Publicado en Diálogo el martes 4 de diciembre de 2018 y disponible en su versión
digital original en https://dialogoupr.com/apatia-causa-o-consecuencia/
La apatía suele definirse como
desgano, indiferencia, desinterés y hasta la falta de fuerza que decidimos los
humanos con respecto a algún asunto particular.
Aunque existan estímulos, las
personas tienden a no sentirse atraídos por estos, según la psicología. Por
otro lado, de acuerdo con la sociología, también hay factores sociales que
provocan la indiferencia.
En los pasados meses en Puerto Rico
hemos observado un profundo desinterés por muchas cosas. Veamos ejemplos desde
diferentes esferas sociales.
En el campo político administrativo
las personas se sienten con una falta de fuerza ante los embates que causa el
liderato político que, por más que las personas se muevan para realizar algo,
las agencias gubernamentales se lo impiden.
El pueblo en general creyó en un
liderato que prometió realizar acciones asertivas para atender la crisis social
que vive la Isla, pero finalmente quedó decepcionado ante la dejadez de ese
mismo liderato. Estos últimos mantienen la desidia, achacándole los problemas
existentes a organismos externos como la Junta de Control Fiscal.
La inacción también es observable en
las empresas y, en particular, con los que tienen contacto directo con el
cliente. Un ejemplo de ello son las compañías de móviles.
Cuando una persona llega a la sucursal
le preguntan “en qué podemos servirle”. Si la contestación es que acude allí
por algún desperfecto o situación con el equipo, hay que sentarse a esperar.
Por el contrario, cuando se contesta que es para una nueva línea o contrato, el
afán conduce a quién de los asociados le toca ese “cliente”.
En el marco de las parejas es muy
probable que se demuestre con la expresión “me cansé”. Una parte realiza un
sinnúmero de cosas para mantener y agradar a la pareja y la otra sin tomar nota
de ello. Entonces, llega el desgano y la desmotivación. La primera parte
percibe u observa la poca importancia brindada por la segunda quien, al tiempo,
reclama lo que no supo valorar.
El marasmo también es observable en
el liderato en general: personas esperando que, quienes le depositaron la
confianza para ocupar el puesto, hagan las cosas. Le llaman una nueva
filosofía.
No obstante, cuando se realizan las
cosas y se les pide acción, dejan dormir las ejecutorias para responder con
silencio al cargo. Esta acción paraliza cualquier participación y provoca el
estancamiento.
Luego de este acercamiento al
concepto, proponemos que ser apático en Puerto Rico es la consecuencia de los
eventos, no la causa. Por ello los sectores se aíslan. La pregunta es, para qué
estar gastando energías sin reciprocidad. De qué vale mantenerse en algo que no
te representa.
Mientras políticos, parejas, el
servicio o las asociaciones desmotiven, aburran, creen desinterés, sean
estáticos, paralicen, tedien o impongan abulia; las cosas permanecerán como están.
Entonces, ¿para qué estar?