabe que esta tarea de escribir artículos y columnas en los
periódicos continuó hasta su muerte en el año 2005, específicamente con una columna
en el periódico El Vocero.
La importancia de analizar el periodo, entre el 30 y 40 junto al género del
ensayo periodístico, se basó porque se desarrolla en una etapa de despertar
cultural para el pueblo puertorriqueño, Laguerre formaba parte de dicho pueblo
y porque este análisis ha estado al margen en estudios pasados.
Es meritorio
aclarar que el periódico como medio de expresión posee tres significados relevantes.
El primero es, como objeto de creación de conocimientos, brindando información,
análisis de noticias y reflexiones por parte de las diferentes partes del
mismo. Como segundo significado es que el periódico, como mecanismo de
expresión pública, es uno de las formas y derechos que posee el pueblo y para
ello utiliza lo gráfico, el humor y otros. Por último, sirve como material
educativo para trabajos de investigación, lectura, fichas y archivo. Por ello,
en nuestro trabajo se analiza los artículos de individuos, mejor conocidos como
las columnas.
En el periodo del 1930 hasta el 1948, Don Enrique publicó unos 29
ensayos entre los años 1930 y 1948 en el periódico El Mundo. La mayor parte de sus columnas fueron publicadas los
domingos. Es conocido, gracias a investigaciones relacionadas a la prensa
escrita, que ese día es el más propenso para las personas leer con más
detenimiento y reflexión. Interesante mencionar que el 58 por ciento de los
artículos giraban en temas de sociología, educación y economía. Muy pocos eran los
artículos sobre literatura y cultura. Al comparar los temas de literatura vis a vis con los de sociología, el
grueso de los artículos en este periodo era de temas sociales.
Dentro del análisis de estudio se observa que hay una diferencia
significativa en la temática entre sus primeros ensayos en el periodo de 1932
al 1939 y los escritos entre el 1941 al 1948 en el periódico El Mundo. Este aspecto traje el supuesto
que Don Enrique fue moviendo su interés y ocupación hacia temas de índole
social compatibles con la sociología contemporánea. Una posible explicación es
que ya en su madurez como ciudadano, y en un mundo en plena Segunda Guerra
Mundial, le prestara más atención al bienestar social puertorriqueño. Entre
1941 y 1948 de los 7 ensayos periodísticos, 86 por ciento era de contenido
social y sólo 1 era de contenido cultural. Al compararles con los escritos
entre 1932 y 1939 donde, 6 de los 8 escritos o el 75 por ciento, era de
contenido literario.
Otro elemento importante del estudio fue la frecuencia en la cual se
escribieron estos ensayos. El análisis estadístico resalta que el año de mayor
producción y frecuencia fue el 1939. Ese año el periódico El Mundo publica 5 ensayos laguerreanos en los meses febrero, mayo,
agosto y diciembre. Tal vez se pueda preguntar cuál es la razón de analizar
este aspecto. Recordemos que este estudio comenzó con un análisis de contenido
para un ensayo historiográfico que tiene que tomar en consideración muchos
factores. De hecho, los otros años de mayor frecuencia, en publicación en el
periódico El Mundo, se limita a sólo
2 por año. La diferencia es significativa entre los demás años y el 1939. No se
puede olvidar la variable Segunda Guerra Mundial.
Ya establecidos los planteamientos iniciales se presentan ensayos
periodísticos donde Laguerre expone como un ciudadano preocupado por la
situación social puertorriqueña y no necesariamente como el literato. Un
ejemplo de ello es el escrito donde presenta sus razones para mantenerse firme
en contra de las personas que desean acabar o limitar las luchas del magisterio
puertorriqueño (como es el caso del escrito publicado el 28 de enero de 1937
titulado “Sucedió en Coamo”). Otro ejemplo presente es la situación social de
la niñez puertorriqueña y el analfabetismo (publicado el 29 de marzo de 1936
titulado “Juan B. Huyke y los niños”).
En “Sucedió en
Coamo” se presenta la realidad del ciudadano pobre que busca salir de su
situación, va a la universidad a obtener un grado y se convierte en maestro. En
este artículo Laguerre expone sobre las situaciones que experimenta el grupo
magisterial puertorriqueño para superar vicisitudes y problemas sociales. En
una parte del escrito Laguerre indica que el
magisterio ha hecho sacrificios incontables en los últimos cuatro o cinco años
para asistir a los cursos universitarios.
El autor no partió de una ficción. Él era parte de esa realidad. Como
indica en su Autobiografía tuvo una
inmensa cantidad de obstáculos (geográficos, familiares, sociales, incluso
académicos) para llegar a ser, lo que quería ser: maestro. Una de sus anécdotas
es con relación a cómo fue que terminó la escuela primaria y secundaria
viajando hasta Aguadilla que quedaba distante de su hogar, había que pasar por
caminos hasta llegar a la carretera principal (hoy día la número 2). Otra
anécdota fue referente a sus estudios doctorales en la Universidad de Columbia
que se requería que las disertaciones fueran escritas en inglés y Laguerre se
negó a ello. Ya tenía todos los cursos aprobados y sólo le restaba la
disertación.
En el artículo titulado “Juan
B. Huyke y los niños”
Laguerre hace referencia a la figura de Juan
B. Huyke para dejarnos saber la calidad humana de este individuo que
buscaba ayudar a la niñez puertorriqueña. No obstante, Laguerre no olvida la
situación académica del pueblo en general, pero en especial la niñez. En el ensayo
expone Laguerre el problema del analfabetismo existía en Puerto Rico. Nos dijo
que, y cito, Aparte del interés que tiene
naturalmente el Departamento de Instrucción y alguna que otra institución o
persona aislada es cierto que la niñez está bastante dividida en Puerto Rico.
Tratar de remediar el analfabetismo es una labor digna de encomio. Presentarnos
ante el mundo como un pueblo con un bajo por ciento de analfabetismo es una
labor patriótica.
Esta muestra es
evidente que en un sólo ensayo, Don Enrique expuso dos eventos que pueden
brindar luz de cuán cerca estaba de la realidad social. De hecho, estos datos pueden
ser comparados y corroborados con otros documentos y escritos como el del Dr. José Colombán Rosario, del mismo año que
el artículo de Laguerre 1936, titulado La escuela rural. Colombán
presentó la situación de las escuelas rurales en Puerto Rico. Al comparar los
documentos se presenta el problema del analfabetismo en la niñez puertorriqueña
como uno de los más apremiantes para combatir. También pueden ser corroborados
a través de los datos censales del 1940, que confirman lo expuesto por
Laguerre.
Documentos oficiales del Estado y fuentes similares a los de Colombán
Rosario, ofrecen datos que ayudan a conocer que Don Enrique plasmó la realidad
social puertorriqueña en sus ensayos periodísticos. De hecho, el propio
Laguerre indicaba que escribía sus ensayos periodísticos como testigo de lo que
ocurría en Puerto Rico.
Esto permite que se pueda decir con certeza que los ensayos fueron
el vehículo utilizado por Enrique Arturo Laguerre Vélez para describir las
condiciones educativas, sociales, políticas y económicas de la sociedad
puertorriqueña en las décadas del 30 y 40. Criticó a una élite que no apoyaba
el desarrollo del pueblo en mejorar las condiciones académicas generalizadas. A
su vez, propició el mantener las condiciones políticas coloniales a través del
poder político. Unas compañías dueñas de
los medios de producción, fincas y de la forma de ser de los pequeños
agricultores y colonos. Un poder social observado por los grandes
terratenientes y dueños de fincas que no aportaban al desarrollo social del
pueblo. Ello evidencia la importancia y pertinencia práctica de analizar los
planteamientos laguerreanos en sus ensayos.
Los planteamientos de Laguerre sintetizan una parte de la
cotidianidad del Puerto Rico de inicios del siglo XX y un poco lleva a observar
la continuidad en el presente de muchos de los problemas señalados. Un ejemplo
de ello es lo que tiene que ver con las condiciones de las escuelas en Puerto
Rico. Laguerre describió el pobre mantenimiento de los planteles de la escuela
rural. Hoy día se observa que los planteles están decadentes faltos de
condiciones aceptables para mejorar los grados académicos en las escuelas
rurales y urbanas. Como segundo ejemplo, Laguerre presentó la necesidad de
eliminar el analfabetismo de lectura y escritura en las escuelas. Hoy día ese y
el analfabetismo tecnológico y cultural está presente en sistema público de
enseñanza. Países mejor industrializados han fortalecido sus escuelas públicas
con materias que aportan al desarrollo de destrezas tecnológicas y culturales
en todas las materias. Este elemento ha aportado a disminuir la deserción
escolar en sus respectivos países. No obstante, en Puerto Rico del siglo XXI se
observa este analfabetismo como uno de los problemas mayores que enfrentan los
planteles.
Estos ensayos fueron presentados dentro del marco de conocimiento
que enfrentó el poder político, social, académico y económico de la época.
Resultó en ofrecer el apoderamiento del pueblo a través de Laguerre. La voz de
un pueblo en su momento fue escuchada a través de un medio que no
necesariamente tenía acceso al mismo: el periódico. Laguerre usó muy bien el
vehículo de su reconocimiento como literato, para apoderar al pueblo del poder
oficial económico y político y sus cuestionamientos en las décadas del 30 y 40.
Utilizar sus géneros literarios para presentar las realidades del pueblo y
sociedad de su momento, ha sido atendido por otros teóricos. Las fuentes como
poemas, novelas, obras teatrales y otros, aportan al desarrollo de relatos en
cada uno de esos pueblos. Hay que recordar que los ensayos periodísticos son un
género literario.
Claro está que no es escribir por escribir, como decía el propio
Laguerre. Aquí llegan los postulados de Hans y Lipmman (en sus respectivas
teorías de recepción y consenso) en la importancia del desarrollo, producción y
recepción de las ideas de presentadas a través de los medios como parte del
proceso de dar a conocer eventos, situaciones y la cotidianidad de los
periodos. Por ello, la búsqueda de datos a través de la etnografía, entrevistas
y otros medios directos, aportan al desarrollo, presentación y recepción de lo
que ocurre. El lector acepta lo escrito porque es parte de la realidad.
Laguerre con sus ensayos periodísticos, dio a conocer las décadas
del 30 y 40 con voz crítica y presencial. No se debe limitar el análisis de los
ensayos periodísticos laguerreanos a su estructura e instrumento literario
porque resultaría en un ejercicio vago. En cambio, el análisis de contenido y comparación
con otros trabajos aporta al conocimiento de un espacio y época determinada. No
fueron unos meros 29 ensayos presentados; en cada ensayo había que indagar y
profundizar en cinco o seis documentos primarios que corroboraran lo
presentado. Esto brinda calidad al trabajo, que pasa a ser la aportación
principal del mismo. Este análisis deja puertas abiertas para estudiar con mayor
profundidad y conocer un poco más sobre un periodista llamado Enrique A.
Laguerre.
Referencias:
Casanova Sánchez, Olga. La crítica social en la obra novelística de
Enrique A. Laguerre.
Editorial
Cultural, San Juan, 1975.
Fernández Valledor, Roberto. Identidad nacional y sociedad en la
ensayística cubana y
puertorriqueña 1920-1940. San Juan: Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el
Caribe,
1993.
Irizarry, Estelle. Estudios sobre Enrique A. Laguerre. San Juan, Editorial Instituto
de Cultura
Puertorriqueña,
2005.
Monserrate-Gámiz
en Bibliografía Enrique A. Laguerre:
homenaje al novelista y humanista. San
Juan, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y
del Caribe, 2002.
Laguerre,
Enrique A. "Sucedió en Coamo," El Mundo, 1937, p. 4.
________. “Juan B Huyke y los niños”, El Mundo, 1936, p. 2.
Said, Edward. Culture
and Imperialism. Nueva York: Vintage, 1994.
________. Orientalism. Nueva York: Vintage, 1978.
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Imperialism, 1994.